LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

Canciones de Combate

jueves, 6 de octubre de 2016

El ganar ganar del imperialismo en Colombia


Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo. Stalin

Me atrevo a escribir unas líneas sin ser analista político o sesudo  analista internacional, escribo desde la dialéctica de la calle, desde la desconfianza al imperialismo, como cuando el Che decía "Al imperialismo ni tantito así" es mi visión corta sobre los resultados del plebiscito realizado en la hermana Colombia días atrás, donde la opción del NO "Sorpresivamente" obtuvo la victoria, encierro en comillas porque para lo que muchos pudo parecer una sorpresa es prácticamente la forma como el imperialismo con sus lacayos locales movió sus fichas en una batalla donde la burguesía aposto al ganar ganar, donde la primera opción era la victoria del  NO, enumerare algunos puntos

1 La anticampaña de santos
por parte del aparato comunicacional del Estado Colombiano la campaña fue casi nula, donde la gran fuerza de movilización por la opción del SI fue trabajada de una manera titánica por los movimientos de izquierda y desde el lado estatal fue nulo, Santos no es el tonto que muchos imaginan él es una ficha del imperialismo norteamericano nunca olvidemos eso.

2 Uribe y sus cuentos del lobo
La campaña del varito no fue en contra la paz, su centro fue (como al igual que en españa) utilizar el miedo como arma política, no es nuevo, en su mandato los falsos positivos fueron su bandera extrajudicial, revivió los falsos positivos esta vez como campaña política.


Coloco estos 2 ejemplos para comparar lo incauto que podemos llegar hacer, santos en su discurso cual Pilatos se lavo las manos diciendo "Esta decisión democrática no debe dañar la estabilidad", recordemos "democracia burguesa" la cual defiende los intereses de la burguesía no a los intereses reales del Pueblo luego agrego "Mañana mismo convocaré a todas las fuerzas políticas, en particular a las que se manifestaron por el ‘No’, para escucharlas y abrir espacios de diálogo para determinar el camino a seguir” sellando así el pacto con su misma clase, esa reunión fue el chocar de copas de los guerristas el santos que bombardeo Ecuador junto al que fuese su jefe directo dicho año , esto no es casual dejemos de ser incautos en la política las casualidades no existen, las causalidades están al día a día, santos queda como el presidente nobel de la paz, uribe como el defensor de los DDHH, su estrategia fue una sola el ganar ganar de la burguesía y el perder perder para la insurgencia. Que nos queda Resistir! no bajar la guardia y así como en Marquetalia combatir hasta Vencer!!!

sábado, 1 de octubre de 2016

Fortaleced la combatividad de la clase obrera

Por: J. V. Stalin


Tomado de http://odiodeclase.blogspot.com.es/

Empecemos por la primera cuestión. La peculiaridad característica del momento que estamos viviendo consiste en que llevamos ya doce años edificando en unas condiciones de desarrollo pacífico.

Digo desarrollo pacífico, no sólo en el sentido de que no hay guerra con los enemigos exteriores, sino también en el sentido de que no hay elementos de guerra civil en el interior del país. Eso es lo que nosotros llamamos condiciones de desarrollo pacífico de nuestra edificación.

Sabéis que combatimos tres años contra los capitalistas del mundo entero para conquistar estas condiciones de desarrollo pacífico. Sabéis que conquistamos esas condiciones y que consideramos esta circunstancia como nuestra mayor realización. Pero, camaradas, toda conquista, incluida ésta, tiene también sus lados negativos. Las condiciones de desarrollo pacífico no han pasado en balde para nosotros. Han impreso su sello en nuestro trabajo, en nuestros funcionarios, en su psicología. En estos cinco años hemos avanzado sin tropiezos, como un tren por sus rieles. Debido a ello, en muchos de nuestros funcionarios se ha creado la mentalidad de que todo marchará como sobre ruedas, de que vamos montados en un tren expreso, por decirlo así, y que, sin necesidad de transbordos, avanzamos directamente hacia el socialismo.

Sobre esta base ha nacido la teoría de la «espontaneidad», la teoría de que «todo saldrá bien», la teoría de que «todo se arreglará» por sí solo, de que en el país no hay clases, nuestros enemigos se han apaciguado y todo marchará a las mil maravillas. De aquí cierta tendencia a la inercia, al letargo.

