La vida social es muy variada y
compleja. En la sociedad, a lo largo de toda su historia, siempre chocaron las
aspiraciones diversas y a menudo opuestas de un gran número de gentes; ha
habido una lucha incesante entre los hombres, surgieron y se resolvieron las
contradicciones más variadas. A la lucha en el seno de cada sociedad se unían
los choques entre distintos pueblos y comunidades. La historia es una sucesión constante
de períodos de revolución y reacción, de rápido progreso y de estancamiento, de
paz y de guerra. El marxismo ha dado por primera vez el hilo que nos lleva
hasta la ley que rige ese aparente laberinto y caos: se trata de la teoría de
la lucha de clases. Únicamente esta teoría nos permite ver los resortes ocultos
que mueven todos los acontecimientos y cambios importantes que se producen en
la sociedad de explotación. Es la base científica de que la clase obrera se
sirve para determinar la táctica de la lucha que mantiene con objeto de
emanciparse de la opresión a que está sometida.
1. Esencia de las diferencias de clase y de las relaciones entre las
clases
Los choques y contradicciones que
se producen entre los hombres de diversa condición social condujeron a los
pensadores avanzados, antes de que Marx saliera a la palestra, a la idea de que
existen distintas clases sociales enfrentadas unas a otras. Su noción de las
clases era, sin embargo, muy difusa e indefinida. De entre los muchos
caracteres que diferencian a los hombres pertenecientes a clases distintas,
esos pensadores no pudieron destacar lo que es principal y decisivo. De ahí que
los principios de división de las clases que esos pensadores proponían no
abarcasen la esencia del problema y a menudo fuesen accidentales y arbitrarios.
Esto último es aplicable, en grado todavía mayor, a la sociología burguesa de
nuestros tiempos. Los sociólogos burgueses admiten que la sociedad no es
homogénea y se compone de numerosos estratos y grupos. Ahora bien, ¿qué hay en
el fondo de esta estratificación? Las respuestas varían. Unos colocan en primer
plano el factor espiritual, la comunidad psicológica, de ideas religiosas, etc.
Pero nosotros hemos visto ya que la conciencia social depende del ser social.
Otros ven el principio de la división de clases en el bienestar material:
volumen de los ingresos, condiciones de vivienda, etc. Pero ese volumen de los
ingresos depende del lugar que la clase ocupa en la producción social, de si
posee los medios de producción o de si es una clase oprimida y explotada. De
esto depende también su papel en la vida política, su nivel de cultura y su
modo de vida. El factor principal y decisivo de la vida social es la producción
material; quiere decirse que la base de la división de la sociedad en clases ha
de buscarse en el lugar que unos u otros grupos ocupan en el sistema de la
producción social, en la relación en que se encuentran respecto de los medios
de producción.
La definición más completa de las
clases la encontramos en Una gran iniciativa, de V. I. Lenin: "Llamamos
clases a los grandes grupos de personas que se diferencian por el lugar que
ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por su
relación (en la mayoría de los casos legalmente refrendada) respecto de los
medios de producción, por su papel en la organización social del trabajo y, por
consiguiente, por el modo de obtención y el volumen de la parte de riqueza
social de que disponen. Las clases son grupos de hombres de los que uno puede
apropiarse el trabajo de otro gracias a los diferentes lugares que ocupan en un
determinado sistema de economía social."76 La existencia de las clases es
justamente la base de la injusticia social que caracteriza a la sociedad en que
existe la explotación. No es la "voluntad del jefe" ni son las
cualidades individuales de los hombres -como siempre trataron de demostrar los
ideólogos de las clases explotadoras-, sino el hecho de que pertenezcan a una u
otra clase, lo que explica la situación preponderante y privilegiada de unos y
la opresión, miseria y carencia de derechos de los otros. Esto no significa,
ciertamente, que todas las demás diferencias y relaciones de la sociedad,
exceptuadas las de clase, carezcan de valor. En el curso de la evolución
histórica de la humanidad se han estructurado bastantes formas estables de
comunidad social que no coinciden con la división en clases. Así es, por
ejemplo, la comunidad nacional, la nación. Clase y nación. Los vínculos
nacionales son muy estables. Esto induce a menudo a los sociólogos burgueses a
presentarlos como relaciones "naturales" de valor más sustancial que
las relaciones de clase. Tal criterio, sin embargo, es profundamente
equivocado.
