Las presentes notas referidas a aspectos esenciales de la historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, Ejército del Pueblo, corresponden a la trascripción de una entrevista realizada a Jesús Santrich, integrante de la Organización Insurgente, por Ulise Dinani, investigador italiano quien visitó las montañas de Colombia con el propósito de indagar fuentes primarias para desarrollar sus estudios sobre el conflicto político, social y armado que sufre la nación comunera por más de cuatro décadas.
1. Sobre el Origen de las FARC-EP.
- ¿Cómo se da el salto cualitativo de las autodefensas campesinas a la resistencia armada guerrillera?
- En el surgimiento de la resistencia armada existe un antecedente que no podemos dejar por fuera en cualquier explicación que hagamos de lo que es la confrontación de clases en Colombia, y es que la causa esencial del alzamiento por parte de los sectores populares ha obedecido a la necesidad de legítima defensa colectiva que surge en el seno de las comunidades frente a la actitud de explotación y represión que a lo largo de la historia ha mostrado la oligarquía como constante.
Para el caso de los comunistas colombianos que como organización partidaria surgen en 1930, su lucha con identidad de clase aparece en el espacio de la oposición abierta dentro de los parámetros constitucionales, así hubiese oposición a los mismos y a la legalidad burguesa en general. Pero debemos observar que en los mismos albores del lustro inmediatamente anterior se presentan hechos abominables de acción criminal del régimen, que van a explicar el por qué de la orientación que el PC va a dar sobre organizar la autodefensa. Me refiero, por ejemplo, a hechos como el de la masacre de las bananeras de diciembre de 1928, para preguntar si la resistencia que el pueblo hacía en ese momento no era genuinamente pacífica, desarmada.
Si miramos el contexto económico de 1923 a 1928 en el que se da un incremento de las fuerzas productivas como consecuencia, entre otras cosas, de la expansión cafetera, del enorme incremento de divisas como producto del flujo de dólares por concepto del robo de Panamá, la afluencia de más de 130 millones de dólares en créditos públicos y privados, el incremento de la infraestructura de trasporte, el establecimiento de enclaves petroleros, auríferos y bananeros profundizando el carácter dependiente de la economía, conllevó a un final de década con una Colombia con características de un país de estructura social capitalista, ya con una clase obrera diferenciada.
Esta realidad impuso una contradicción central entre las fuerzas productivas representadas en las estructuras agrarias latifundistas con relaciones de trabajo atrasadas, que se rezagan frente al repunte de la estructura social capitalista emergida del nuevo proceso de acumulación de capital. La burguesía mercantil entra a disputarles el poder a los terratenientes latifundistas tradicionales. En estas circunstancias irrumpe el proletariado como clase en asenso con sus luchas huelguística. Pero la actividad política de las fuerzas de oposición se da dentro de los parámetros que impone la legalidad burguesa, donde la acción huelguística es la expresión más radical frente al aumento de precios, por ejemplo, que se produce como consecuencia del rezago de los latifundistas. Pero no es solo el proletariado naciente el que irrumpe contra la actitud de los latifundistas; los empresarios y la burguesía cafetera misma reaccionan contra los altos precios agrícolas que amenazan con absorber las ganancias de la acumulación. Y luego, el torbellino de contradicciones se enrarece aún más, exasperando a los terratenientes socios mayoritarios del ya prolongado régimen godo, cuando la burguesía logra la promulgación de la ley de emergencia que autoriza la importación de alimentos.
¿Qué va a sobrevenir con la agudización de los conflictos, con la expansión cafetera que dispara la valorización de la tierra incrementando la voracidad latifundista?, ¿qué va a ocurrir cuando aparezca el fenómeno del “hambre de tierras” de colonos, arrendatarios y aparceros, el agotamiento de la colonización como procedimiento de la ampliación de la frontera agrícola, la crisis de los servicios públicos urbanos por su inadecuación al crecimiento poblacional?, etc. Lo que va a sobrevenir es una explosión de los conflictos sociales y la evidenciación de la incapacidad de la “hegemonía conservadora” para solucionarlos.
Ocurrirá que el régimen, incapaz de resolver las contradicciones, perdida su iniciativa en la presentación de salidas en el marco de los parámetros institucionales, en la medida en que se profundiza el agrietamiento entre los sectores que apoyaban al conservatismo, el régimen comienza a mirar el conflicto social enfocando como “subversivos” a quienes se le oponen. Reducido el margen de maniobra del gobierno, al mirar como subversivo a los opositores, termina priorizando y profundizando la represión.
Se trata de una característica permanente del régimen esté quien esté como gobierno de parte del liberalismo o del conservatismo. Pero específicamente en este caso los conservadores en el poder hegemónico, con el argumento de impedir el “levantamiento comunista” que supuestamente se daría el 1º de mayo, en abril expide el decreto 707 de “Alta Policía” que permitía hacer arrestos hasta por sospecha. Después vendrá la “Ley Heroica” que intensifica la legislación represiva en 1928, estableciendo incluso el delito de opinión. Por la supuesta defensa del derecho a la propiedad, como si estuviese en peligro, bajo los auspicios de esta ley, el régimen reprime la actividad sindical, amedrenta a la oposición política principalmente liberal, e ilegaliza al Partido Socialista Revolucionario (PSR).
Un ejemplo de esta represión que se fragua desde antes de la masacre de las bananeras fue calificar como movimiento subversivo el movimiento de protesta del 14 de enero de 1927 de 8.000 trabajadores de la Tropical Oil Company y de la Andian Nacional Corporation en Barrancabermeja. La represión estatal cobró la vida de 15 trabajadores, decretó la prisión del comité de huelga y autorizó muchos despidos. Y bueno, después, como ya se dijo, vino la masacre de las bananeras y otros atropellos más bajo la consigna de Abadía Méndez que llamaba a hacer la guerra a la “insurrección comunista”. Era un presidente de un país supuestamente independiente, autónomo, libre actuando por orden de la United Fruit Company. Nombres como el de Abadía Méndez, o de jefes militares como el General Cortés Vargas se inscribirán en el bestiario criminal que ha activado contra el pueblo de manera sanguinaria. Igual, nombres como el del pusilánime pero no menos asesino ministro de Guerra, Ignacio Rengifo. Metralla contra el pueblo y rodilla en tierra frente al yanqui, era la máxima moral de estos gobernantes, según lo definió el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.
La sumisión a los enclaves por parte del régimen, y el tratamiento brutal a los trabajadores petroleros y bananeros mostraba la aguda dependencia de la economía nacional respecto al imperialismo estadounidense. La prensa liberal calificaba de chantaje esta situación: “no hay préstamo sin petróleo, y sin prestamos, el régimen se desploma”. Estados Unidos intervenía en toda América Latina, como en el caso de Nicaragua que resistía con Augusto Cesar Sandino a la cabeza.
