LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

Canciones de Combate

miércoles, 31 de octubre de 2012

LA CUESTIÓN AGRARIA


Por: Iósif Stalin
Asistimos a la demolición del antiguo régimen, el campo está en efervescencia.
Los campesinos, ayer aun sumidos en la ignorancia y humillados, se ponen hoy en pie, enderezan las espaldas. El movimiento campesino, ayer aun sin fuerza, hoy, como impetuoso torrente, se precipita contra el viejo régimen: ¡fuera del camino; si no, os barreremos! «Los campesinos quieren la tierra de los terratenientes», «los campesinos quieren acabar con los restos del régimen de servidumbre»: tales son los clamores que resuenan hoy en las aldeas y en los pueblos insurreccionados.
Se equivocan los que piensan hacer callar a balazos a los campesinos; la realidad nos ha enseñado que así se aviva y agudiza más aún el movimiento revolucionario de los campesinos.
Se equivocan, asimismo, quienes intentan apaciguar a los campesinos con promesas vacías y «Bancos campesinos»: los campesinos quieren la tierra, la ven hasta en sueños y, naturalmente, no se tranquilizarán mientras no se apoderen de las tierras de los terratenientes. ¿Qué pueden darles las promesas vacías y unos «Bancos campesinos»?
Los campesinos quieren apoderarse de las tierras de los terratenientes. Siguiendo ese camino quieren acabar con los restos del régimen de servidumbre, y quien no traicione a los campesinos debe tratar de resolver precisamente sobre esta base la cuestión agraria.
Mas, ¿cómo pueden obtener los campesinos las tierras de los terratenientes?
Se dice que la única salida está en un «rescate ventajoso» de las tierras. El gobierno y los terratenientes tienen muchas tierras libres, nos dicen estos señores, y si los campesinos las rescatan, todo se arreglará y, de este modo, los lobos quedarán ahítos y las ovejas incólumes. Pero, al hablar así, no se les ocurre preguntar cómo van a rescatar los campesinos dichas tierras, cuando se les ha arrancado ya no sólo el dinero, sino hasta su propia piel. ¡Y no piensan que con el rescate se meterán a los campesinos únicamente las tierras malas, y las buenas tierras se las quedarán, como lo supieron hacer cuando la «liberación de los siervos»! Y además, ¿por qué los campesinos deben rescatar las tierras que les pertenecen desde tiempos inmemoriales? ¿Acaso no están regadas con el sudor de los campesinos tanto las tierras del Estado como las de los terratenientes, acaso no pertenecían a los campesinos estas tierras, acaso no se les arrebató a los campesinos este patrimonio de sus padres y de sus abuelos? ¿Dónde está, pues, la justicia, cuando se exige a los campesinos el rescate por unas tierras que se les ha arrebatado a ellos mismos? ¿Y acaso la cuestión del movimiento campesino es una cuestión de compraventa? ¿Acaso el movimiento campesino no se propone la liberación e los campesinos? ¿Pero quién liberará del yugo de la servidumbre a los campesinos si no los campesinos mismos? Y estos señores nos aseguran que a los campesinos los liberarán los terratenientes, a condición de recibir un podo de dinero al contado. ¿Y qué os figuráis? ¡Resulta que esta «liberación» debe ser realizada bajo la dirección de la burocracia zarista, de esa misma burocracia que más de una vez ha recibido a los campesinos hambrientos con el fuego de cañones y ametralladoras!...
¡No! A los campesinos no les salvará el rescate de las tierras. Quienes les aconsejan un «rescate ventajoso», son unos traidores, puesto que tratan de hacer caer a los campesinos en las redes tendidas por traficantes intermediarios y no quieren que la liberación de los campesinos sea obra de los campesinos mismos.
Si los campesinos quieren apoderarse de las tierras de los terratenientes, si por este medio deben acabar con los vestigios del régimen de servidumbre, si un «rescate ventajoso» no les salvará, si la liberación de los campesinos debe ser obra de los campesinos mismos, está fuera de toda duda que la única vía es la incautación de las tierras de los terratenientes, es decir, su confiscación.
Esta es la salida.
Se pregunta: ¿hasta dónde debe llegar la confiscación, tiene ésta límites, deben incautarse los campesinos sólo de una parte de las tierras o de todas ellas?
Algunos dicen que incautarse de todas las tierras es demasiado, que basta con incautarse sólo de una parte para satisfacer a los campesinos. Admitámoslo, pero ¿qué debemos hacer si los campesinos exigen más? No vamos a ponernos en medio del camino, diciéndoles: ¡deteneos, no vayáis más allá! ¡Esto sería reaccionario! ¿Y acaso los acontecimientos en Rusia no han demostrado que los campesinos exigen, efectivamente, la confiscación de todas las tierras de los terratenientes? Además, ¿qué significa «incautarse de una parte», qué parte debe ser incautada a los terratenientes: la mitad o un tercio? ¿Quién debe resolver esta cuestión: los terratenientes solos o los terratenientes y los campesinos juntos? Como veis, aquí queda todavía mucho margen para los intermediarios, aquí son todavía posibles los regateos entre los terratenientes y los campesinos, y esto se halla por completo en pugna con la liberación de los campesinos. Los campesinos deben asimilar de una vez para siempre la idea de que con los terratenientes no se regatea, sino se lucha. No hay que recomponer el yugo de la servidumbre, sino destrozarlo a fin de aniquilar para siempre los restos del régimen de servidumbre. «Incautarse sólo de una parte» significa dedicarse a la compostura de los restos del régimen de servidumbre, lo cual es incompatible con la liberación de los campesinos.
Está claro que el único camino es incautarse de todas las tierras de los terratenientes. Sólo esto puede llevar hasta el fin el movimiento campesino, sólo esto puede fortalecer la energía del pueblo, sólo esto puede aventar los restos caducos del régimen de servidumbre.
Así, pues: el movimiento de nuestros días en el campo es un movimiento democrático de los campesinos. El objetivo de este movimiento es acabar con los restos del régimen de servidumbre. Y para acabar con ellos es necesaria la confiscación de todas las tierras de los terratenientes y del Estado.

