LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

martes, 22 de febrero de 2011

EL PRESUPUESTO DE JUAN MANUEL SANTOS: ALEGRÍAS DE PERRO CAPADO


Escrito por Jesús Santrich, Integrante del Estado Mayor Central de las FARC-EP.

Cuando aún era Ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, el presupuesto que se trazó para el año 2011 fue de 147,3 billones de pesos. El nuevo Ministro del ésta cartera Juan Carlos Echeverry, desde que asumió su cargo anunció que el gobierno Santos no aumentaría tal monto.
Los expertos del gobierno han dicho que en relación con el presupuesto nominal del 2010, el presupuesto de 2011 crece en 2,5 %.
Cualquiera sea la definición real que resulte luego de todos los ajustes que estén pendientes, lo cierto es que son notorias las mermas en los rubros de inversión en diversos sectores, y especialmente en el agropecuario que se supone sería uno de los espacios en los que Juan Manuel Santos colocaría especial atención para lograr la reactivación del campo.
Juan Camilo Restrepo, Ministro de Agricultura, ha hecho la observación en cuanto a que la inversión en el sector que le corresponde manejar disminuyó en 10% respecto al presupuesto de 2010, lo cual, según su propia opinión, resulta insuficiente para que el renglón agropecuario actúe como una de las locomotoras que reactivarán la economía. Pero estando así las cosas, no parece seria la promesa de campaña electoral que hablaba de duplicar en cuatro años las exportaciones, pasando de 6.000 millones a 12.000 millones de dólares.
Alegre e irresponsablemente el Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry expresó el año pasado cuando apenas el Senado y la Cámara comenzaba a estudiar el presupuesto, que tocaba hacer magia que los recursos alcancen a cubrir lo prometido durante la campaña electoral en relación con la activación de las famosas cinco locomotoras del crecimiento, a saber: minas, agro, infraestructura, vivienda e innovación y ciencia y tecnología.
Recordemos que entre las metas más propagandizadas del gobierno, están: la de construir un millón de viviendas, a razón de 250 mil por año; la de restituir tierras a los campesinos despojados, para lo cual ha colocando un horizonte de dos millones de hectáreas en un término de 8 años, a razón de 250.000 hectáreas por año; en alguna ocasión el Ministro de Hacienda expresó que el proyecto de reparación para más de 3 millones de afectados por el conflicto, implicaba “una cifra potencial” de 40 billones de pesos, que se deducía de multiplicar el número total de todas las víctimas por todas las reparaciones que plantea la ley de reparación; Santos por su parte dijo a principios de diciembre del año pasado “más de 22 mil millones de dólares costará reparación de víctimas en Colombia”; el gobierno también estableció el compromiso de realizar las “dobles calzadas para la competitividad y mantener la red terciaria”, en materia de infraestructura; prometieron, refiriéndose a ciencia y tecnología y al mismo tiempo como medida para reducir el porcentaje de la población desempleada, que se crearía un sistema de “becas-crédito” para los estudiantes de universidades públicas. Y precisaron en que “la locomotora de la minería antes que requerir plata deberá poner”, augurando que habría bonanza en ese sector de la economía, al que le colocan además las mayores expectativas en cuanto a su aporte para el crecimiento económico del país.

Como vemos, la locomotora principal es la de las promesas y castillos en el aire, pues hasta el momento y apropósito de la magia del ministro Echeverry, lo que se conoce es que el dinero para impulsar el dichoso Plan sólo podrá ir apareciendo precariamente luego de acudir a los viejos y conocidísimos trucos de siempre: acrecentando el endeudamiento, vendiendo los activos del país y jugando con traslados de un rubro a otro
.
De hecho ya hay realidades que muestran el rumbo, como la mencionada reducción presupuestal en 10% del rubro agropecuario del que se quejó el Ministro Juan Camilo Restrepo. Recordemos que también el Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras también mostró molestia por el recorte del 32 % en el presupuesto para la justicia.

Se ha dicho por parte del Ministerio de Hacienda que dos billones de pesos que estaban previstos para amortización de deuda externa serán tomados para darle arranque a las tales locomotoras de Juan Manuel Santos. Pero el país entero sabe que en la reunión que ad portas de posesionarse el Presidente hizo en Anapoima con el conjunto de quienes integrarían su gobierno, los futuros ministros presentaron listados de necesidades que eran superiores a los mencionados dos billones de arranque.