Ante todo, las relaciones
nacionales, como las de clase, no existieron siempre. Son producto de un largo
desarrollo histórico. Las formas de comunidad de los hombres guardan estrechos
vínculos con el carácter del régimen social y cambian al mismo tiempo que éste.
En el régimen de la comunidad primitiva, la forma fundamental de convivencia
humana eran la gens y la tribu. El rasgo principal que distinguía a los
componentes de una gens y los separaba del resto era el origen común, el
parentesco de consanguinidad. Al desintegrarse la comunidad primitiva, la
estabilidad de la gens y la tribu se viene abajo y se debilita el significado
de los vínculos de sangre. La unión de varias federaciones de tribus da lugar a
la nacionalidad, Los hombres pertenecientes a ella no están ya relacionados por
lazos de parentesco. Los rasgos que les son afines (comunidad de lengua, de
territorio, de cultura) tienen ya un origen social, histórico. Pero la unidad
de la nacionalidad es aún muy precaria. Ni dentro del régimen esclavista ni del
feudal podía existir la unidad de vida económica que es la condición necesaria
para una unidad territorial duradera y para una comunidad estable de cultura.
Sólo en la época en que se estructura el capitalismo, cuando éste pone fin a la
dispersión feudal y da origen a la formación de un mercado nacional único,
aparecen las premisas necesarias para que surja la nación. La comunidad
nacional no se puede tampoco identificar con la raza, como hacen muchos
sociólogos burgueses. La división en razas se guía por las diferencias de
caracteres morfológicos hereditarios, como son el color de la piel, la forma
del cráneo, el pelo, etc. De ahí las tres grandes razas que la ciencia
distingue: indoeuropea (o blanca), negroide (o negra) y mongoloide (o amarilla).
Los caracteres raciales, a diferencia de la comunidad nacional, son de índole
biológica y aparecieron como resultado de una larga adaptación del organismo
humano a determinadas condiciones naturales. A una misma raza pertenecen
diversas naciones. Por otra parte, dentro de una misma nación hay a veces
hombres con distintos caracteres raciales (por ejemplo, los negros, blancos e
indios de algunos países iberoamericanos). No existe tampoco un vínculo interno
entre raza y lengua. Así, el inglés es en los Estados Unidos la lengua de
blancos y negros. De ahí que nociones como "raza alemana" o
"raza anglosajona" sean simplemente un absurdo. La afirmación de los
racistas de que unas razas o naciones son superiores a otras y de que los pueblos
de color son menos capaces que la raza blanca, quedan refutadas por la ciencia
y por cuanto la historia universal nos dice. Todos los pueblos de la tierra son
capaces de crear valores culturales y el volumen de su aportación a la cultura
mundial no viene determinado por el color de la piel o la forma del cráneo,
sino por las peculiaridades de su desarrollo histórico.
El marxismo-leninismo entiende
por nación la comunidad de hombres, estable e históricamente formada, surgida
sobre la base de la comunidad de lengua, de territorio, de vida económica y de
mentalidad, que se manifiesta en la comunidad de cultura (J. V. Stalin) La comunidad nacional no puede suprimir las
diferencias de clase en el seno de la nación. Antes al contrario, tales
diferencias penetran en toda su vida y la escinden en partes hostiles. La
comunidad nacional, por tanto, no excluye el antagonismo de clase. Más aún, si
no tomamos en cuenta este último, nos será imposible comprender acertadamente
el mismo movimiento nacional.