Pues bien, esta psicología del letargo, esta psicología de la «espontaneidad» en el trabajo es, precisamente, lo que constituye el lado negativo del período de desarrollo pacífico.

¿En qué consiste el peligro de ese estado de ánimo? En que echa tierra a los ojos de la clase obrera, le impide distinguir a sus enemigos, la adormece con jactanciosos discursos acerca de la debilidad de nuestros enemigos y mina su combatividad.

No debemos consolarnos con el hecho de que en el Partido hay un millón de militantes, en el Komsomol dos millones y en los sindicatos diez y que, de esta manera, lo tenemos todo asegurado para la victoria definitiva sobre nuestros enemigos. Eso es erróneo, camaradas. La historia dice que los mayores ejércitos sucumbieron por haberse engreído, por creer demasiado en sus fuerzas, por menospreciar demasiado las fuerzas de sus enemigos, por haberse aletargado, haber perdido su combatividad y haberse dejado pillar por sorpresa en los momentos críticos.

El mayor de los partidos puede ser pillado por sorpresa, el mayor de los partidos puede sucumbir si no toma en consideración las enseñanzas de la historia, si no forja, día tras día, la combatividad de su clase. Ser pillado por sorpresa es muy peligroso, camaradas. Ser pillado por sorpresa significa ser víctima de «eventualidades», víctima del pánico ante el enemigo. Y el pánico lleva a la descomposición, a la derrota, a la muerte.

Podría citaros muchos ejemplos de la vida de nuestros ejércitos durante la guerra civil, cuando pequeños destacamentos aniquilaban a grandes unidades, que no tenían la necesaria combatividad.

Podría contaros que en 1920 tres divisiones de caballería, que constaban por lo menos de cinco mil sables, fueron derrotadas y puestas en desordenada fuga por un batallón de infantería. Y eso ocurrió exclusivamente, porque las divisiones de caballería, pilladas por sorpresa, fueron víctimas del pánico ante un enemigo que no conocían, que era muy poco numeroso y al que hubiesen podido aplastar de un solo golpe si las divisiones no se hubieran encontrado primero en un estado de letargo y, luego, de pánico, de desconcierto.

Lo mismo hay que decir de nuestro Partido, de nuestro Komsomol, de nuestros sindicatos, de nuestras fuerzas en general. No es cierto que no tengamos ya enemigos de clase, que hayan sido batidos y eliminados.

No, camaradas, nuestros enemigos de clase viven. Y no sólo viven, sino que crecen, tratando de actuar Contra el Poder Soviético, Así lo evidencian las dificultades de este invierno en los acopios, cuando los elementos capitalistas del campo intentaron desbaratar la política del Poder Soviético.

Así lo evidencia el asunto de Shajti, expresión de acciones conjuntas del capital internacional y de la burguesía de nuestro país contra el Poder Soviético.

Así lo evidencian numerosos hechos de la política interior y exterior, hechos que conocéis y en los que no vale la pena extenderse aquí.

No se puede callar la existencia de esos enemigos de la clase obrera. Es criminal presentar más débiles de lo que son las fuerzas de los enemigos de clase de la clase obrera. No se puede silenciar todo eso particularmente ahora, en el período de nuestro desarrollo pacífico, cuando la teoría del letargo y de la «espontaneidad», que mina la combatividad de la clase obrera, encuentra cierto terreno abonado.

La inmensa importancia educativa de la crisis de acopios y del asunto de Shajti consiste en que han sacudido a todas nuestras organizaciones, han quebrantado la teoría de la «espontaneidad» y han subrayado una vez más la existencia de enemigos de clase, que viven, que no duermen, y contra los cuales hay que robustecer las fuerzas de la clase obrera, su vigilancia, su espíritu revolucionario y su combatividad.

De aquí la tarea inmediata del Partido, la línea política en su trabajo cotidiano: elevar la combatividad de la clase obrera contra sus enemigos de clase.