A la oposición Popular de finales de los años 20 se le responde con represión criminal que había asesinado, destruido sindicatos y encarcelado dirigentes. Casi toda la dirección obrera había sido apresada. De tal manera que, más allá de la valoración que podamos dar como correctas o incorrectas a determinadas decisiones políticas del PSR, la represión del régimen obliga a esta organización indiscutiblemente revolucionaria, a buscar salidas en la resistencia armada, para lo que creó un Comité Ejecutivo para asuntos políticos y un Comité Central Celular o Conspirativo que desafortunadamente no pudo materializar ni avanzar en su proyectada acción insurreccional. Pero el caso es que las fuerzas populares y revolucionarias han surgido en oposición y resistencia civil abierta, y es la represión brutal de los regímenes lo que las ha hecho asumir el carácter armado de la resistencia. A la misma oposición de un partido que hace parte del establecimiento, como lo es el liberal, le correspondió en determinado momento asumir carácter armado.
Podríamos hacer un listado interminable de ejemplos de represión de los regímenes liberal y conservador, que en Colombia obligan a las masas a defenderse, a pasar de la oposición no armada a la resistencia armada en la medida en que se asimilan y acumulan las experiencias. Y lo que nos indica esa experiencia es que esa oligarquía liberal-conservadora es una oligarquía criminal a la cual no se le puede plantear el debate político o la oposición ni siquiera en el plano de su propia legalidad solamente.
Ahora, la época a la que nos hemos referido para explicar con ejemplos las razones del tránsito a la resistencia armada, nos describe la aparición de un movimiento obrero que por su lucha política de oposición al régimen, es golpeado, sus dirigentes apresados y un partido socialista también menguado. Así llegará esta parte de la oposición popular a la antesala de las jornadas de junio de 1929. Y ahí en esas protestas justas contra la corrupción del régimen, también vendrá la represión con violencia criminal. Nuevamente el gobierno conservador sacará a la calle la caballería y la infantería a arremeter contra la manifestación. A la cabeza de los agresores irá el carnicero de las bananeras Carlos Cortés Vargas y las consecuencias se traducirán en el asesinato del estudiante Gonzalo Bravo Pérez el 9 de junio, concitando toda la solidaridad capitalina y de otras importantes ciudades del país como Medellín, Tunja, Bucaramanga, Cartagena, Popayán…Girardot.
Las jornadas de junio, con la decisiva participación de los estudiantes, pese a todas las falencias de dirección, en perspectiva histórica le darían una estocada de muerte a la hegemonía conservadora, y le abrirían paso a un modelo reformista de gobierno que en cabeza de Olaya Herrera, presidente liberal, abrió la nueva etapa bipartidista... Esto indica que, claro, el movimiento de masas es una condición indispensable para los cambios sociales, y ello no lo pierde de vista el movimiento revolucionario, sólo que lo que también demuestra la historia es que si no hay un respaldo armado a esta resistencia de las masas, no hay garantía de freno a los abusos del régimen que representa los mezquinos intereses de la oligarquía.
Con este contexto se puede entender mejor lo que ocurre en el caso de la resistencia armada comunista. Ésta surge como consecuencia del desarrollo político de las estructuras partidarias en ligazón con la influencia de masas de los comunistas en las zonas rurales de la Colombia de finales de los años cuarenta, precisamente en el marco de la represión conservadora de la época de los gobiernos de Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Roberto Urdaneta. El Partido Comunista tenía un importante trabajo organizativo en el campo, desde sus orígenes, y en la actividad de lucha por la tierra había organizado las Ligas Campesinas, en cuyo seno y debido a la represión de los terratenientes que luego se agrava con las persecuciones gubernamentales posteriores al asesinato de Jorge Eliécer Gaitan, se ven obligadas a asumir la autodefensa de masas como autodefensa armada. Este fenómeno tiene especial desenvolvimiento en el sur del Tolima, en la municipalidad de Chaparral. La persecución terrible, de tierra arrasada que contra campesinos liberales y comunistas, emprende la gubernamental policía chulavita creada por Mariano Ospina Pérez, y que después con más saña prosigue Laureano Gómez y su sucesor interino el presidente Roberto Urdanetade, obliga a que en el seno de las Ligas Campesinas la resistencia de masas de los comunistas acuda a la toma de las armas; igual ocurre con los campesinos liberales que asumen la lucha armada. El hecho es que en este tipo de resistencia la gente armada tiene que hacer la resistencia en defensa de la tierra, de la vida..., con el conjunto de sus familias; el arraigo a la parcela, la cohesión de la familia es algo fundamental que le dé el carácter de autodefensa.
El tránsito de este tipo de mentalidad de autodefensa a una mentalidad de guerrilla es paulatino; podríamos decir que dentro de la primera concepción funciona la resistencia armada hasta antes de la operación Marquetalia, y que a partir de ahí se puede hablar del nuevo tipo de concepción en la que se ven criterios más desarrollados sobre territorialidad, operacionalidad y movilidad absoluta como un elemento esencial de la mentalidad guerrillera propiamente dicha. En la etapa de la asimilación de esta nueva concepción ya no existe la idea sólo de la defensa de la parcela, la región, sino que la resistencia armada frente a la agresión militarista del régimen se plantea la ampliación de la cobertura territorial y de la influencia política de los grupos móviles armados. Estos aspectos de la concepción que se describe podemos notar que aparecen configurados no en la etapa de la resistencia armada de Irco y Chicalá, o en la del Davis, o en Villarrica, sino posteriormente. En esos puntos si bien el movimiento armado comunista cuenta con una concepción política de compromiso con la línea del Partido Comunista (aquí no se incluye el análisis de la resistencia armada Liberal), aun no está en el pensamiento, por ejemplo, la proyección de la ocupación de las tres cordilleras. Será en la Primera Conferencia del Bloque Sur donde se percibe la evolución de la mentalidad de autodefensa a la de guerrilla con los elementos que mencionamos. Es en esta Conferencia que hoy se toma como la Primera Conferencia de las FARC - EP que se observa, luego del análisis de la experiencia organizativa, política y militar de la resistencia de Marquetalia, que el movimiento armado ya no sólo está en función de defender la vida sino en función de la lucha por la toma del poder. Ese salto marca el inicio de la historia de las FARC, pues luego, a los pocos meses, unos seis meses después, se dará la Conferencia Constitutiva de nuestra organización.
Jacobo Arenas, sintetiza la característica de esta nueva etapa cuando al referirse a los elementos que discute la Conferencia Constitutiva, expresa que aunque aún no fuera de manera muy clara, ya se hablaba de que “la guerrilla, si es una guerrilla revolucionaria, debía abolir de su cabeza las concepciones autodefensistas que imperaron durante años; el cambio, decía, implicó una concepción ofensiva; es decir, que la guerrilla debía en adelante proseguir con una actitud ofensiva por que de ser defensiva se vuelve autodefensa y entonces no es guerrilla”.