Por otra parte, la solidaridad de
clase rebasa el marco de la nación. Los capitalistas americanos, alemanes y
franceses hablan lenguas distintas. Pero les aproxima su filiación a una misma
clase, y estoles lleva a unirse contra el socialismo, el movimiento obrero y la
lucha de liberación nacional de las colonias. De la misma manera, los obreros
pertenecen a nacionalidades y razas distintas, pero son ante todo proletarios,
y esto determina la comunidad de sus intereses internacionales, de sus fines y
su ideología, haciendo que las diferencias entre ellos retrocedan a un segundo
plano. Los obreros conscientes comprenden que las discordias nacionales y el
aislamiento lesionan los intereses internacionales de la clase obrera y luchan
contra cualquier forma de discriminación nacional o racial. La escisión de la
sociedad en clases es un fenómeno históricamente transitorio. Cuando los
ideólogos de las clases pudientes tratan de justificar la desigualdad social,
siempre la presentan como un fenómeno eterno e inherente a cualquier sociedad
humana. Eso no es cierto. El régimen de la comunidad primitiva no conocía la
división de la sociedad en explotadores y explotados, y el fenómeno se borra
definitivamente dentro del socialismo. La aparición de las clases va
directamente unida a la propiedad privada sobre los medios de producción, que
hace posible la explotación del hombre por el hombre y la apropiación por unos
del trabajo de otros.
En determinada etapa del
desarrollo, la escisión de la sociedad en clases era inevitable e
históricamente necesaria. Mientras el trabajo humano era tan poco productivo
que proporcionaba sólo un excedente reducidísimo sobre los recursos necesarios
para la existencia, señala Engels, el incremento de las fuerzas productivas, la
ampliación de las relaciones, el progreso del Estado y del derecho y la
creación de las ciencias y las artes eran sólo posibles mediante la intensa
división del trabajo, que tenía por base la gran división de éste entre la
masa, dedicada a simples ocupaciones manuales, y unos pocos privilegiados que
dirigían los trabajos, y se dedicaban al comercio y a la administración de los
asuntos públicos y que, más tarde, cultivaron también la ciencia y el arte. La
clase que se encontraba a la cabeza de la sociedad, se comprende, no perdía la
ocasión de cargar sobre las masas un trabajo cada vez mayor, movida por el
deseo de aumentar sus beneficios. Ahora bien, una vez que el desarrollo de las
fuerzas productivas coloca en el orden del día la sustitución de la propiedad
privada por la propiedad social y la abolición de las relaciones basadas en la
explotación, la existencia de las clases pierde todo su terreno. El
mantenimiento de las clases, además de ser superfluo, se convierte en un
obstáculo que entorpece los avances ulteriores de la sociedad.
En la sociedad socialista no hay
ya clases explotadoras, las relaciones entre obreros y campesinos adquieren un
carácter sustancialmente nuevo, que excluye la explotación y el predominio de
una clase sobre otra. Iniciase la época de la desaparición de las diferencias
que aún subsisten entre las clases. Finalmente, al pasar al comunismo, las
clases dejan de existir. Por lo tanto, la división de la sociedad en clases y
la hostilidad entre ellas son sólo un rasgo inseparable de la época en que
impera la propiedad privada. Estructura de clase de la sociedad.