Entretanto, con las primeras medidas del Minhacienda, los economistas comienzan a lanzar sus preocupaciones, subrayando de manera sensata que el endeudamiento será inevitable en el 2011 y que de él dependerá la mayor inversión. Así, entonces, las cacareadas metas fiscales que hablaban de bajar el déficit del Gobierno Central del 4,4 por ciento del PIB en 2010 a 3,9 por ciento del PIB en 2011 no serán posibles, puesto que desde ya el impacto de los dos billones que se trasladan significa el 0,4 por ciento del PIB. Lo cual equivale a decir que el déficit volverá a subir a 4,3 por ciento.

¿Cifrar esperanzas en el ahorro y en las potencialidades del futuro?

El ilusionismo del gobierno hace su espectáculo generando expectativas a futuro. Minhacienda, en argumentación que comparte con el gerente del Banco de la República José Darío Uribe, plantea entonces que “en el largo plazo”, se lograría un enorme crecimiento de la economía, lo cual combinado con ahorros que saldrían del fondo de regalías, se obtendrán las compensaciones que se necesitan para borrar el déficit fiscal y sacar adelante el soñado Plan de desarrollo.

Nada de esto explica claramente como se resolverá de manera real la formulación del gasto que se plantea sin que existan los recursos para ello, al tiempo que de manera evidentemente embustera se insiste en que no se acudirá a las privatizaciones, como lo había decidido el gobierno anterior respecto a ISAGEN y ECOPETROL, por ninguna parte, además, se escucha que el régimen optará por reducir el desbocado despilfarro militar. Lo evidente hasta el momento es que la privatización de Ecopetrol continúa y las políticas guerreristas no cesan.

De manera más realista., el director de ANIF Sergio Clavijo ha dicho que “todo apunta hacia un déficit superior al 4,4 por ciento del PIB que se había trazado el gobierno anterior, y esa no sería una buena forma de iniciar un gobierno que dice querer transmitir tranquilidad fiscal".

Ni aún tomando en consideración el aumento que se espera en los ingresos petroleros o por incremento en el crecimiento económico se le podrá hacer el quite al déficit y lo que con un gobierno neoliberal hasta los tuétanos va a ocurrir es una nueva reforma tributaria que sin duda afectará aún más a la masa trabajadora, y los recortes en la inversión social en un momento crítico de nuestra historia en el que la desidia gubernamental y el invierno nos ha puesto en la situación de tener que reconstruir el país.

Desde el gobierno existe demagógico optimismo y para alimentarlo en los demás, por uno y otro medio se propagandiza que los empresarios aceptaron el desmonte de las exenciones tributarias con que los blindó el señor Uribe con el cuento de buscar la estabilidad tributaria y que más o menos significaron ventajas no menores a 7.3 billones de pesos para los más ricos. Ahora se cree que la eliminación de estos descuentos que atropellaron al fisco dejarán disponibles 3.5 billones de pesos que servirían para generación de empleo, propulsando la Ley de formalización y primer empleo, con la que supuestamente se emprende la creación de los prometidos 2,5 millones de empleos y la formalización de medio millón más, en el plano de una farsa en la que para nada se habla de corregir la tristemente célebre “flexibilidad laboral” del tipo que estableció Uribe en el 2002 para “reducir costos laborales”, aumentando las horas y la intensidad del trabajo, siempre pensando en no pagar una sola hora extra o recargos nocturnos, todo para regocijar al empresariado. Las medidas de Uribe que hereda sin rubor el señor Santos no son sino el compendio de lesivas reformas laborales, que agravan la deslaboralización, y la extremada precariedad en que se desenvuelven los trabajadores desde los tiempos en que se impuso la ley 50 de 1994.
Si observamos las cifras reales del desempleo y la precariedad laboral de los trabajadores colombianos, podremos concluir que el ministro Echeverry lo que tienen es cinismo o alegrías de perro capado, cuando se autoproclama soñador para propalar que Colombia tendrá la mejor década de los últimos 50 años en materia económica.