No se puede menos de señalar que el presente Congreso del Komsomol y, particularmente, «Komsomólskaia Pravda», han abordado más de cerca que nunca esta tarea. Sabéis que en los discursos de los oradores, lo mismo que en los artículos de «Komsomólskaía Pravda», se señala la importancia de esta tarea. Eso está muy bien, camaradas. Únicamente es necesario que esa tarea no se considere temporal y efímera, porque la tarea de reforzar la combatividad del proletariado es una tarea que debe inspirar todo nuestro trabajo mientras haya clases en el país y mientras exista el cerco capitalista.

miércoles, 25 de mayo de 2016

EL CARÁCTER DE CLASE DEL FASCISMO


Escrito por: Jorge Dimitrov (Informe ante el VII Congreso de la Internacional Comunista, 2 de Agosto de 1935)

El fascismo en el poder, camaradas, es la dictadura terrorista descarada de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero.

La variedad más reaccionaria del fascismo es el fascismo de tipo alemán. Tiene la osadía de llamarse nacionalsocialismo, a pesar de no tener nada de común con el socialismo. El fascismo alemán no es solamente un nacionalismo burgués, es un chovinismo bestial. Es el sistema de gobierno del bandidaje político, un sistema de provocaciones y torturas contra la clase obrera y los elementos revolucionarios del campesinado, de la pequeña burguesía y de los intelectuales. Es la crueldad y la barbarie medievales, la agresividad desenfrenada contra los demás pueblos y países. El fascismo alemán actúa como pelotón de choque de la contrarrevolución internacional, como incendiario principal de la guerra imperialista, como iniciador de la cruzada contra la Unión Soviética, la gran patria de los trabajadores de todo el mundo.

El fascismo no es una forma de Poder estatal que esté, como se pretende, "por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía", como ha afirmado por ejemplo,Otto Bauer. V No es "la pequeña burguesía insurreccionada que se ha apoderado del aparato del Estado", como declara el socialista inglés Brailsford. No. El fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpen proletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y la parte revolucionaria de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo en política exterior es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos.

Hay que recalacar de un modo especial este carácter verdadero del fascismo porque el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo en una serie de países la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza.

El desarrollo del fascismo y la propia dictadura fascista revisten en los distintos países formas diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las particularidades nacionales y la posición internacional de cada país. En unos países, principalmente allí donde el fascismo no cuenta con una amplia base de masas, y donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia burguesía fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a acabar con el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a la socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países donde la burguesía dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece su monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los.partidos y agrupaciones rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudezca de un modo especial su situación, intente extender su base para combinar — sin alterar su carácter de clase — la dictadura terrorista abierta con una burda falsificación del parlamentarismo.

La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de la burguesía — la democracia burguesa — por otra, por la dictadura terrorista abierta. Pasar por alto esta diferencia sería un error grave, que impediría al proletariado revolucionario movilizar a las amplías capas de los trabajadores de la ciudad y del campo para luchar contra la amenaza de la toma del poder por los fascistas, así como aprovechar las contradicciones existentes en el campo de la propia burguesía. Sin embargo, no menos grave y peligroso es el error de no apreciar suficientemente el significado que tienen para la instauración de la dictadura fascista las medidas reaccionarias de la burguesía que se intensifican actualmente en los países de la democracia burguesa, medidas que reprimen las libertades democráticas de los trabajadores, restringen y falsean los derechos del parlamento y agravan las medidas de represión contra el movimiento revolucionario.

Camaradas, no hay que representarse la subida del fascismo al poder de una forma tan simplista y llana como si un comité cualquiera del capital financiero tomase el acuerdo de implantar en tal o cual día la dictadura fascista. En realidad, el fascismo llega generalmente al poder en lucha recíproca, a veces enconada, con los viejos partidos burgueses o con determinada parte de éstos, en lucha incluso en el seno del propio campo fascista, que muchas veces conduce a choques armados, como hemos visto en Alemania, Austria y otros países. Todo esto, sin embargo, no disminuye la significación del hecho de que antes de la instauración de la dictadura fascista los gobiernos burgueses atraviesan habitualmente por una serie de etapas preparatorias y realizan una serie de medidas reaccionarias, que facilitan directamente el acceso del fascismo al poder. Todo el que no luche en estas etapas preparatorias contra las medidas reaccionarias de la burguesía y contra el creciente fas- cismo, no está en condiciones de impedir la victoria del fascismo, sino que por el contrario la facilitará.