2. Resistencia armada liberal y resistencia armada comunista.
¿Cuál era la relación entre guerrillas liberales y guerrillas comunistas?
La relación entre las guerrillas liberales y las guerrillas comunistas; o mejor, entre los movimientos de resistencia armada liberales y comunistas, diferenciando lo uno de lo otro según la explicación que se acaba de dar sobre lo que es una autodefensa y lo que es una guerrilla, se podría enfocar de la siguiente manera. Este fenómeno de relación se da en un momento determinado entre la época en que surgen los grupos de autodefensa armada comunista y los grupos de autodefensa liberal hacia 1949. Específicamente, donde se da esta situación es en el sur del Tolíma y ocurre con los grupos armados conducidos por la Dirección Comunista de Chaparral y la resistencia armada liberal conducida por Gerardo Loaiza y Leopoldo García.
La coordinación en lo que se conoció con el nombre de Estado Mayor Unificado se produce luego que hacia finales de 1949 los núcleos de resistencia armada comunista que habían en Irco y Chicalá, en a municipalidad de Chaparral se trasladan hacia la región del Saldaña, por entonces área de control de los grupos de resistencia armada conducidos por los Loaiza. Esa coordinación obedeció a una necesidad común de unificar fuerzas para oponerse a la policía chulavita conservadora, pero en el caso de la Dirección Comunista, indudablemente, el proceso obedecía también al desarrollo de su política de Frente Democrático que buscaba hacer resistencia al fascismo y al régimen godo de la época.
El Partido Comunista adelantaba su política de Frente Democrático que buscaba por sobre cualquier interés partidario, particular y mezquino, coadyuvar en el impulso de la unidad nacional en busca de la restauración de la democracia y la consolidación de la paz. Así que la unión con los liberales, sobre todo con los campesinos con quienes compartían la persecución, el terror y la muerte que propinaba el gobierno conservador, era un positivo paso en el impulso del Frente Democrático. También la necesidad de aunar fuerzas contra un enemigo común, cada vez más terrible en sus métodos de terror, en un momento en que la saña sobre Irco, Chicalá y sus alrededores se hacía insostenible, obligaba a un desplazamiento para el cual una propuesta que partió de los Loaiza en cuanto a moverse a sus áreas de influencia aparecía oportuna.
Por su parte los Loaiza al tiempo que veían en los comunistas a un enemigo de su enemigo, conocían de su prestigio en materia organizativa y militar, y tenían la certeza que como aliados los comunistas no solamente eran autosuficientes en la forma de generar su economía de guerra, sino que eran un verdadero refuerzo necesario. Nunca los Loaiza estuvieron pensando en ideas relacionadas con el fortalecimiento de Frentes Patrióticos o de unidad en función de la Nación. Podemos decir con certeza de que muy a pesar de que pudiese haberse presentado algún tipo de solidaridad campesina entre combatientes, la unidad pensada por la Dirección Guerrillera Liberal en cabeza de los Loaiza y Leopoldo García no sobrepasaba los linderos del utilitarismo.
Este momento de la resistencia armada está muy bien descrito en el libro Cuadernos de Campaña, del comandante Manuel Marulanda Vélez. Para la época a que nos referimos el camarada Marulanda, y hasta antes de 1953 había pertenecido a los grupos de resistencia armada liberales que surgieron en el Quindío, y como tal llegó hasta la zona del Saldaña, pero sin mezclarse con las prácticas de revanchismo y de tierra arrasada que contra los conservadores también aplicaban los liberales armados. El grupo del camarada Manuel termina integrado a la resistencia armada comunista que se dirigía desde el campamento del Davis ubicado en el cañón del Cambrín. Desde antes de la desarticulación del Davis y de la total ruptura entre liberales y comunistas hombres como Marulanda, Jacobo Prías y Ciro Trujillo que antes eran guerrilleros liberales, quedan integrados a la causa comunista actuando como constructores y protagonistas cimeros del proceso de transformación de aquel tipo de resistencia en lo que más adelante, en el año 64 serían las FARC.
Cuando se produce el rompimiento del Davis mucha gente propiamente liberal o gente influida por ellos, a la hora de definir se quedó con los comunistas. Pesaba mucho el hecho de que el interés de los comunistas era de mayor alcance político; se estaba impulsando el Frente Democrático de Liberación Nacional, y la idea de unidad tenía un sentido de interés patriótico.
Cada quien iba con una idea de que había necesidad de aunar fuerzas, así con las características ya señaladas de la manera como cada quien veía la unidad. Ahí mismo establecieron lo que se llamó un Estado Mayor Guerrillero Unificado para combatir a los chulavitas. En el caso de los liberales, el avance mayor al que llegan es el del avance militar que se produce con el establecimiento del Estado Mayor Unificado con los comunistas, pero cuando la Dirección Comunista hace el planteamiento de la unidad en el Frente Democrático, ésta iniciativa no tiene acogida entre los liberales. Pero en todo caso la coordinación con ellos sirvió para que la resistencia armada comunistas una vez se estableciera en el Cambrín, en las tierras cedidas por los campesinos liberales que influía Gerardo Loaiza, se fundara el Comando del Davis. Y este comando digamos que es el ejercicio de la práctica del movimiento campesino comunista que le permite experimentar la formación más cualificada de la autodefensa, se había asimilado lo que eran las marchas, las dificultades de los abastecimientos, las contradicciones que entraña la política, el rigor de algunos combates, y un tanto obligados por las necesidades, pero también por los proyectos, ya habían asumido la vida guerrillera así fuera incipiente. Entonces, entre la época de Irco y la desocupación del Davis está la primera etapa del desarrollo del caudal humano que será la materia prima para la fundación de la guerrilla revolucionaria en Colombia. Y es una parte muy importante porque entregó los primeros comandantes que dan arranque a importantes dirigentes que durante esa etapa fue que se definieron por la lucha comunista. En esta etapa, como ya se indicó, se vinculan entre otros, el Camarada Manuel, Charro Negro y Ciro Trujillo.
3. El Frente Nacional.
¿Como se soldó la fractura entre liberales y conservadores en la dictadura de Rojas Pinilla o cuando se conformó el Frente Nacional?
Entre liberales y conservadores ha habido desde los orígenes de tales partidos tradicionales en el siglo XIX diversos momentos en que afloran las contradicciones entre unos y otros. Hay que recordar que los liberales surgen con unas características más apegadas al anticlericalismo y la herencia colonialista de España. Los conservadores surgen con una tendencia muy marcada hacia las posturas retrógradas de la iglesia y la institucionalidad colonial. En todo caso ambos son partidos cuya dirigencia está integrada por representantes de los sectores económicamente poderosos que una vez es derrotada España por el Ejército Libertador, lo que hacen es sustituir a los colonialistas en sus procedimientos de explotación de los sectores de población empobrecida indígena, negra y mestiza.