lunes, 22 de octubre de 2012

Por dónde empieza el poder de la clase obrera


2da parte 
En la esfera económica, lo principal en el período de transición es la socialización de los medios de producción, el rápido desarrollo del sector socialista y la organización, sobre esta base, de relaciones de producción nuevas, socialistas. El primer acto de las transformaciones en el plano económico es la nacionalización de la gran producción capitalista. Nacionalización de la gran industria, transportes y bancos.
En el Manifiesto del Partido Comunista se dice: "El proletariado utiliza su dominación política para arrancar a la burguesía, paso a paso, todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y aumentar, lo más rápidamente posible, el conjunto de las fuerzas productivas."La gran burguesía, se comprende, presenta la nacionalización socialista como un acto ilegal y como un "robo". La realidad es que se trata de una medida absolutamente justa, que, con toda la razón, calificó Marx como "expropiación de los expropiadores". La gran propiedad capitalista es fruto de la expoliación más implacable de millones de seres, de la apropiación de las tierras de los campesinos, de la ruina de los artesanos, del bandolerismo en las colonias y del saqueo de las cajas del Tesoro. La riqueza de los capitalistas aumenta siempre a expensas del trabajo de la clase obrera y de la ruina de los pequeños productores. Por eso, la revolución socialista no hace sino restablecer la justicia cuando convierte en patrimonio del pueblo lo que fue creado por el trabajo del pueblo y por derecho pertenece a los trabajadores.

