LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

jueves, 10 de febrero de 2011

El ejemplo de Oscar Elías Combatiente Fariano, prisionero de guerra discapacitado


Óscar Elías Tordecilla Madera es un jóven Prisionero de Guerra de las FARC-EP que se encuentra recluído actualmente en la Cárcel de Máxima Seguridad de Itagui. Fue capturado el día 2 de Enero del 2007 en la Terminal del Sur de Medellín, cuando se disponía a realizar un viaje a donde los responsables del Frente al cual pertenecía en el eje cafetero. Fue llevado al DAS de Medellín donde duró internado durante 13 días soportando los vejámenes y humillaciones de los funcionarios que lo tenían bajo su responsabilidad. Posteriormente enviado a la Cárcel de Bellavista, donde pasó alrededor de 7 meses.

Esta situación a pesar de ser lamentable y repudiable, no se constituye en un hecho extraño de acuerdo a la repugnante forma en la que actúa el Estado Colombiano en contra de sus detractores en el plano político y militar. Lo realmente grave del caso es que Óscar es un joven que por causa de una herida de guerra, sufrió amputación de ambos miembros superiores, y al momento de su captura, aunque tenía su visión en buen estado, se encontraba gravemente afectada por las heridas que sufrió.

Durante todo este tiempo necesitó de atención médica urgente para evitar la pérdida completa de su visión, pero esta nunca le fue brindada, y por causa de esta reprochable negligencia cometida por el INPEC perdió por completo la visión.

A raíz de esta situación tomó la decisión de nombrar un defensor público de la Defensoría de Medellín. Este defensor basándose en las graves limitaciones y estado de salud de Óscar logró sacarlo de la cárcel de Bellavista, gracias a un examen de Medicina Legal en donde se emite un dictamen que afirma que por causa de sus discapacidades físicas no puede estar en un centro penitenciario de ninguna clase. Le otorgan la detención domiciliaria.

Después de esto, en medio de una de esas ya comunes, ilegales y tramposas jugadas que realiza la rama judicial por orientación directa de los organismos de seguridad en contra de los revolucionarios en Colombia, pasan el caso a la ciudad de Manizales al Tribunal Superior de esta ciudad.

Así mismo, el estado le nombra, de oficio e inmediatamente, otro defensor público del cual preferimos omitir su nombre, por supuesto acomodado a sus amaños e intereses, que hasta el momento tal y como se esperaba, nada ha hecho, y ni siquiera se ha presentado a hablar con su defendido para informarle cómo va el caso.

El Juez Penal del Circuito de Manizales revocó la detención domiciliaria con el pretexto de que Óscar continuaba delinquiendo desde la casa, y entonces es condenado a 40 años de prisión y brutalmente remitido a la Cárcel de Máxima y Mediana Seguridad de Itagui ignorando el dictamen de Medicina Legal y la grave discapacidad física que posee.

Este valiente guerrero colombiano no puede actualmente valerse por sí mismo en ninguna de sus actividades diarias, y por el contrario todo tienen que hacérselo por lo cual depende de la solidaridad que le puedan brindar.

Además de la grave negligencia cometida por el INPEC en el tratamiento médico de Óscar, que le causó la pérdida total de su visión, se comete otra grave violación a los principios humanitarios mínimos de tratamiento para un Preso Político o Prisionero de Guerra en el marco de un conflicto armado interno: Óscar es trasladado conciente y premeditadamente a una Cárcel en la cual no hay colectivos de Presos Políticos, ni personas que se encuentren privadas de la libertad por motivos políticos o del conflicto armado, que puedan acogerlo en su seno para brindarle la solidaridad que se merece y necesita.

Por el contrario, en el centro penitenciario al cual es trasladado sólo hay paramilitares, narcotraficantes y delincuentes comunes, por lo cual Óscar Elías es puesto en una situación de extrema vulnerabilidad pero de completa y total indefensión, en medio de una jauría de personas que buscan aplastarlo como ser humano.

Este método utilizado por el sistema penitenciario es bien representativo a la hora de hacer un análisis juicioso y consecuente de las diferentes formas de castigo empleadas por la oligarquía en contra de quienes son sus enemigos y contradictores, penas éstas que no se encuentran estipuladas en Código Penal o Ley alguna: Los asesinatos selectivos, la desaparición forzada, la tortura, el aislamiento, los traslados a zonas remotas de la geografía nacional, el destierro y muchas otras que podríamos enumerar, se constituyen en formas extra-jurídicas, por no decir macabras y asesinas de tratar no sólo a los rebeldes alzados en armas, sino también a cualquier clase de opositor político en Colombia.