Por la posición que ocupan dentro
de la sociedad, las clases se dividen en fundamentales y no fundamentales. Se
denominan clases fundamentales aquellas sin las que resulta imposible el modo
de producción preponderante y que deben su origen a este modo de producción. En
la sociedad de la esclavitud eran los esclavistas y los esclavos; en la feudal,
los señores y los siervos; en la burguesa, los capitalistas y los obreros. Se
trata, pues, de clases de las que una posee los medios principales de
producción y se encuentra en el poder, mientras que la otra agrupa a la gran
masa de los explotados. Las relaciones entre esas clases son siempre
antagónicas, se basan en la oposición de intereses. El capitalista, por
ejemplo, ve su interés en obligar a trabajar al obrero cuanto más mejor y en
pagarle lo menos que puede. El interés del obrero, se entiende, es
diametralmente opuesto. La incompatibilidad de intereses de las clases
antagónicas da origen a una lucha irreductible entre ellos. "Libres y
esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una
palabra, opresores y oprimidos se encontraban en perpetuo antagonismo,
mantenían una lucha constante, ya latente, ya abierta, que terminaba siempre
con la transformación revolucionaria de todo el edificio social o con la
desaparición conjunta de las clases en pugna."79 Además de estas clases,
en la sociedad de explotación hay otras que no son fundamentales. Por ejemplo,
en la sociedad esclavista existían los campesinos artesanos libres; en la
capitalista, descontando a la burguesía y a los obreros, tenemos a los
campesinos y, en muchos países, a los terratenientes, etc. La existencia de
estas clases no fundamentales con sus peculiares intereses, junto a toda una
serie de capas sociales (por ejemplo, los intelectuales), convierte en un
fenómeno muy complejo las relaciones entre las clases. Las clases de la
sociedad burguesa. Las clases fundamentales de la sociedad burguesa están
integradas por los capitalistas (burguesía) y los obreros asalariados
(proletariado).
La burguesía es la clase de
quienes poseen los medios fundamentales de producción y vive a expensas del
trabajo asalariado de los obreros, a los cuales explota. Es la clase dominante
de la sociedad capitalista. Hubo tiempos en que la burguesía cumplió un papel
progresivo en el desarrollo de la sociedad, a la cabeza de la lucha contra las
caducas relaciones feudales. En busca del beneficio y espoleada por la
competencia, infundió un poderoso impulso a las fuerzas productivas. Mas a
medida que las contradicciones del capitalismo se ahondaban, la burguesía deja
de ser una clase progresiva y se convierte en reaccionaria, a la vez que su
dominación significa el principal estorbo que se levanta en el avance de la
sociedad. El creador de las formidables riquezas que la burguesía se atribuye
es la clase obrera, principal fuerza productiva de la sociedad capitalista. Al
propio tiempo, es una clase desprovista de medios de producción y que se ve
obligada a vender al capitalista su fuerza de trabajo.
A medida que el capitalismo
avanza, aumenta la riqueza de los grandes capitalistas, a la vez que crece la
opresión y la protesta de la clase obrera, "que es instruida, unida y
organizada por el mecanismo del propio proceso de la producción
capitalista" (Marx). El desarrollo del capitalismo trae consigo, pues, el
robustecimiento de su sepulturero, de la clase obrera, que es portadora de un
modo más elevado de producción, como es el socialista. Mas en ningún país del
capital se circunscribe la sociedad a estas dos clases. En ningún sitio ha existido
ni existe el capitalismo "puro". El capital penetra en todas las
ramas de la economía nacional y las transforma, pero sin destruir por completo
las viejas formaciones económicas. Por eso, en muchos países burgueses se
conserva la gran propiedad agraria de los terratenientes. Estos organizan la
explotación de sus fincas al modo capitalista, si se presenta la ocasión
adquieren empresas industriales, compran acciones de sociedades anónimas y se
convierten en capitalistas. De la clase de los terratenientes se nutren en
buena parte la Administración pública y la oficialidad del Ejército y de la
Marina. Por sus intereses, ideas y aspiraciones políticas, los grandes
terratenientes suelen pertenecer a la parte más reaccionaria de la burguesía y
son uno de los baluartes del fascismo (recordemos el ejemplo de los junkers
prusianos en Alemania).