El fin que la nacionalización socialista persigue al quebrantar la potencia económica de la burguesía y poner en manos del Estado proletario los puestos de mando dentro de la economía nacional es crear un nuevo modo de producción. La historia ha confirmado ya que las formas y métodos de la nacionalización pueden ofrecer diferencias sensibles en cada país. La nacionalización socialista de los principales medios de producción fue llevada a cabo por primera vez por la clase obrera de Rusia. Antes de iniciar la nacionalización, el Poder Soviético implantó el control obrero. La industria, el comercio y las finanzas fueron colocados bajo el control de los obreros y empleados de cada empresa. La respuesta de la burguesía a esta medida y a otras semejantes, encaminadas a regular la economía, fue el sabotaje y la resistencia más desesperada. Esto obligó al Gobierno soviético a llevar adelante la nacionalización con gran premura. En diciembre de 1917 eran nacionalizados los bancos, y seguidamente los ferrocarriles, las comunicaciones y los barcos de mar y de río, así como algunas empresas industriales. En junio de 1918 se anunciaba la nacionalización de las empresas grandes en todos los sectores de la industria y de los ferrocarriles privados. Estas medidas se llevaron a cabo mediante confiscación, sin indemnización alguna. En las democracias populares europeas, este mismo proceso de formación del sistema socialista en la economía transcurrió de manera muy distinta. Los gobiernos democrático-populares sólo nacionalizaron en un principio las empresas pertenecientes a los criminales de guerra, a los traidores a la patria que habían colaborado con el fascismo alemán, y también las empresas de los monopolios capitalistas. La nacionalización de las otras empresas vino más tarde, como respuesta a los manejos antisocialistas de la burguesía. Características muy acusadas presenta la nacionalización en la República Popular China. El Gobierno popular se limitó al comienzo a nacionalizar las empresas de la industria pesada pertenecientes a las altas capas de la burguesía comercial intermediaria y burocrática, tomó en sus manos los bancos más importantes y los ferrocarriles y estableció el control sobre el comercio exterior y las operaciones con moneda extranjera. La nacionalización no afectó, sin embargo, a capas importantes de la burguesía nacional china, que habían colaborado con la clase obrera durante la guerra de liberación y la revolución popular.
En el período subsiguiente de transformación de la propiedad capitalista, se recurrió en gran escala a formas diversas de capitalismo de Estado, desde la simple regulación y el control hasta la creación de empresas mixtas estatales-privadas. Los capitalistas que toman parte en tales empresas perciben, en calidad de indemnización, un interés del cinco por ciento del dinero invertido (estos pagos habrán de cesar en 1962). Cualquiera que sea el modo como se realice la nacionalización socialista, en todo caso sólo afecta a los intereses de una minoría muy reducida de la sociedad, a la vez que favorece a su inmensa mayoría. El desarrollo del capitalismo, al concentrar la propiedad de los medios de producción en manos de un reducido grupo de gentes, prepara por sí mismo las condiciones para que esos grandes medios de producción sean transferidos sin conmoción alguna a su legítimo dueño, que es la sociedad.
