LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Crónicas de Palestina: 754 kilómetros de maldición



Fuente: La aldea,Milenio.com


No muy lejos de Ramala se encuentra Qalqilya, con una alambrada construida por Israel y que al poco tiempo de recorrerla se convierte en un enorme muro de cemento, reflectores, cámaras, vallas electrificadas, trincheras y hombres que tiran a matar.

El conductor —el lector, el cronista— puede dejar atrás Ramala, la ciudad de cantera lechosa que se ha levantado de tres bombardeos israelíes, y, recién ahí, tomar un camino mordisqueado que parece haber sido construido hace miles de años. Muy pronto se encontrará con un checkpoint en donde el militar lo dejará pasar sólo hasta obtener las respuestas precisas a las preguntas ¿A dónde va? ¿Y a qué? ¿Tiene amigos árabes? ¿Habla árabe? ¿Trae cuchillos? ¿Y qué es esto? ¿Para qué sirve? ¿Y aquello para qué? ¿Adónde me dijo que va? ¿Y a qué? ¿En verdad no trae bombas? Acelerar.

Si el conductor no mira fijamente al frente, como debe, verá, a la izquierda, un enorme asentamiento de colonos judíos, los cuales a cada rato les disparan a los palestinos porque creen que no hay suficiente espacio para albergar a dos dioses. A la derecha, habrá campos palestinos que hoy cultivan los israelíes con agua palestina en poder de Israel. Y allá a lo lejos, observará la desviación a Qalqilya.

En ese punto el conductor —el lector, el cronista— tendrá su primer encuentro con el muro de Qalqilya, que en esa parte no es otra cosa que alambradas. Sobresalen en los cerros áridos como si levantaran el vuelo por encima de ellos. Son líneas enmarañadas, cercas de espino que atenazan el cielo y la tierra. Es tal la cantidad de púas desplegadas que uno pudiera pensar que la industria metalúrgica de Israel ha acumulado su riqueza por la elaboración de alambradas. Segundos después, entenderá que las feroces vallas tienen un mensaje directo: Israel es un mundo de seriedad mortal, de mando y obediencia, así que ni se te ocurra hacer una tontería. De nuevo acelerar.

Qué afán de marcar, ampliar o defender las fronteras todo el tiempo. Estos israelíes no leyeron a Kapuscinski: “La frontera no es sino el estrés, incluso el miedo”. Entonces el conductor encontrará la segunda desviación hacia Qalqilya y ahí tendrá su segundo acercamiento con el muro. Ahora sí será con el de cemento prefabricado, el que luce reflectores, cámaras, vallas electrificadas, trincheras, parapetos y hombres que tiran a matar. Ese monstruo, que aplasta a cualquiera, medirá 754 kilómetros y es gris como el color que usan los pintores para representar a la amargura. Los grafitis han tratado de arañarlo, pero al concreto ni la mierda le hace daño.

Quizás en ese momento el conductor recordará la justificación que ha dado Israel para levantarlo. “Gracias al muro los atentados terroristas han disminuido drásticamente”. Pero también puede acordarse de lo que habló con Mier Margalit, un judío argentino que, después de enrolarse a una tropa israelí de choque, hoy es concejal del ayuntamiento de Jerusalén y quiere que su raza deje en paz a Palestina: “Al muro todavía le faltan más de 200 kilómetros de construcción, así que el israelí no debe tragarse el cuento de que gracias al cemento bajaron los atentados. Lo único bueno del muro es que a los judíos nos enseñó que el otro lado no es nuestro y debemos salir de ahí”.

Para esas horas el conductor habrá llegado al checkpoint de Qalqilya y se enfrentará, otra vez, a las mismas preguntas. ¿A dónde va? ¿Y a qué? A partir de aquí el muro no se irá. Estará en todas partes como si fuese una maldición.

Quince estampas para entender hoy a Palestina

1) En 1948, la ONU ordenó crear dos Estados en la Palestina histórica. A Israel se le dio 52% de ese territorio. Para 2011 Israel se ha apropiado de 78 % de todo el territorio. Palestina sólo tiene 22%.

2) Palestina es un país ocupado por el ejército y colonos israelíes.

3) En Palestina hay 470 colonias israelíes, todas ellas cercadas y protegidas por cuarteles militares. Los colonos se han instalado en las mejores tierras y encima de las principales zonas acuíferas de Palestina.

4) Los israelíes han prohibido cualquier protesta contra la invasión a Palestina. Quien protesta es encarcelado. En la última década, Israel ha llevado a prisión a 800 mil palestinos que protestaron por la invasión. Uno de cada cuatro palestinos ha sido hecho prisionero por Israel.

5) Para controlar el tránsito de los palestinos, Israel ha colocado cientos de retenes militares (checkpoints) en Palestina. Además, tiene etiquetados a los palestinos con carnets de identidad correspondientes a tres zonas: A, B y C. Quien tiene carnet de una zona no puede pasar a las otras dos.

6) Ningún palestino puede salir libremente al extranjero. Israel controla todas las fronteras de Palestina. Y hasta el propio presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tiene que pedir permiso a Israel para viajar.

7) Con el trazo del muro y de las colonias judías, Israel dividirá a Palestina en cuatro reservaciones incomunicadas una de otra.

8) Todos los recursos naturales de Palestina son controlados por Israel.

9) Israel controla, administra y vende a los palestinos el agua y la energía eléctrica que los propios palestinos tienen y producen. Bajo este sistema, los palestinos sólo tienen derecho a una cuota determinada anual de su propia agua y luz.

10) Los palestinos no pueden construir cisternas para almacenar agua de lluvia. Israel las tiene prohibidas duciendo que pueden ser usadas como trincheras bélicas.

11) La ANP no tiene derecho a recabar impuestos. Éstos los cobra Israel y, después, los entrega a la ANP de manera dosificada.

12) La mayoría de los ingresos de Palestina proviene de donaciones de países extranjeros y de organizaciones mundiales. La entrega de este dinero es discrecional, no hay registro puntual de sus montos y ello ha generado una corrupción de la que se quejan los propios palestinos.

13) Los palestinos no pueden importar ni exportar nada sin autorización israelí.

14) Israel despoja todos los días de sus casas a palestinos. Para eso recurre a tres vías: con apoyo del ejército; con actos de hostigamiento cotidiano; o bien con la compra de propiedades de palestinos. Esto ha permitido que, a la fecha, Israel sea ya el dueño de 90% de la ciudad histórica de Jerusalén.

15) Las mujeres de Palestina no son mujeres sumisas, tal y como lo difunde la propaganda occidental. En Palestina, las mujeres encabezan la lucha contra la ocupación de Israel.


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