Los jefes de la socialdemocracia encubrieron y ocultaron ante las masas el verdadero carácter de clase del fascismo y no llamaron a la lucha contra las medidas reaccionarias cada vez más graves de la burguesía. Sobre ellos pesa una gran responsabilidad histórica, por el hecho de que en los momentos decisivos de la ofensiva fascista una parte considerable de las masas trabajadoras de Alemania y de otra serie de países fascistas no reconociesen en el fascismo a la fiera sedienta de sangre del capital financiero, a su peor enemigo y que estas masas no estuvieran preparadas para hacerle frente.

¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas? El fascismo logra atraerse las masas, porque apela en forma demagógica a sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de la justicia, y. a veces incluso con sus tradiciones revolucionarias. ¿ Por qué los fascistas alemanes, esos lacayos de la gran burguesía y enemigos mortales del socialismo se hacen pasar ante las masas por "socialistas", y presentan su subida al poder como una "revolución"? Porque se esfuerzan en explotar la fe en la revolución, la atracción del socialismo que vive en el corazón de las amplias masas trabajadoras de Alemania.

El fascismo labora al servicio de los intereses de los imperialistas más agresivos, pero ante las masas se presenta bajo la máscara de defensor de la nación ultrajada y apela al sentimiento nacional herido, como hizo, por ejemplo, el fascismo alemán que arrastró consigo las masas pequeño-burguesas con la consigna de "¡Contra Versalles!".

El fascismo aspira a la más desenfrenada explotación de las masas, pero se acerca a ellas con una demagogia anticapitalista, muy hábil, explotando el odio profundo de los trabajadores contra la burguesía rapaz, contra los bancos, los trusts y los magnates financieros, y lanzando las consignas más seductoras para el momento dado, para las masas que no han alcanzado una madurez política: en Alemania: "el bien común está por encima del bien particular"; en Italia: "nuestro Estado no es un Estado capitalista sino un Estado corporativo"; en el Japón: "por un Japón sin explotadores"; en los Estados Unidos: "por el reparto de las riquezas".

El fascismo entrega al pueblo a la voracidad de los elementos más corrompidos y venales, pero se presenta ante él con la reivindicación de un "gobierno honrado e insobornable". Especulando con la profunda desilusión de las masas sobre los gobiernos de la democracia burguesa, el fascismo se indigna hipócritamente ante la corrupción (véase, por ejemplo, el caso Barmat y Scularek en Alemania, el caso Staviski en Francia y otros).

El fascismo capta, en interés de los sectores más reaccionarios de la burguesía, a las masas decepcionadas que abandonan los viejos partidos burgueses. Pero impresiona a estas masas por la violencia de sus ataques contra los gobiernos burgueses, por su actitud irreconciliable frente a los viejos partidos de la burguesía.

Dejando atrás a todas las demás variedades de reacción burguesa, por su cinismo y sus mentiras, el fascismo adapta su demagogia a las particularidades nacionales de cada país e incluso a las particularidades de las diferentes capas sociales dentro de un mismo país.

Y las masas de la pequeña burguesía, incluso una parte de los obreros, llevados a la desesperación por la miseria, el paro forzoso y la inseguridad de su existencia, se convierten en víctimas de la demagogia social y chovinista del fascismo.

El fascismo llega al poder como el partido del asalto contra el movimiento revolucionario del proletariado, contra las masas populares en efervescencia, pero presenta su subida al poder como un movimiento "revolucionario" dirigido contra la burguesía en nombre de "toda la nación" y para "salvar a la nación". (Recordemos la "marcha" de Mussolini sobre Roma, la "marcha" de Pilsudski sobre Varsovia, la "revolución" nacionalsocialista de Hitler en Alemania, etc.)