La nacionalización socialista no toca en modo alguno la propiedad de los pequeños industriales, comerciantes y artesanos. Todo lo contrario, en los primeros tiempos el Estado de la clase obrera victoriosa les presta ayuda en forma de materias primas, créditos y pedidos, y en la marcha de las transformaciones posteriores se preocupa de que puedan ocupar una posición digna en la sociedad nueva. En una carta a los comunistas georgianos escrita en marzo de 1921, inmediatamente después de haberse establecido el Poder Soviético en Georgia, Lenin escribía acerca de los pequeños comerciantes: "Hay que comprender que no trae cuenta alguna nacionalizar y que incluso hay que hacer ciertos sacrificios para mejorar su situación y darles la posibilidad de que sigan su pequeño comercio."301 En los países de capitalismo desarrollado, al procederse a la nacionalización de las grandes empresas capitalistas, se tendrán presentes, sin duda, los intereses de los pequeños accionistas. Esto se refiere a los propietarios de una pequeña renta, de pólizas de seguros, etc. Por lo tanto, la nacionalización socialista es una de las tareas generales y obligatoriamente necesarias de la revolución, cualquiera que sea el país donde la clase obrera haya llegado al poder. La gran producción capitalista únicamente puede ser convertida en socialista mediante su nacionalización por el Estado de los trabajadores. Así se crean los cimientos del sector socialista de la economía, del nuevo modo de producción. Apoyándose en ese sector, la clase obrera puede iniciar la transformación de toda la vida económica de la sociedad. Confiscación de la gran propiedad agraria. La clase obrera, que toma el poder en alianza con otros trabajadores, no puede limitarse a suprimir las relaciones capitalistas; en muchos países tropieza también con supervivencias del feudalismo.
Esto se refiere, ante todo, a los países subdesarrollados, y muy especialmente a las colonias y países dependientes, donde la tierra que los campesinos cultivan pertenece en buena parte a los grandes propietarios. Mas las supervivencias del feudalismo se conservan, en una forma u otra, en muchos países de capitalismo desarrollado. La propia burguesía adquiere tierra en ellos y no se atreve a apartar del camino una barrera tan formidable para el progreso social como es el monopolio de la gran propiedad agraria. De ahí que en todos los países donde esa gran propiedad exista -lo mismo si es feudal que capitalista- la confiscación de la misma sea una tarea primordial de la clase obrera. En Rusia, donde los terratenientes fueron hasta 1917 una de las clases dominantes, la tarea no podía ser más perentoria. Por eso, uno de los primeros actos del poder proletario fue la confiscación sin indemnización de sus tierras. El Decreto de la Tierra, aprobado por el II Congreso de los Soviets de toda Rusia el 26 de octubre (8 de noviembre) de 1917, convertía todo el suelo en patrimonio del pueblo. Esto, además de poner fin a la clase de los terratenientes, significaba un rudo golpe para el poderío económico de la burguesía. Al propio tiempo se robustecía la alianza de la clase obrera con los campesinos, y las grandes masas de trabajadores de la aldea ligaban estrechamente su suerte a la del Poder Soviético. En Rusia quedó abolida la propiedad privada sobre toda la tierra, circunstancia ésta que venía dictada por las condiciones históricas concretas. Las tradiciones de la propiedad privada de la tierra eran en Rusia más débiles que en el resto de Europa. Durante largo tiempo en la aldea rusa había imperado la propiedad comunal, con repartos periódicos de los lotes campesinos. En la conciencia de los campesinos estaba arraigada la idea de que "la tierra no es de nadie, es de Dios", y de que sus frutos habían de pertenecer a quien la trabajaba. Por eso la mayoría de los campesinos apoyó la reivindicación de suprimir la propiedad privada sobre la tierra. La situación era distinta en las democracias populares europeas. La propiedad privada de la tierra tenía allí unas tradiciones muy arraigadas y los campesinos miraban con recelo la consigna de la nacionalización. Esta medida no habría hecho más que dificultar las relaciones entre la clase obrera y los campesinos. Por eso el Estado popular se limitó a nacionalizar únicamente las grandes propiedades.