Valga la pena hacer la aclaración de que muchas de estas formas de exterminio del opositor político, no se presentan todas las veces como consecuencia de las acciones emprendidas por el Estado para el acometimiento de este objetivo. Muchas de las veces se generan por causa no de las acciones, sino de las omisiones concientes y voluntarias de un sistema criminal que ha creado todo un entramado verdaderamente terrorista en contra de las ansias de cambio de un pueblo que ha decidido luchar por su libertad y dignidad. En el caso particular de Óscar, se evidencia una omisión preconcebida, que le ha generado graves consecuencias en su salud y se constituye en una grave afrenta contra su dignidad como persona.

A pesar de la ofensiva mediática del gobierno y de la oligarquía en su conjunto en contra de las FARC-EP, la inocultable verdad es que el gobierno colombiano en cada uno de sus actos sigue demostrando la profunda degeneración, podredumbre y falta de voluntad política para buscar la salida del conflicto, y esto, se evidencia precisamente en el tratamiento que le da a los problemas que atañen al desarrollo del conflicto armado y las consecuencias derivadas del mismo, y más específicamente, a la grave situación humanitaria en que se encuentran los prisioneros de guerra de las FARC-EP en las cárceles colombianas y del imperio.

Por el contrario las FARC-EP brindan a los prisioneros de guerra que han capturado, a pesar de las duras condiciones que ofrece el teatro principal de operaciones de la guerra, es decir las montañas y selvas colombianas, un trato digno y acorde dentro de las posibilidades que puede ofrecer un escenario de enfrentamiento militar de guerra de guerrillas, y por lo tanto, de la condición particular de las FARC-EP como un ejército guerrillero eminentemente móvil.

Sólo por poner un ejemplo, podemos tomar el caso del uniformado Josué Daniel Calvo, quien fuera herido en combate y abandonado por sus propios compañeros del ejército después de fuertes enfrentamientos con el Bloque Oriental de las FARC-EP.

Este joven fue trasladado, como prisionero de guerra, a un campamento guerrillero en donde se le prestaron todos los servicios médicos requeridos para mantenerlo con vida, pues si algo prima de parte de la guerrilla en el tratamiento a los prisioneros de guerra, son los principios humanitarios con la consigna de mantenerlos con vida y proteger su integridad física con todos los medios que estén a su alcance.

La muestra fehaciente e irrebatible de esto es que tanto la comunidad nacional como internacional pudieron apreciar las excelentes condiciones de salud en que se encontraba Calvo después de ser entregado unilateralmente como gesto indudable de la voluntad de la insurgencia colombiana en desbrozar caminos de paz que conduzcan a una solución política del conflicto social armado. Todo esto, gracias al tratamiento adecuado brindado por nuestras unidades Farianas a quienes son retenidos como prisioneros.

Es por esta razón que exigimos de parte del Estado colombiano un tratamiento digno y humanitario para los guerrilleros que se encuentran privados de la libertad. Así mismo, hacemos un llamado a las organizaciones de Derechos Humanos para que realicen una denuncia más activa y un seguimiento más disciplinado a los casos de los prisioneros de guerra, pero con especial énfasis en aquellos casos en que los guerrilleros son heridos en combate y posteriormente capturados por el enemigo.

Exigimos una solución inmediata para Óscar Elías Tordecilla, pues al no existir un espacio de Presos Políticos en la Cárcel de Máxima Seguridad de Itagui, obviamente tampoco existe la disposición de parte de nadie para prestarle la ayuda que necesita para sobrevivir. El gobierno debe cumplir y ceñirse al dictamen emitido por Medicina Legal que ratifica el hecho de que Óscar, por causa de sus incapacidades físicas no puede ser recluido en ningún centro penitenciario.

Pero, de antemano conocedores de la forma criminal en que actúa el Estado en Colombia, exigimos, por lo menos, el cumplimiento de la ley 65 de 1993 (Código Penitenciario y Carcelario) que ratifica en el artículo 63, título VI, el imperativo legal según el cual la población carcelaria debe estar clasificada de acuerdo a la calidad de los delitos, y así, que Óscar Elías Tordecilla Madera sea, por lo menos, trasladado inmediatamente al Patio 8º de la cárcel Bellavista de Medellín en donde existe un espacio de Presos Políticos y Prisioneros de Guerra de las FARC-EP, en el cual nuestros Camaradas pueden brindarle toda la ayuda y solidaridad que necesita por causa de las discapacidades físicas que sufre, agravadas de forma brutal y macabra con la pérdida de la libertad de la cual es víctima.

Podrán atar nuestras manos, pero jamás nuestros sueños de justicia y libertad

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