Pero cualquiera que sea la careta con que se disfrace el fascismo, cualquiera que sea la forma en que se presente, cualquiera que sea el camino por el que suba al Poder, el fascismo es la más feroz ofensiva del capital contra las masas trabajadoras; el fascismo es el chovinismo más desenfrenado y la guerra de rapiña; el fascismo es la reacción feroz y la contrarrevolución; el fascismo es el peor enemigo de la clase obrera y de todos los trabajadores

jueves, 5 de mayo de 2016

¿Qué ofrece a las masas el fascismo victorioso?

J. Dimitrov

El fascismo prometió a los obreros un «salario justo», en realidad les colocó a un nivel de vida aun más bajo, más miserable. Prometió trabajo a los parados; en realidad les proporcionó mayores torturas de hambre y trabajo forzado de esclavos. En realidad, el fascismo convierte a los obreros y a los parados en parias de la sociedad capitalista, desprovistos de todo derecho, destruye sus sindicatos, les arrebata el derecho a la huelga y de prensa obrera, los enrola por la fuerza en las organizaciones fascistas, les roba los fondos de los seguros sociales, convierte las fábricas y los talleres en cuarteles, donde reina el despotismo desenfrenado de los capitalistas.

El fascismo prometió a la juventud trabajadora abrirle un camino ancho hacia un porvenir esplendoroso. En realidad, trajo a la juventud despidos en masa de las empresas, campamentos de trabajo y ejercicios militares incesantes con vistas a una guerra de conquista.

El fascismo prometió a los empleados, a los pequeños funcionarios, a los intelectuales, asegurarles la existencia, acabar con la omnipotencia de los trusts y con la especulación del capital bancario. En realidad, los lanzó a una mayor desesperación e inseguridad en el día de mañana, los somete a una nueva burocracia formada por sus partidarios más obedientes, crea una dictadura insoportable de los trusts, siembra en proporciones nunca vistas la corrupción y la descomposición.

El fascismo prometió a los campesinos arruinados y depauperados acabar con el vasallaje de las deudas, suprimir el pago de las rentas e incluso expropiar sin inemnización la tierra de los terratenientes en favor de los campesinos sin tierra y arruinados. En realidad, entrega al campesinado trabajador a la esclavitud sin precedentes de los trusts y del aparato del Estado fascista y aumenta hasta lo indecible la explotación de las masas fundamentales del campesinado por los grandes terratenientes, los bancos y los usureros.

"Alemania será un país campesino, o no perdurará", declaró solemnemente Hitler. ¿Pero qué han obtenido los campesinos de Alemania bajo Hitler? ¿Una moratoria que ya está derogada? ¿O la ley que, regulando el régimen hereditario de las haciendas campesinas, expulsa del campo a millones de hijos e hijas de campesinos y los convierte en mendigos? Los braceros del campo se ven convertidos en semisiervos, a los que se ha arrebatado incluso el derecho elemental de libre desplazamiento. Al campesinado trabajador se le ha despojado de la posibilidad de vender los productos de su hacienda en el mercado.

¿Y en Polonia?

«El campesino polaco -escribe el periódico Chas- emplea métodos y medios que sólo se aplicaron seguramente en los tiempos de la Edad Media: conserva el fuego en la estufa y se lo presta a sus vecinos, divide en varias partes las cerillas. Los campesinos se dan unos a otros los restos de jabón negro. Hierven los barriles de arenques para obtener agua salada. Esto no es ningún cuento, sino la verdadera situación reinante en el campo, de la que cualquiera puede convencerse por sí mismo».

¡Y esto, camaradas, no lo escribe ningún comunista, sino un periódico reaccionario polaco!

Pero no es todo, no mucho menos. Día tras día, en los campos de concentración de la Alemania fascista, en los sótanos de la GESTAPO (policía secreta), en las mazmorras polacas, en los calabozos de la policía secreta búlgara y finlandesa, en la «Glawniatsch» de Belgrado, en la «Siguranta» rumana, en las islas italianas, los mejores hijos de la clase obrera, los campesinos revolucionarios, los que luchan por un porvenir más bello de la humanidad son sometidos a tratos violentos y escarnios tan repugnantes que ante ellos palidecen los crímenes más abominables de la policía secreta zarista. El criminal fascismo alemán convierte a los maridos, en presencia de sus mujeres, en masas de carne sanguinolenta, envía a las madres en paquetes postales las cenizas de sus hijos asesinados. La esterilización se ha convertido en un medio político de lucha. A los presos antifascistas recluidos en las cámaras de tortura les inoculan por la fuerza sustancias venenosas, les rompen las manos, les arrancan los ojos, les cuelgan por los pies, les inyectan agua con bomba, les recortan cruces gamadas en su carne.