Los campesinos integran una clase
que procede de la sociedad feudal y que pasa a la capitalista. A excepción de
su capa más acomodada (burguesía rural), son una clase sometida a explotación,
la cual adopta entre ellos formas diversas: arrendamiento que satisfacen al
propietario de la tierra, préstamos y empréstitos que reciben en condiciones
onerosas de los capitalistas, explotación directa de los campesinos pobres,
obligados a ganarse un jornal en los campos de los terratenientes y campesinos
ricos, etc. El conjunto de los campesinos ha de satisfacer también un tributo a
los grandes capitalistas en forma de altos precios de los artículos
industriales que adquieren. Los campesinos que trabajan tierra propia, los
artesanos y los pequeños comerciantes forman la capa, bastante numerosa, de la
pequeña burguesía. A ella pertenecen quienes son propietarios de los reducidos
medios de producción que emplean, pero que, a diferencia de la burguesía, no
viven de la explotación del trabajo ajeno. Los pequeños burgueses ocupan en la
sociedad capitalista una situación intermedia. Como propietarios privados
guardan afinidad con la burguesía, pero como hombres que viven de su trabajo se
acercan a los obreros. Esta situación intermedia de la pequeña burguesía es
origen de su posición inestable y vacilante en la lucha de clases. A medida que
avanzan la industria, la técnica y la cultura, en la sociedad capitalista
aparece la amplia capa de los intelectuales, es decir, de los hombres del
trabajo intelectual (ingenieros y técnicos, maestros, médicos, funcionarios,
científicos, escritores, etc.). Los intelectuales no forman una clase
independiente; son una capa social específica que vive de la venta de su
trabajo intelectual. Proceden de diversas capas de la población, principalmente
de las clases acomodadas, y sólo en parte de los trabajadores. Por su posición
económica y modo de vida ofrecen también diferencias. Sus estratos superiores
-altos funcionarios, abogados con buena clientela y otros- se aproximan a los
capitalistas, mientras que los bajos se acercan a los trabajadores. A medida
que la lucha de clases se ensancha en los países capitalistas, su parte
avanzada se incorpora a las posiciones del marxismo-leninismo y participa en la
lucha revolucionaria de la clase obrera.
En la sociedad burguesa existe
aún otra capa, la de los elementos desclasados o lumpemproletariado, que forman
los "bajos fondos" del capitalismo: bandidos, ladrones, mendigos,
prostitutas, etc. Esta capa se nutre constantemente de elementos salidos de
diversas clases a los que las condiciones de la sociedad capitalista arroja al
"fondo". Los anarquistas afirman que el lumpemproletariado es el
elemento más revolucionario de la sociedad capitalista. La historia de los
últimos cien años ha dado íntegramente la razón a Marx y Engels cuando éstos
definían al "proletariado andrajoso" como una fuerza que por su
situación en la vida se muestra inclinada a venderse para toda clase de manejos
reaccionarios.81 En la Alemania hitleriana, los delincuentes ingresaron en masa
en las organizaciones fascistas, en los destacamentos de asalto y de S.S. En
los Estados Unidos, las bandas de gangsters son un instrumento de violencia que
se emplea en gran escala contra los obreros, los negros y los líderes
progresistas. Al hablar de las clases y capas de la sociedad capitalista hemos
de tener presente también las diferencias en el seno de las mismas. Dichas
diferencias son particularmente sensibles entre la burguesía monopolista y no
monopolista (y en las colonias, entre la burguesía nacional y las capas de la
misma aliadas a los colonizadores). Al profundizarse, como ocurre en nuestros
días, desempeñan, y así lo veremos más adelante, un gran papel en la vida
política de la sociedad burguesa contemporánea. Así, pues, la sociedad burguesa
ofrece un cuadro extraordinariamente complejo de diferencias y relaciones de
clase. Una clara visión de las mismas es condición imprescindible para que la
clase obrera y sus partidos se tracen una política y una táctica acertadas.
Pero tan importante como esto es ver, tras toda esa diversidad, la principal
contradicción de clase de la sociedad burguesa: el antagonismo entre la clase
obrera y la burguesía. Esta contradicción es la que ha de presidir nuestro
análisis de todos los fenómenos sociales. Por muchas que sean las
modificaciones que el capitalismo sufra, por mucho que se compliquen su
estructura de clase y las relaciones entre las clases, siempre será una
sociedad basada en la explotación. Y en una sociedad así, lo principal en las
relaciones entre las clases será la lucha irreconciliable entre los explotados
y los explotadores.
Hola, excelente artículo. Tengo una pregunta que no viene mucho al caso, ¿Sabes quién es el hombre de la foto? Me intriga porque soy físicamente idéntico a él, gracias y saludos
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