jueves, 11 de octubre de 2012

Principales tareas económicas en el periodo de transición del capitalismo al socialismo.


1 era parte 
La clase obrera toma el poder con objeto de utilizar su dominación política para acabar con el capitalismo y construir el socialismo. Y esto requiere, lo primero de todo, una transformación radical de la economía. Las tareas que esta transformación presupone son extraordinariamente complejas. A diferencia de las revoluciones del pasado, la revolución socialista no se lleva a cabo para reemplazar una forma del régimen de explotación por otra, sino para poner fin a toda clase de explotación del hombre por el hombre. De ahí que el modo socialista de producción, al contrario de todos los anteriores, no puede surgir por sí mismo, espontáneamente, del seno de la sociedad vieja. Para crearlo se requieren los esfuerzos conscientes y dirigidos de la clase obrera, llegada al poder, y de sus aliados. En la vida de cada país, la transformación socialista de la economía exige un período de transición. Este período es imposible saltárselo ni eludirlo aun en el caso de que en el país hayan madurado por completo todas las premisas materiales del socialismo, aunque no puedan ser más propicias las condiciones interiores y exteriores en que el socialismo haya de ser construido. Ahora bien, aunque la necesidad del período de transición es una ley general obligatoria para todos los países, en cada uno de ellos dicho período puede presentar características muy acusadas. Por ejemplo, la industrialización socialista -que, como veremos, es una condición esencial para el cumplimiento de las tareas económicas del período de transición- requerirá esfuerzos mucho menores en los países muy desarrollados. Pueden presentar diferencias las formas y el ritmo de la transformación socialista de la agricultura y de las empresas de los capitalistas medios y pequeños, etc. Finalmente, se observan diferencias esenciales en cuanto al bienestar de los trabajadores en el período de transición. Y se comprende que así sea. La dictadura del proletariado es capaz de asegurar el desarrollo de la economía por la vía más rápida y menos costosa. Pone fin a la desigualdad social en la distribución de los bienes. Pero no puede crear la abundancia en un abrir y cerrar de ojos. Siempre hay que partir del nivel de producción de bienes materiales existente. Las diferencias entre los países -herencia del pasado- se mantienen largo tiempo. Y está claro que esas diferencias infundirán obligatoriamente características especiales a la construcción del socialismo y, en cierta medida, a la joven sociedad socialista de cada país concreto.
No obstante, la experiencia histórica demuestra que, desde sus primeros pasos, el socialismo es siempre capaz de asegurar una formidable superioridad sobre el capitalismo. Cierto es que, por la marcha de la historia, los primeros en entrar por la vía del socialismo han sido países mediana o débilmente desarrollados, cosa que los teóricos y propagandistas reaccionarios manejan para sus especulaciones. ¿Puede haber nada más fácil que "aplastar" al socialismo comparando, por ejemplo, el nivel de vida de Polonia, país arruinado por largos años de guerra y antes relativamente atrasado, con el de Suecia, que no conoció ninguna de las calamidades impuestas por el conflicto bélico e industrialmente muy desarrollada? Pero tales especulaciones se vienen abajo pronto, tanto más que el rápido avance de los países socialistas aproxima la hora en que el socialismo mundial comience su emulación con el capitalismo no sobre una base ajena, heredada de la vieja sociedad, sino sobre su propia base. Ahora bien, ¿cómo se crea esa base propiamente socialista? O con otras palabras, ¿cuáles son las principales tareas económicas (y tanto más sociales) que trata de cumplir en el período de transición la dictadura del proletariado?
Continuara ..............

martes, 2 de octubre de 2012

Por la Patria Vota por Chávez!!!


Colectivo Patria Zurda

El futuro de la patria se juega en la batalla de Carabobo dos modelos. El neoliberalismo salvaje que por mas de 60 años pisoteo los derechos de los pobres de esta tierra, ellos representan la burguesía mas rancia el oscurantismo y el atraso. Ellos representan los intereses del imperialismo de la entrega de nuestros recursos, ellos representan  la muerte, a los desaparecidos, ellos enarbolan las banderas del fascismo. Cuando la derecha gobernó, el pueblo nunca fue escuchado, fue reprimido y asesinado, nuestros adultos mayores a punta de bombas lacrimógenas fueron atacados, donde el indice de mortalidad infantil era uno de los mas altos de latinoamerica , y mas del 60 % de los venezolanos vivían en pobreza, capriles representa esto, capriles es volver al pasado, es hundirnos en la miseria mientras nuestro país es entregado a las transnacionales.



Por fin  la esperanza de un pueblo que lucha se vio reflejada en la figura del Comandante Hugo Chávez, desde la llegada al poder de nuestro Presidente se reivindico la lucha de los pobres, la lucha que fue el sueño de tantos mártires, se proyecto el ideal Bolivariano y se levanto la bandera del Socialismo que es la única esperanza para la salvación de la  humanidad, este 7 de octubre se juega la vida de la patria, se juega el futuro de nuestros hijos, no podemos permitir volver al pasado.
Hagamos realidad el sueño de nuestros Libertadores.



Por nuestros Niños
Por nuestros obreros
Por nuestros campesinos
Por nuestros estudiantes
Por nuestros caídos
Por el Futuro de la patria
Por el Socialismo
Vota por Chávez!!!!!!