Jamás estuvieron en disposición los llamados liberales ilustrados, o los independentistas de la América, en romper con las instituciones económicas fundamentales de la colonia como lo eran la esclavitud negra y la servidumbre indígena, lo mismo que los diversos tipos de explotación sobre los mestizos más pobre. Y precisamente ese era el aspecto fundamental de las contradicciones de esos sectores del proceso independentista con los pocos que como Bolívar encabezaban las posiciones verdaderamente revolucionarias y humanistas en la época. Bueno, los partidos liberal y conservador en Colombia son herederos de las posiciones antibolivarianas, por ello sus dirigencias son integrantes de castas aristócratas, mezquinas, que detestan al pueblo. De tal manera que los momentos en que han aflorado sus contradicciones en torno a problemas de orden económico y político no es por que uno u otro partido actúe en reivindicación de los intereses populares. Así, cuando notan que están en peligro sus privilegios de clase y su afianzamiento en el poder también como clase social explotadora, no tienen ningún problema y no pierden tiempo para proceder a limar sus asperezas. Podemos afirmar, entonces, que las contradicciones entre estos partidos no son contradicciones antagónicas y que ante todo priman en ellos las “buenas relaciones”, que surgen como producto de sus intereses comunes de clase.
El caso de los momentos de conflicto de los años cuarenta es buen ejemplo para demostrar esta afirmación. Precisamente, cuando Jorge Eliécer Gaitán en sus campañas por la presidencia de la república adquiere un respaldo enorme por parte de los sectores populares de la sociedad colombiana, en la medida en que el caudillo fue arreciando sus posiciones contrarias a las oligarquías liberales y conservadoras, éstas mismas toman la determinación de asesinarlo, obviamente contando con la siniestra mano de Washington, sencillamente por que ponía en peligro los intereses de clase de esas oligarquías y los intereses del imperialismo yanqui, del cual Gaitán también era opositor. Entonces ocurre que cuando se desata el levantamiento popular insurreccional como consecuencia del crimen, cuando las oligarquías vieron que el asunto se les salía de las manos, no tuvieron problema en ponerse de acuerdo, echarle la culpa al Partido Comunista y arreglarse para conducir el país en momentos de crisis, así de manera pronta volvieran a la ruptura. Y es a este momento al que se refiere la pregunta. Y bueno, habría que decir que efectivamente es un período especialmente difícil no para el partido Liberal sino para las masas populares que por tradición hacían parte de este partido. Es evidente que al lado de los comunistas, los liberales sobre todo del campo también sufrieron la inclemencia de la persecución chulavita, de la tierra arrasada y de los crímenes de la represión goda, pero la alta dirigencia poco sufrió estos embates, así que a la Dirección Nacional Liberal no le costó mucho arreglarse con los Conservadores. Una vez sus chantajes surtieron efecto –por que para eso, para chantajear al régimen godo, si fueron muy bien utilizados los campesinos armados por el liberalismo-, la Dirigencia Liberal buscó a toda costa deshacerse de los hombres que a nombre del Partido Liberal tomaron las armas, aunque haciendo la aclaración que más que por liberales fue por defender sus vidas que asumieron la resistencia armada.
De tal manera que desde antes que Rojas Pinilla se hiciera al gobierno los sectores del conservatismo no afectos al Laureanismo, y la Dirección Liberal ya estaban en acuerdo, y es de ese acuerdo de donde sale la determinación de apoyar Rojas Pinilla, quien sube al gobierno apoyado por el bipartidismo, y de igual manera cuando sale es por acuerdo del bipartidismo.
Entonces, se puede reiterar que cuando Rojas Pinilla sube al poder con el golpe del 13 de junio de 1953, lo hace con la confianza del bipartidismo en su lealtad a los esquemas políticos tradicionales. Su promesa de: “no más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político, no más rencillas entre hijos de la misma Colombia inmortal…”, lo que contiene son los trucos de mago de la oligarquía para mantenerse como clase en el poder real y permanente. Cuando prometió libertad para los presos políticos y amnistía para los guerrilleros que entregaran las armas, el bipartidismo dio un respaldo casi unánime que despertó ilusiones en sectores incluso universitarios que miraron en Rojas Pinilla la posibilidad del retorno de la autonomía a la universidad, pero el delirio pronto se esfumó.
Cuando el dictador saca sus garras y vienen las protestas aparecerán sin sonrojo las consabidas acusaciones contra las voces opositoras; toda protesta será enmarcada en el marco de la conspiración comunista internacional, y por tanto debía ser impedida o reprimida. En el 54 se dará la masacre estudiantil de junio, en el campo se desatará la represión contra Villarrica y el Sumapaz...; era evidente que a toda costa la dictadura, a sangre y fuego ya buscaba impedir el retorno de las mínimas garantías consignadas en la constitución.
En la represión contra el campo, liberales y conservadores estuvieron de acuerdo y lo que quedaba de grupos armados liberales se puso al servicio de la represión a los comunistas. Y aún en el caso del trágico hecho de la masacre de estudiantes en Bogotá que mostraba las garras criminales de Rojas, los partidos tradicionales le brindaron su respaldo, yendo a Palacio incluso, a solidarizarse con el Gobierno y a valorar su política como necesaria para frenar el “comunismo internacional”.
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Entonces, recapitulando, el golpe militar de Rojas es apoyado por el bipartidismo liberal-conservador desde antes de producirse; la represión contra el Sumapaz y Villarrica también, y el mismo día que se da la masacre estudiantil de junio de 1954 se conoció del respaldo de los partidos tradicionales. Y, vale decir, en cada momento está presente el apoyo del imperialismo; de hecho el aumento del pie de fuerza y con ello la destinación presupuestal al Ministerio de Guerra como la unificación del comando de policía al comando militar que se produce quitando a aquella su carácter civil es lineamiento del pentágono atendido por la oligarquía colombiana como clase en el poder. En esta época indudablemente aumenta la subordinación militar a Estados Unidos, tan es así que el Batallón Colombia interviene en Corea bajo las órdenes de Washington.
Antes del año de gobierno, Rojas comienza a perder su apoyo. La masacre estudiantil aumenta el desprestigio de Rojas.
Muchos de los guerrilleros que se acogen a la amnistía de Rojas caen asesinados y en el campo, el ejército continúa hostigando al campesino con criterios políticos similares a los de la hegemonía conservadora. En conclusión la represión no es una determinación de Rojas sino de la oligarquía como clase. Rojas es un instrumento.
