sábado, 4 de septiembre de 2010
Poesia Insurgente
Una voz sin frontera
No hay silencio
aunque con balas
quieran destruir al hombre,
las ideas y su nombre.
Seguirás, por siempre estarás,
más allá de la montaña,
de la frontera y la pampa,
entre el pueblo de Atahualpa
con tupamaros y sueres,
hasta encontrar el mañana.
¡El sueño de los valientes,
del guerrero imprescindible!
no hacen falta piernas,
siempre habrá una y otra
y otra y otra que camine
tras las huellas insurgentes,
brazos sobrarán
y fusiles que contesten,
fuego amigo
valor de combatiente
que clamará por siempre,
no rencor, tampoco venganza,
sólo cobrará la muerte
para sembrar la vida
que brilla el mañana
y en el césped jueguen
los niños libres y alegres.
No hay silencio,
la voz se escucha
desde el Catatumbo ardiente
hasta más allá del Tibes,
es como ola que va y viene,
levantando pueblos,
hiriendo al imperio de muerte.
Escrito por Guillermo León Montilla, guerrillero del Bloque Martín Caballero de las FARC-EP.
A TU DECORO CANTO
A Sonia, prisionera del imperio.
Desde el subsuelo de mi alma;
desde la atalaya de mis esperanzas,
desde los arraigos de mi fe
en tus puras causas de pueblo
te profeso mi amor:
amor de pólvora y obuses
a tu osado ser de combatiente,
¡camarada!
¡compañera!
En el verde bosque y el rastrojo
escucho el vuelo de tu risa
y de tu voz hermana
de la voz del monte
y del relámpago
y del acero…, tu voz.
Humeante fusil de ideas
en la trinchera de las convicciones
dispara…
porfía…,
arenga…,
vence la distancia,
las infamias…,
y las rejas
desde tus libres manos campesinas,
guerrilleras.
Tu nombre de fuego,
compañera,
me sabe a libertad de pueblos,
camarada;
por eso te canto desde las trincheras
por eso te canto en las barricadas;
canto a tu decoro
que se me vuelve trigo,
y agua
y pan
que germina de tus pechos.
A tu dolor por la tristeza ajena canto,
canto a tu bucólica presencia encarcelada.
Con la mirada del sol
y el aliento de la luna
te entrego mi amor sin condición,
mi firme credo en tus razones
mientras
contra la infamia del imperio
canto…,
tomando la voz de tu rebeldía,
mi valiente guerrillera,
mi camarada:
por la redención de los pobres
es que te declamo
y canto.
por Jesús Santrich.
En bolivariano homenaje a Simón Trinidad, símbolo de decoro y resistencia antiimperialista.
Allá, donde con el peso de las cadenas
lo pretenden humillado…;
allá, donde el ruido de las rejas
hunde sus dientes de metal inicuo
en el magma de su conciencia incandescente…;
allá, donde el odio le condena
la ausencia de la noche…,
el signo Simón
desborda la celda,
irrita al imperio,
devela su inmundicia
con todas las alegorías
del mágico y del real realismo
que nos contiene:
como tacto boscoso de la tierra…,
como canto de mirla que resume la mañana…,
como vera de sombras amigas
donde vierte su oro el sol
ataviado con el velo azul del semblante del cielo
cuando sale de las manos de la aurora.
¿Poema, prosa…, tragedia?
Es verbo de amor para los pueblos
rasgando con albor
las oscuras formas de la injusticia;
tempestad de convicciones…,
apacible tormenta de ideales invencibles
demoliendo en su guarida misma
las infamias…,
las mentiras.
Ahora su ausencia
como el nosotros nuestro,
es presencia en la resistencia…,
en el paso a paso del acero,
de la pólvora y del verbo…,
¡aquí y en el allá
de la vana prisión imperial vencida!