Tengo delante un resumen estadístico del Socorro Rojo Internacional sobre los asesinados, heridos, presos, mutilados y torturados en Alemania, Polonia, Italia, Austria, Bulgaria y Yogoeslavia. Solamente en Alemania, bajo el gobierno de los nacionalsocialistas, fueron asesinadas más de 4.200 personas; detenidas 317.800; y 218.600 obreros, campesinos, empleados e intelectuales antifascistas, comunistas, socialdemócratas y miembros de las organizaciones cristianas de oposición fueron heridos y sometidos a torturas crueles. En Austria, desde los combates de febrero del año pasado fueron asesinadas 1.900 personas; 10.000 heridas y mutiladas; y 40.000 obreros revolucionarios detenidos por el gobierno fascista "cristiano". Y este resumen, camaradas, dista mucho de ser completo.

Me cuesta trabajo encontrar palabras con que expresar toda la indignación que nos embarga al pensar en las torturas que hoy sufren los trabajadores en una serie de países fascistas. Las cifras y hechos que nosotros señalamos no reflejan ni la centésima parte del cuadro verdadero de la explotación y las torturas, del terror de los guardias blancos que llenan la vida cotidiana de la clase obrera en los distintos países capitalistas. Ningún libro, por voluminoso que fuera, podría dar una idea clara de las incontables bestialidades del fascismo contra los trabajadores.

Con honda emoción y odio contra los verdugos fascistas, inclinamos las banderas de la Internacional Comunista ante la memoria inolvidable de John Scheer, Fiede Schulze, Lütgens, en Alemania, de Koloman Walish y Munichreiter, en Austria; de Sallai y Füsrts, en Hungría; de Kofardshiev, Lutibrodski y Voikov, en Bulgaria, ante la memoria de los miles y miles de obreros, campesinos, representantes de los intelectuales progresistas, comunistas, socialdemócratas y sin partido, que han dado su vida luchando contra el fascismo.

Desde esta tribuna saludamos al jefe del proletariado alemán y Presidente de honor de nuestro Congreso, al camarada Thaelmann (fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie), saludamos a los camaradas Rakosi, Gramsci, (fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie), Anticainen. Saludamos a Tom Mooney, que viene sufriendo 18 años de cárcel y a los millares de prisioneros del capital y del fascismo (fuertes aplausos) y les decimos: "¡Hermanos de lucha! ¡Compañeros de armas! ¡No os hemos olvidado! Estamos con vosotros. Entegamos todas las horas de nuestra vida, hasta la última gota de nuestra sangre, por arrancaros y arrancar a todos los trabajadores del ignominioso régimen fascista". (Fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie)

¡Camaradas! Ya Lenin nos había advertido que la burguesía puede conseguir, cayendo sobre los trabajadores con el terror má feroz, rechazar durante períodos cortos de tiempo las fuerzas crecientes de la revolución, pero que, a pesar de ello, no podría salvarse del hundimiento.

«La vida -escribía Lenin- seguirá su curso. Ya puede la burguesía arrebatarse, enfurecerse hasta el paroxismo, excederse, cometer tonterías, vengarse por anticipado de los bolcheviques y tratar de exterminar (en India, en Hungría, en Alemania, etc.) a centenares de miles de bolcheviques del mañana o del ayer; al proceder así, la burguesía procede como todas las clases condenadas por la historia al hundimiento. Los comunistas deben saber que, sea lo que fuere, el porvenir les pertenece. Por esto, podemos y debemos combinar en la gran lucha revolucionaria el mayor apasionamiento con la más serena y sobria apreciación de las convulsiones de la burguesía».

Sí, si nosotros y el proletariado del mundo entero marchamos con firmeza por la senda que nos ha trazado Lenin, la burguesía se hundirá a pesar de todo.