La persecución contra los campesinos del oriente del Tolima se reinicia desde noviembre de 1954. Nuevamente con pretextos anticomunistas es agredida como en los días de Chicalá, Irco o la desarticulación del Davis, una basta región agraria. El ejército aplasta la resistencia de Villarrica con 6 batallones con apoyo aéreo que crean enormes bajas y daños materiales. En Villarrica se produjo un genocidio del cual no dio cuenta la gran prensa.
La resistencia se desplaza a las zonas del Pato y Guayabero.
En el campo y la ciudad Rojas había regado sangre inocente de colombianos. Ni siquiera su manipulación del sentimiento gaitanista evitó la quiebra, que fue aumentando con la masacre perpetrada por los servicios de inteligencia de Rojas el 5 de febrero de 1956 en el Circo de Toros de Bogotá y la tragedia causada por la explosión en Cali el 7 de agosto del 56, de 7 camiones del Ejército cargados de dinamita.
El dictador, enriquecido personalmente, diseminando violencia y desprestigiado, da carácter de “gobierno de las fuerzas armadas” a su mandato hasta cuando las jornadas de protesta de mayo de 1957 dan al traste con él. Entonces vendrá la Junta Militar y luego el establecimiento del Frente Nacional como sistema de gobierno antidemocrático, excluyente, que va a mostrar con más acento la capacidad de unificación de determinaciones políticas que tiene la oligarquía para impedir que las fuerzas populares accedan al poder. Pero quede claro que el acuerdo no surge con el establecimiento de este abominable y antidemocrático sistema paritario de gobierno liberal-conservador que se prolongará durante 16 años.
4. El asesinato de Jacobo Prías y el surgimiento de las FARC.
¿Cuál es el origen de las FARC, y que significado juega el grave asesinato de Jacobo Prías Alape?
El origen de las FARC está ubicado en el desenvolvimiento de la historia de luchas anti-oligárquicas que se han presentado en Colombia. Ya en la primera respuesta a las preguntas de este diálogo, cuando hablamos del surgimiento de la autodefensa y de su tránsito hacia las características que le dan la definición de movimiento guerrilleros se hizo referencia al tema. Las FARC marcan en la fecha de mayo 27 su punto de origen, valorando el inicio de la confrontación por tierra de las fuerzas militares agresoras del Estado con la resistencia armada comunista dirigida por el camarada Manuel Marulanda Vélez en el punto La Suiza, durante la resistencia de Marquetalia. Allí se produce el primer combate de esa etapa y se recuperan los tres primeros fusiles. Esa fecha se toma simbólicamente como la de fundación de las FARC-EP, pero este no implica el desconocimiento de que la fundación de las FARC es producto de un proceso que implicó despliegue de creatividad, lucha, combate, sacrificios..., hasta llegar a lo que fue la Primera Conferencia del Bloque Sur, en el mismo año de aquel combate del 64 y, posteriormente a lo que será la Conferencia Constitutiva que es la que da el nombre que hoy tiene la organización, es decir FARC.
Ha habido importantes antecedentes de lucha política y de lucha político-militar durante toda la historia desarrollo del Partido Comunista, luego durante la estructuración de las autodefensas en el seno de las Ligas Campesinas; vendrá después la toma de las armas en los primeros momentos de la resistencia en Chicalá, Irco, el Davis..., Villarrica, hasta llegar a la etapa de la resistencia de Marquetalia en que se da el salto a la configuración de la guerrilla como tal en esa Conferencia del Bloque Sur, o Primera Conferencia.
Entonces, ocurre que durante todos esos momentos de la lucha revolucionaria los comunistas han dejado el espacio abierto para buscar salidas dialogadas al conflicto social generado por la oligarquía. Es decir que el guerrerismo es una característica del régimen al que el pueblo ha tenido que enfrentar organizando la resistencia armada pero sin desistir en el empeño de la búsqueda de la justicia en condiciones de paz, utilizando salidas diplomáticas. Entonces vemos que cuando el gobierno desata la ofensiva sobre Villarrica realmente en la zona agredida quienes habían hecho la resistencia armada desde el Davis estaban desarrollando trabajo organizativo no armado. Esta agresión obliga a retomar las armas y con ello a reactivar el movimiento de resistencia en El Guayabero, El Pato, Riochiquito y la región del Támaro fundamentalmente. Pero luego a finales del año 57 se persiste en la salida dialogada al conflicto y el movimiento vuelve a la actividad política pacífica confiando en la palabra del gobierno, y lo que acontece es que ese movimiento agrario que se comienza a desplegar por parte de los comunistas con conductores como el insigne Jacobo Prías Alape y el camarada Manuel Marulanda Vélez. Pero el gobierno va a volver a traicionar los anhelos de paz de esos luchadores populares. Sólo dos años va a durar esa endeble “paz”, pues en enero de 1960 el gobierno después de desatar diversos actos hostiles se valió de los paramilitares conducidos por José María Oviedo, Mariachi, y asesina abaleándolo por la espalda a Prías Alape, el valiente Charro Negro. Y ahí estamos hablando de un magnicidio contra la figura del conductor del movimiento comunista en esa importante región que era el corazón del Movimiento Agrario de Marquetalia.
Jacobo Prías se había vinculado a las filas comunistas en el Davis luego de la ruptura con los liberales; pero ya su trayectoria como luchador, como combatiente era larga y brillante. Él es quien funda en la región del Támaro el comando de Marquetalia; él incluso pone el nombre a la zona, y con el camarada Manuel despliega un ingente trabajo organizativo y político hasta el momento en que es asesinado. Se trató de un crimen de Estado protestado por sus compañeros de lucha sobre el que las autoridades judiciales ninguna medida tomaron contra los criminales.
En opinión del camarada Manuel, este asesinato reactiva la lucha armada de los comunistas; dice él, que nunca antes un hecho como el asesinato de un conductor, de un dirigente revolucionario en particular desata una reacción como la que genera el crimen cometido contra Charro. Este hecho y posteriormente la agresión a Marquetalia son observados por el camarada Manuel Marulanda como dos causas inmediatas de muchísima importancia que dan origen a lo que él llama el “surgimiento en serio de la lucha guerrillera en Colombia”, pues a partir de esos acontecimientos el desarrollo de la lucha guerrillera irá en ascenso sin parar. Ese es entonces el significado que tiene el asesinato de Jacobo Prías en el surgimiento de las FARC.
5. El Programa Agrario de los Guerrilleros.
¿Cuáles es la esencia y la trascendencia del Programa Agrario de los Guerrilleros?
Se trata del primer Manifiesto Político de las FARC-EP, el cual se da en el fragor de la resistencia de Marquetalia, De hecho la Asamblea que lo promulga es, incluso, anterior a la Primera Conferencia del Bloque Sur. Es en la Asamblea de 20 de julio de 1964 donde se produce este documento que tiene como uno de sus gestores principales al comandante Jacobo Arenas; obviamente, al lado del Comandante en jefe Manuel Marulanda Vélez.