La irresponsabilidad y la demagogia da para todo, El ministro Echeverry arranca por decir que anualmente a cada colombiano “le entran 5.300 dólares en promedio”. Es decir 10.070.000 pesos colocando el precio del dólar a 1900 pesos. Mensualmente esto equivaldría a 839.166 pesos. No está claro qué quiere decir Echeverry cuando expresa que a cada colombiano “le entran 5.300 dólares en promedio”; por concepto de qué ocurre esto, cuando es de público conocimiento que en 2010 el salario mínimo no sobrepasó los 515.000 pesos ; que por lo menos 6 de cada 10 trabajadores son informales y reciben mucho menos del salario; que las misiones de Naciones Unidas dedicadas a medir el Índice de Desarrollo Humano calcular que no menos de 20 millones de colombianos estamos en situación de pobreza y que existen alrededor de 8 millones de indigentes Centro de Investigaciones y Desarrollo de de la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional sostiene que la pobreza ha alcanzado niveles del 66 % de la población; es decir, 29 millones de personas; que la Universidad de los Andes y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz INDEPAZ, concluyeron hace menos de dos años que el principal problema del país es la pobreza.
Nada de esto ha mejorado ni aún con el cacareado crecimiento económico que en lo que se refleja es en la mayor acumulación de riqueza en pocas manos, Entonces si se parte de una mentira tal como la descrita ¿cómo podrá el ministro de hacienda que en una década ese ficticio ingreso promedio anual de 5.300 dólares que reciben los colombianos suba al doble?
Con éstas cábalas de culebrero, de la misma ralea de aquellas que ponen a Juan Manuel Santos que hará de cada campesino un próspero Juan Valdez (es decir un campesino ´rico), es que el ministro Echeverry pretende que engrosará la clase media colombiana mediante generación de empleo que al mismo tiempo aumentaría el consumo y consecutivamente propulsaría el desarrollo industrial y el crecimiento económico en general.
En el colmo de la desfachatez Juan Carlos Echeverry llega a afirmar que en esa meta de diez años el ingreso per cápita anual sería de 10.900 y quizás hasta de 11.000 dólares, centrando sus esperanzas en la locomotora minera, que ya bastante deterioro ambiental ha generado en todo el país. Entre otras fantasías Echeverry habla del crecimiento en el empleo, en cifras de millones de ocupados, habla de aumento en la productividad, de incremento en las metas de inversión, etc., etc. como si el gobierno colombiano, que está absolutamente arrodillado a los designios de Washington y del capital financiero trasnacional no pensara en que Colombia será tocada por las proyecciones negativas del Fondo Monetario Internacional que ya ha dicho, refiriéndose a la crisis capitalista actual, que “aunque la recuperación avanza, la misma no es sólida”. Y que siendo que sobre las economías del mundo pesan riesgos no superados “el crecimiento económico de 2011 seguramente se ubique por debajo del de este año” (reflexiones hechas en el marco de la Asamblea Anual Conjunta del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial).
El FMI ha considerado que la recuperación mundial sigue siendo frágil, y que los riesgos de diverso orden “hacen que las proyecciones de crecimiento de corto y mediano plazo no sean muy halagüeñas”. Dentro de tal lógica el Fondo Monetario
proyectó para 2010 una expansión del PIB mundial de 4,8 por ciento y para 2011 una expansión de sólo 4,2 por ciento, en el mejor de los casos y eso se calcula mediante cábalas sin fundamento. Las conjeturas, sólo son eso: conjeturas, suposiciones derivadas de la “teosofía iluminada” del Fondo Monetario Internacional que aún cree en que el dios capital financiero le dará las soluciones en momentos en que el capitalismo a traviesa su más profunda y larga crisis estructural. Así las cosas, estas cuentas del ministro ni siquiera son superstición sino burda maquinación mediática de apaciguamiento social en tiempos en que las perspectivas de crecimiento de la Economía de los Estados Unidos, a la cual se han subordinado, está debilitada. Su crecimiento, siendo optimistas, nadie lo proyecta en crecimiento superior al 2,3 % en 2011; y para el caso de las economías más fuertes de Europa el porcentaje de crecimiento no estará por encima del 1,6 %.

¿Qué situación le podrá deparar a Colombia en medio del más grande desastre invernal vivido?

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