Trinidad de mar,
de llanura y cordillera:
cuando las horas aún oscuras
tienden la colcha
de húmeda transparencia
sobre la piel del amanecer…;
cuando el viento de la madrugada nos sorprende
con su fresco ropaje
de cantos de plumajes de arco iris,
y de las profundas grutas de la memoria
saltan los recuerdos insurgentes,
inexorable se advierte
la hermana textura de su estar
en el velo traslúcido
de la ternura y el decoro envuelto:
sobre su pecho tórrido caribe,
ahí…, hasta no se donde,
la creciente de la fe
vierte sus brasas encendidas:
¡fulge!,
y la geografía del honor
muestra en su más encumbrado risco
la verdad erguida en las banderas
de claveles puros,
sonrojados por los destellos
del fino rubí
de la pasión sin ataduras;
como polvo de estrellas,
¡camaradas!;
el polen de la triple audacia
se esparce sobre la gloria del zafir encendido
del alba del cielo amerindiano,
¡compañeros!.
Entonces, con el escarlata de su latencia guerrillera,
terminan las almendras de la utopía,
levantando espigas de mayo Marquetalia…,
de 13 de abril caracas…,
de enero Habana…,
de octubre soviet…,
de bolivariana-marxista era
de tiempo lucha,
Patria Grande
y comunión cimera.
por Jesús Santrich.
El fuego de los invisibles
Allá en el monte adentro,
Donde la hipérbola del bombardero
Estalla el trueno
Desatando el canto fiero
De los Kalaschnikov…
Allá en el verde salpicado
De laureles florecidos,
De explosiones y cohetes,
Donde el caracolí levanta altivo
Su guerrero brazo armado…
Allá donde el Black Hawk
Que iracundo vomitaba fuego
Y ahora tose tambaleante, y huye,
En una estela ennegrecida,
Rechiflado por las balas insurgentes…
Allá, hermano,
Donde tremola la flama de Bolívar,
Resisten los invisibles,
Los insurgentes de Manuel,
Envueltos en el humo del olvido
De la pólvora que difumina el viento.
Si la solidaridad acelera con sus alas
El parte de victoria de los pueblos
¿Quién dio la orden de matarla?
¿Qué Torquemada la mandó al infierno,
Cuando es principio de revolución y libertad?
Amamos la solidaridad del pueblo llano
Que da todo lo que tiene: su afecto,
Que es pertrecho y es fuego moral.
Las luchas de los pueblos interpelan
A los hermanos de historial rebelde
Y solidario,
Que hoy desde las cumbres estatales
Menosprecian la insurgencia armada
Y sólo se la juegan por la vía electoral;
Y hasta insinúan la claudicación
Creyendo blindarse así contra el imperio.
Ni son solidarios ni dejan que otros sean
Y callan ante la criminal ayuda militar
De los gringos al tirano.
La solidaridad es el cóndor de los Andes,
Guamani protector que vuela más alto
Que los mezquinos intereses de Estado,
Del incomprensible y egoísta sol
Que sólo quiere ver girar en torno suyo
El amor cautivo de los pueblos.
Allá, donde la cortina de plomo y de candela
Detuvo el avance en masa de la tropa
Y la puso a deambular sin objetivos en la selva
Se oye el grito herido de Guevara:
No se trata de desear éxitos al agredido,
Hay que correr su misma suerte;
Acompañarlo a la victoria o a la muerte”.
El fuego de los invisibles, hermano,
Es el fuego de todos.
Nada nos detendrá si el pueblo nos ama.
El triunfo de los invisibles y amados
Será como chispa en la pradera reseca
Del hemisferio de la esperanza.
Oiga como truena su potente artillería
De Patria Grande y Socialismo.
Anonimo.
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cuando los fusiles de la ideas taladran con intrepidez el sueño de paz, me pregunto, se a de conquistar la paz con en grito de la metralla...quien, es aquel que pueda levantarse y retumbar con voz ilante penetradora y lleve una voz sonora....dime, dime quien, pues la razón se a dado a quien tiene mayor bayoneta y pertrecho de balas en su porsiacaso...esconderse en la vorágine de las ideas, sin dar frente, sin proponer la solución, sin decantar en las mismas ideas de muerte , sangre y dolor...que sera, eso sera libertad...donde los pueblos creen tener libertad, son acallados con la misma daga que empuñaron cuando proclamaban libertad.....
ResponderEliminarB.A.R voy por ti, Z.I.R.P
Eliminaroyelo, bienvenido seas.....jejeje
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