El Programa Agrario es un documento de una importancia tal que se ha mantenido hasta nuestros tiempos como una pieza fundamental de la literatura política, programática, de las FARC-EP. El documento se refiere a los acontecimientos de mayo de 1.964 en Marquetalia, explicando las razones de la agresión y las de la resistencia campesina, aclarando que “Los marquetalianos hicieron todo lo que estuvo a su alcance para evitar la guerra, pero que no hubo fuerza capaz de contener la agresión.” Y con estas palabras deja en claro quiénes iniciaron la guerra que hoy continúa desangrando a Colombia. Ahí en el Programa Agrario está plasmada la visión que de la agresión tuvo la Asamblea General de Guerrilleros del 20 de julio de 1.964, y que se convertiría en principal bandera de lucha del movimiento revolucionario.
Aquel documento presentó los argumentos que explicarían sucinta y claramente el por qué de la lucha armada encabezada por los marquetalianos y la relación de la lucha de los marquetalianos con las primeras acciones de resistencia surgidas entre fines de 1.948 y comienzos de 1.950, que eran momentos de recrudecimiento de la violencia generada con ocasión de los preparativos de las elecciones presidenciales de noviembre de 1.949 que habían desatado la comisión de crímenes atroces, saqueos, incendios, etc. sobre la población inerme, en un ambiente de impunidad respecto de todo ese vandalismo cuyos autores eran dirigidos por las mismas autoridades oficialistas de cada localidad.
El documento señala los responsables de la violencia, a la que incluye en lo que llama “política de sangre y fuego”. En medio de esa política se desenvuelve la primera etapa del movimiento guerrillero como encarnación de una réplica popular al terror oficial instaurado por la hegemonía conservadora. Pero ahora imputa de manera concluyente la responsabilidad de los males, de las “bestialidades” que ha padecido el pueblo “en la carne y en el espíritu, al régimen”. Y con este concepto está enjuiciando no a uno u otro grupo económico del país sin más, sino al sistema de gobierno, al cual considera descompuesto, “podrido” dice el manifiesto, y que se nutre del “monopolio latifundista de la tierra”. Observemos aquí como estas consideraciones se coloca en primer plano, como causa fundamental del conflicto, el problema de la tierra, ligado a los abusos del imperialismo norteamericano que ya intervenía directamente en los asuntos internos del país, como quedó evidenciado con la participación de bombarderos yanquis en Marquetalia.
Este que, como ya se ha expresado, se considera un Manifiesto Político de los comunistas en armas, en las ideas que esboza se identifica plenamente la línea del Partido Comunista planteada en los congresos de la época, y sobre todo en el Séptimo Congreso. Se trataba de la aplicación de una línea en la que se denotaba especial preocupación por los problemas agrarios propios de la Colombia rural de mediados del siglo XX, y se levantaba la consigna central de la lucha por una transformación agraria democrática. A esta consigna se sumaban las voces anti-imperialistas en momentos en que la "guerra fría" había extendido ya ampliamente su terrible manto de discordia mundial, y la triunfante revolución cubana se enarbolaba como ejemplo libertario y hacía crecer la confianza en la posibilidad real del cambio revolucionario en América Latina, al tiempo que generaba los más grandes temores en las altas esferas del poder gringo: temor a la libre determinación y autonomía de los pueblos, temor al florecimiento de la dignidad y la libertad en los países neo-colonizados por Estados Unidos en el territorio americano.
Esta situación explicaba el por qué de la agresión. Es por eso dice el documento “que en esta guerra participan contra nosotros tropas, aviones, altos militares y especialistas norteamericanos. Es por eso que se lanzan contra nosotros 16 mil hombres. Es por eso que se emplea contra nosotros la táctica de bloqueo económico, del cerco de exterminio, de las acometidas por aire y tierra, y por último se usa la guerra bacteriológica. Es por eso que el gobierno y el imperialismo yanky emplean contra nosotros cientos de millones de pesos y dólares”
En medio de estas precisas, claras y ciertas consideraciones que son como un preámbulo justificatorio del Programa de transformación agraria concebido, aparece un aspecto muy importante que se refiere de manera más concreta, explícita, directa, al por qué de la vía armada, precisando que la adopción de tal vía se da por necesidad derivada de la imposición de la guerra por parte del régimen, y se presenta como un lucha con un objetivo que va más allá de intereses personalistas: la toma del poder. El poder para llevar a cabo las transformaciones revolucionarias que requería Colombia, y que partía fundamentalmente de los cambios planteados en los siete puntos que comprenden el “Programa” de julio 20 de 1.964 en los que se esbozan los lineamientos para una “Política Agraria revolucionaria que cambie de raíz la estructura socio-económica del campo colombiano”.
Entre los aspectos que se destacan del Programa Agrario tenemos:
- La transformación parte de la base de “la confiscación de la propiedad latifundista en beneficio de todo el pueblo trabajador”, y su entrega gratuita a “los campesinos que la trabajan o quieran trabajarla”, otorgando además “las herramientas, animales de labor, equipos y construcciones para su debida explotación económica”.
- La Transformación Agraria era concebida como “condición indispensable y básica para elevar verticalmente el nivel de vida material y cultural de todo el campesinado, librarlo del desempleo, del hambre y del analfabetismo...”
- Plantea respetar “la propiedad de los campesinos ricos” que trabajen personalmente sus tierras.
- Toma en cuenta el reconocimiento y protección de los intereses de los indígenas, etc.
Estas ideas, como todo el documento en general en sus diversas apreciaciones y finalidades, son fiel reflejo de la política agraria del Partido Comunista que abogaba por el desarrollo del “Frente Democrático” dentro del cual se veía a las
Guerrillas como factor decisivo pero unidas a un movimiento amplio de masas encabezado por la clase obrera, y esto en la modalidad de la “guerra popular prolongada” con proyecciones para el futuro. Tal es el sentido del “Programa Agrario Revolucionario”.
No debemos perder de vista que cuando se plantea el Programa Agrario, el mayor porcentaje de la población colombiana era rural. Éste era un Programa, entonces, para la mayoría de la población colombiana. La lucha era propuesta con el carácter de “Revolucionaria y Patriótica por una Colombia para los colombianos, por el triunfo de la revolución, por un gobierno democrático de liberación nacional”, idea que había sido planteada ya desde antes en la “Primera Conferencia Nacional del Movimiento Popular de Liberación” realizada en agosto de 1.952 en Viotá a iniciativa del Partido Comunista, en la que participaron delegados de grupos armados, liberales y comunistas de diferentes partes del país. En ese evento en el que llevaron la vocería del Partido Comunista los camaradas Gilberto Vieira y Álvaro Vásquez se esbozaba –según plantea el historiador Medófilo Medina- un Programa cuyo objetivo era la constitución de un gobierno democrático de liberación nacional que “se diferenciaba poco del programa del Partido Comunista, sucediendo que lo que se planteó fue un desfase entre la realidad de la resistencia campesina y las metas políticas y sociales señaladas. Y esa inadecuación impidió que se constituyera en un documento orientador y que la Conferencia influyera en el desarrollo de la resistencia”.
