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Canciones de Combate

lunes, 5 de julio de 2010

Crecen las Sospechas en Líbano hacia el Papel de la UNIFIL

Cortesia Al-ManarTV
Las maniobras militares de la UNIFIL (acrónimo en inglés UNIFIL, United Nations Interim Force in Lebanon) en el sur de Líbano han suscitado la cólera de los residentes locales, que las consideran “sospechosas”. De las declaraciones oficiales y de los ciudadanos se desprende que los libaneses consideran difícil de creer la versión de un “malentendido” que han difundido los portavoces de la fuerza de Naciones Unidas.

Un signo de la crispación libanesa es la reacción en persona del presidente de la República, Michel Suleiman, que ha tomado en sus manos la defensa de los habitantes del Sur de Líbano. “Ellos no tienen la costumbre de ver unas maniobras militares en las calles, entre las casas, ni siquiera de parte del Ejército libanés,” dijo Suleiman, añadiendo que “los ejercicios militares no deben ser en modo alguno realizados en el interior de las localidades, sino lejos de ellas y de las viviendas.”

Mientras que el portavoz de la UNIFIL, Niraj Sing, intentó justificar las maniobras afirmando que “ellas iban dirigidas a experimentar la capacidad de la fuerza para desplegarse en cualquier momento”, observadores libaneses que siguen de cerca la situación en el sur de Líbano mantienen sus sospechas con respecto a los verdaderos objetivos de los ejercicios. En primer lugar, se ha desmentido la afirmación de que ellos hayan sido organizados en coordinación con el Ejército libanés, como indicaron las fuentes de la UNIFIL en un primer momento.

“Las maniobras han sido realizadas en los barrios y entre las casas y no en las bases militares de la UNIFIL,” observó una fuente militar libanesa bajo la cobertura del anonimato al diario Al Ajbat, que afirmó que el Ejército había rechazado su contenido dado que ellas “responden a la eventualidad de un ataque de misiles contra los territorios ocupados sin tomar en consideración una agresión israelí” contra las regiones libanesas.

La fuente constata un cambio de comportamiento de la UNIFIL tras la partida de su antiguo jefe, el general italiano Claudio Graciano, cuyas declaraciones y condenas de las incesantes y flagrantes violaciones israelíes de la Resolución 1701 suscitaron la cólera de los sionistas. Con el nuevo liderazgo, la actitud de la fuerza se ha hecho “más dura” tanto en lo que se refiere a su forma de abordar el dossier de seguridad en la región como a sus relaciones con el Ejército libanés y con los habitantes del Sur.

Según un observador libanés, son en particular las unidades españolas y francesas las que se comportan como si fueran “una fuerza de choque” o una “fuerza de intervención rápida”, en lo que parece ser una tentativa de su parte de imponer una interpretación diferente al texto que regula las reglas de actuación de la UNIFIL desde el final de las hostilidades en 2006: “Ellas tratan de efectuar registros y despliegues sin la presencia del Ejército libanés y sin su luz verde, lo que difiere enormemente de lo que ocurría en el pasado. Así por ejemplo, una unidad conjunta de las dos fuerzas intentó registrar varias viviendas en Jerbet Selem en julio de 2009, sin autorización jurídica y en ausencia de representantes del Ejército libanés.

En Deir Kanun, un notable local señaló: “Las gentes del Sur no buscan fabricar falsos pretextos para enfrentarse a la UNIFIL” y recordó un incidente ocurrido hace varios meses en el cual un libanés falleció cuando una batería de la fuerza de la ONU que estaba mal sujeta cayó sobre el coche en que viajaba.

Otra señal de esta crispación es el toque de atención de Hezbollah, cuyo número dos ha dijo que “la UNIFIL debe cumplir con su papel de forma que no suscite la desconfianza de los ciudadanos.”

“La UNIFIL debe prestar atención a partir de ahora a lo que hace y darse cuenta de que los excesos provocan un aumento de la inquietud y no favorecen la confianza entre estas fuerzas y los residentes,” dijo Sheij Naim Qassem. “Estas fuerzas deben ceñir su misión a lo que viene precisado en la Resolución 1701 (del Consejo de Seguridad de la ONU). En ese momento, habrá un retorno a la normalidad.”

Por su parte, fuentes diplomáticas de los países europeos que poseen presencia en la UNIFIL han rechazado las acusaciones de “espionaje, sea el que sea” y han decidido imputar la responsabilidad de lo que suceda en el Sur a sus habitantes.

“Los países de la UNIFIL han comenzado a revisar la eficacia de su presencia en esta región, cuyos habitantes no son conscientes de que su permanencia impide el estallido de una nueva guerra destructiva como la que tuvo lugar en 2006,” dijo una de dichas fuentes al diario libanés As Safir.

Tras señalar 25 incidentes de lanzamiento de piedras perpetrados en los últimos días contra los soldados de la UNIFIL, la fuente insistió: “¿Qué ha hecho mal la UNIFIL desde que se encuentra en el Sur? Si la gente del Sur no quiere nuestra presencia, que nos lo digan francamente.”

Incluso el Ejército libanés ha sido objeto de acusaciones por estas fuentes europeas. Se le ha reprochado, por ejemplo, el no colaborar lo suficiente con la UNIFIL, el retrasar la llegada de sus soldados al registro de un lugar sospechoso de ser un depósito de armas y el no haber desplegado los 15.000 soldados previstos en el Sur y no tener más de 3.500 situados en la región.

Con respecto a la postura francesa, ella ha estado marcada específicamente por una actitud ofensiva. Fuentes de la Embajada francesa en Beirut manifestaron al periódico Ad Diyar que habían interpretado el hecho de que sus fuerzas hayan sido objetivo de 24 de los 25 ataques con piedras registrados en los últimos tres días como el envío de mensajes políticos de diferente signo: el primero sería iraní en relación a la postura de Francia con respecto al dossier nuclear iraní; el segundo sería sirio, dado que París ha decidido frenar su apertura hacia Damasco, y el tercero sería irano-sirio, en respuesta a la visita del Patriarca Nasrallah Sfeir y el jefe de Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, -ambos conocidos por sus posturas anti-Siria y anti-Hezbollah- a Francia. Siempre según Ad Diyar, la Embajada ha expresado su malestar con respecto a la posición oficial libanesa.

A este respecto, hay que constatar que los franceses han despreciado la actitud de los habitantes del Sur de Líbano afirmando que ella sirve para camuflar los juegos de intereses iraníes y sirios, que no están dictados por consideraciones libanesas.

Esta retórica, ciertamente insolente, ha sido muy normal en estos últimos años y se ha convertido en un tema recurrente que se encuentra en el discurso de aquellos que actúan de forma solapada para privar a Líbano (y a todos los países árabes y musulmanes de la región) de sus capacidades de defensa.

Su intención real es la de preservar la sacrosanta superioridad militar de la entidad sionista.

Y ellos pretenden ser “amigos de Líbano” -en el caso de estos países occidentales- o “patriotas” -en el caso de sus acólitos libaneses

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