Muy por el contrario de lo que sucedió con las conclusiones de la Primera Conferencia Nacional del Movimiento Popular de Liberación, el Programa Agrario Revolucionario se convierte en importante guía de acción para la lucha de resistencia a partir de su promulgación. A propósito, Jacobo Arenas reconoce que tal documento fue la “base ideo-política” sobre la que se hizo la lucha de Marquetalia, logrando una significación política enorme que le permitió haberse “convertido ahora en Programa Agrario de Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo”.
6. El Plan Estratégico de las FARC-EP.
¿Qué es, cuándo se concibe y cómo se articula el Plan Estratégico de las FARC-EP?
El Plan Estratégico de las FARC es el resultado de una elaboración forjada durante toda la historia del movimiento de resistencia armada comunista, como sustrato de la experiencia político-militar de la insurgencia. La síntesis en la que se compendia esa experiencia como Plan para la toma del poder, indicando la concepción, los objetivos y los procedimientos definiendo circunstancias de tiempo, modo y lugar es lo que se denomina como Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia. Esa síntesis es plasmada con esa denominación en la Séptima Conferencia de nuestra organización.
Del Plan Estratégico, respecto a sus aspectos más generales lo que podría comentar es que en él se deja claro que el protagonista fundamental del proceso revolucionario es el pueblo colombiano, organizado para adelantar una lucha contra un enemigo de clase que tiene su expresión de represión y poder en un régimen terrorista, implacable. De esa caracterización se deriva la conclusión de que existe la necesidad de combinar las formas de lucha, y que en esa combinación la vía armada es insoslayable, como lo es la clandestinidad para preservar al máximo la vida de los revolucionarios en miras a sacar adelante el proyecto de construcción de la Colombia Nueva. La perspectiva de ese plan es la conquista del socialismo.
El Plan Estratégico, entonces, define lo concerniente al despliegue de la fuerza militar, a la creación de las condiciones organizativas de las masas para el levantamiento insurreccional, construyendo un partido para la revolución, un ejercito revolucionario y un amplio frente de masas que lleve hacia adelante la lucha por el poder para el pueblo mediante un alzamiento armado que se desenvuelve amparado en el derecho universal que tienen los pueblos del mundo de revelarse contra la opresión de los regímenes injustos.
7. El trabajo de masas.
¿Como ha evolucionado, a lo largo de esos años de lucha ininterrumpida, el trabajo de masas de las FARC-EP?
El trabajo de masas es la esencia de la actividad político-militar de las FARC-EP. A las masas nos debemos, por ellas luchamos. Nosotros somos parte de esas masas, parte del pueblo por el que combatimos, somos pueblo en armas. De tal manera que desde que surgimos estamos adelantando toda nuestra actividad política y militar con profundo apego a las masas. Tal como lo plantea nuestro Programa Agrario, cuando nos constituimos recogemos las banderas bolivarianas y las tradiciones libertarias de nuestro pueblo para luchar por el poder en busca del ejercicio de la soberanía nacional, estableciendo un régimen democrático que garantice la justicia social y la paz, que garantice el bienestar y la felicidad para todos quienes vivimos en Colombia. Así, el trabajo intenso con el pueblo ha arrojado resultados organizativos concretos a lo largo de esta historia de más de cuatro décadas como FARC, pero que son mucho más si tomamos en cuenta todos los antecedentes de la lucha del pueblo por la conquista de sus libertades, lucha de la cual somos indiscutibles herederos. Esos resultados concretos se traducen en la construcción de un ejército popular extendido en todo el país con un proyecto político que reivindica los intereses de las mayorías empobrecidas de este país; la construcción de un partido para la revolución, que es el Partido Comunista Clandestino Colombiano que hoy congrega a millares de militantes en todo el país; con la misma importancia están presentes como pueblo organizado las milicias populares y el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia que por las circunstancias que impone el terrorismo de Estado prosigue en la clandestinidad la siembra de esos ideales de Patria Grande, de unidad continental, de justicia para los pobres..., de socialismo, que nos legó el libertador y el humanista pensamiento marxista-leninista. Estas estructuras, todas, están muy arraigadas en el seno del pueblo, en sus frentes de masas, en los diversos sectores de la sociedad, entre los estudiantes, los trabajadores, los indígenas, los campesinos, en las barriadas, entre el pueblo todo están las FARC floreciendo como promesa de pronto estallido insurreccional.
8. El marxismo-leninismo y el bolivarismo.
¿Que representa para las FARC el marxismo-leninismo?
El marxismo-leninismo, al lado del bolivarismo, son para las FARC las bases, las columnas, los músculos, los nervios, cuerpo y alma de sus concepciones, de sus principios y de su ideario. En estas expresiones del pensamiento vemos un compendio de la experiencia histórica de la humanidad que tiene la virtud de, precisamente, realzar el valor del hombre y sus capacidades para lograr la construcción de relaciones sociales de colaboración, de ayuda mutua, de fraternidad. Estos idearios son tesoros de la humanidad que marcan una estrategia ineludible hacia la conquista de la justicia social y la libertad en alternativa a la explotación, la opresión y la miseria impuestas por el imperialismo y su ideología neoliberal.
El marxismo-leninismo y el bolivarismo congregan principios y propósitos de lucha que se han convertido en patrimonio de la humanidad dentro de la perspectiva de esa necesidad y ese deber que existe de luchar por la utopía del mundo diferente sin explotadores ni explotados. De estos idearios tomamos los guerrilleros de las FARC sus carácter consecuente; es decir la coincidencia que ellos tienen con el accionar sin condiciones por su concreción que mostraron sus gestores. Tomamos sus acciones justicieras y libertarias; las ideas por la igualdad que se ven en unos y otros; la militancia antiimperialista y la confianza en la capacidad transformadora de los pueblos que también comparten.
En fin, un proyecto revolucionario para Nuestra América debe contar, necesariamente, no sólo con la experiencia emancipadora de Bolívar y todos los próceres verdaderamente independentistas y libertadores, pues conexamente deberá retomar las enseñanzas que el marxismo-leninismo ha entregado sistematizando las experiencias de lucha de la humanidad por su emancipación.
El marxismo-leninismo de manera fundada ha desnudado las contradicciones del capitalismo, ha evidenciado los mecanismos de su perversidad, el modus operandi de sus crímenes, y nos ha enseñado como aniquilar el poder del capital, cómo acabar con las relaciones sociales de producción en las que el hombre explota al hombre imponiendo las infamias de la plusvalía. El marxismo-leninismo nos dota de una filosofía para la acción que nos permite valorar nuestra propia realidad, nuestra propia historia y circunstancias para visualizar la marcha de la sociedad influyendo en ella en pos del aniquilamiento no solo del capitalismo sino del imperialismo sin quedarnos esperando a que tal aniquilamiento nos caiga del cielo junto con la instauración de una sociedad comunista en la que impere la justicia, la igualdad y la libertad. Y, como ya lo hemos dicho en otras ocasiones, si alguna coincidencia encontramos entre el marxismo-leninismo y el bolivarismo, como revolucionarios, además de su total apego a los intereses del pueblo, es su compromiso con la utopía en cuanto a la búsqueda infinita de nuevos y mejores horizontes para la humanidad, horizontes de justicia y verdadera liberad, partiendo desde el plano de la praxis y desde la base real de las circunstancias, luchando, siempre luchando por los objetivos que cada vez humanicen más y más a la humanidad.
Nosotros, entonces, retomamos del marxismo-leninismo y del bolivarismo la solidaridad, el internacionalismo, la idea de la unidad para la búsqueda de la igualdad y la libertad como premisas de la democracia. Y esas metas no las pensamos solamente para el escenario de lo que hoy conocemos como Colombia sino para todo el espacio de la Patria Grande bolivariana, para el espacio de la Colombia que ideó Bolívar, que partía de la unidad de las ex colonias de la España en América Meridional, para avanzar hacia la integración de toda la América y llegar finalmente a la concreción del equilibrio del universo como característica del mundo moderno, que descabece esa idea de globalización mezquina del imperialismo que sólo busca enriquecer a unos pocos ladrones capitalistas a costa de la sangre de los pueblo.
Cada época tiene formas de pensamiento y los hombres pertenecen a su época, pero hay ideas que trascienden a las épocas en que surgen logrando repercusión o arraigo en las comunidades, en su visión del mundo y la naturaleza, en su visión del hombre y del universo, logrando vigencia y marcando camina con proyección futura. Es el caso del marxismo-leninismo y del bolivarismo, sin desconocer que existen otras ideas que han dejado otros pensadores como patrimonio para todas las generaciones venideras. Pero precisamente un aspecto de suma importancia en el pensamiento marxista - leninista y dentro del mismo ideario bolivariano, es el reconocimiento de la capacidad creadora de los pueblos, el reconocimiento de sus potencialidades evolutivas hacia estadios de mayor humanización; existe además en esos pensamientos la enseñanza de métodos de acción a partir del auto-reconocimiento y del darle significado a la realidad propia. En tal sentido, el marxismo-leninismo y el bolivarismo, para el caso de Nuestra América nos conducen a auto reconocernos como seres humano que piensan y actúan.
El entorno de alienación que se le ha impuesto a los pueblos de la América Meridional y del Caribe, con poquísimas excepciones, parte de la negación que los invasores europeos y luego el imperialismo yanqui han hecho de los elementos de nuestra identidad cósmica en la que confluyen las esencias legadas por nuestros hermanos africanos traídos como esclavos en la época colonial española, las legadas por los pueblos naturales de América y por Europa misma. Estos pueblos y sus mezclas tienen sus propias cosmovisiones, sus propios intereses y aspiraciones que por siglos han sido desconocidos o mancillados por el colonialismo y por el imperialismo.
Es absurdo creer que el ser humano en Nuestra América comenzó a apropiarse de su entorno mediando la razón o la reflexión en busca de la verdad sobre su existencia y el universo, sólo a partir del Siglo XV, con la invasión europea; ó que el filosofar nace en los parámetros del lascacianismo; o que nace con la reflexión escolástica que incorporó Europa. Otra cosa, sí, es que el filosofar occidental se haya incorporado y marcado influencia y derroteros en la historia de Nuestra América a partir de los hitos mencionados. No obstante, aún está por verse que pervive de lo raizal aborigen, de las creaciones mestizas, de cada sincretismo, de cada mezcla de las creaciones. Todavía hoy, bajo el influjo eurocentrista se ausculta en nuestro pensar buscando influencias europeas y no más; o, peor aún, las dirigencias oligárquicas con sus aparatos ideológicos de Estado apuntan a plegarnos bajo los signos de la cultura y la incultura del imperialismo yanqui.
El marxismo-leninismo y el bolivarismo nos dan herramientas para hacer la búsqueda de nuestra identidad derrotando perjuicios, valorando las cosmogonías que sobreviven al amparo de las tradiciones milenarias, en el viento de los bosques indianos, en el seno de la montaña que habitan nuestros aborígenes, en las entrañas de los palenques, de los escenarios bucólicos donde resisten nuestros campesinos y empobrecidos compatriotas urbanos.
Quiero, finalmente, sobre este punto que tiene que ver nuestros sustentos ideológicos, algo que está difundiéndose entre los bolivarianos y marxistas-leninistas de Nuestra América, y es que en nuestros tiempos los revolucionarios tenemos el compromiso de luchar por un orden social que le de la máxima suma de felicidad y bienestar al pueblo, en el sentido en que lo expresa el Libertador; y ello implica enfrenar a la oligarquía y al imperialismo. Este objetivo es común en el pensamiento marxista-leninista y bolivariano. El proyecto de nueva sociedad, justa, que se comprende en el pensamiento bolivariano que por esencia es antiimperialista, confluye en el mismo rumbo del marxismo-leninismo; el camino de la lucha por redimir al pueblo es común, los ideales humanistas son comunes, y ambos pensamientos solo podrían tener materialización en toda su dimensión en la medida en que se construya el socialismo, que es el escenario en que el mundo puede brindarse para toda la humanidad sin detrimento de la naturaleza en dimensiones de catástrofe que ponga en peligro la existencia del planeta. Bolivarismo y marxismo-leninismo son guías indispensables para cualquier revolucionario del orbe en estos momentos en que los conflictos con las oligarquías y el imperialismo se van profundizando por los afanes mezquinos de rapiña que estos han desatado persiguiendo a los revolucionaros como terroristas y pretendiendo desvirtuar las variadas expresiones de resistencia popular. Las agresiones más recientes del imperialismo con el apoyo de las oligarquías en el mundo, contra Irak, Afganistán, Haití, pueblos de oriente, y en genera en América Latina y el Caribe nos enseñan que es ineludible el compromiso con el pensamiento emancipador bolivariano, sumando la acción revolucionaria práctica que este y el marxismo-leninismo nos indican. La violencia de esas oligarquías y del imperialismo con su devastadora maquinaria de guerra, que incluye armas de destrucción y de desinformación masivas, nos obligan a asumir formas de organización y lucha coordinadas y beligerantes entre todos los revolucionarios del mundo. La solidaridad y el internacionalismo son un deber, son esencia de cualquier proyecto humanista y revolucionario.
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