LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

martes, 17 de julio de 2012

Fortalecer el Partido del Proletariado


Por: J.V.Stalin
Origen de las contradicciones dentro del partido
Pero ¿de dónde proceden esas contradicciones y discrepancias?, ¿cuál es su origen?
Creo que el origen de las contradicciones en el seno de los Partidos proletarios reside en dos circunstancias.
¿Qué circunstancias son ésas?
Me refiero, en primer lugar, a la presión de la burguesía y de la ideología burguesa sobre el proletariado y su Partido en el ambiente de la lucha de clases, presión a la que a menudo ceden las capas menos firmes del proletariado y, por tanto, las capas menos firmes del Partido proletario. No puede considerarse que el proletariado esté aislado por completo de la sociedad, que se encuentre al margen de la sociedad. El proletariado es una parte de la sociedad, está ligado por numerosos hilos a las diversas capas de la sociedad.
Pero el Partido es una parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse libre del contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el proletariado y su Partido se manifiesta en que las ideas, las costumbres, los hábitos y el estado de ánimo de los burgueses penetran a menudo en el proletariado y su Partido a través de ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra manera con la sociedad burguesa.
Me refiero, en segundo lugar, a la heterogeneidad de la clase obrera, a la existencia de diversas capas dentro de la clase obrera. A mi modo de ver, el proletariado, como clase, podría ser dividido en tres capas.
Una capa la compone la masa fundamental del proletariado, su núcleo, su parte permanente; es la masa de proletarios «puros», que rompió hace ya mucho los lazos con la clase de los capitalistas. Esta capa del proletariado es el apoyo más seguro del marxismo.
La segunda capa la componen gentes salidas hace poco de clases no proletarias, de los campesinos, de las filas pequeñoburguesas, de los intelectuales. Esas gentes proceden de otras clases, hace poco que han pasado a formar parte del proletariado y llevan a la clase obrera sus hábitos, sus costumbres, sus vacilaciones, sus titubeos. Esta capa ofrece el terreno más propicio para el surgimiento de grupos anarquistas, semianarquistas y «ultraizquierdistas» de toda índole.
Finalmente, la tercera capa la compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera, la parte más acomodada del proletariado, con sus tendencias al compromiso con la burguesía, con su aspiración predominante a adaptarse a los poderosos del mundo, con su afán de «hacer carrera». Esta capa ofrece el terreno más propicio para los reformistas y oportunistas declarados.
A pesar de su diferencia exterior, estas dos últimas capas de la clase obrera constituyen un medio más o
menos común, que nutre al oportunismo en general: al oportunismo declarado, cuando predominan las tendencias de la aristocracia obrera, y al oportunismo encubierto con frases de «izquierda», cuando predominan las tendencias de las capas semipequeñoburguesas de la clase obrera, que no han roto aún por completo con el medio pequeñoburgués. El hecho de que las tendencias «ultraizquierdistas» coincidan muy a menudo con las tendencias del oportunismo declarado no tiene nada de asombroso. Lenin dijo en repetidas ocasiones que la oposición «ultraizquierdista» es el reverso de la oposición derechista, menchevique, declaradamente oportunista. Y eso es muy cierto. Si el «ultraizquierdista» defiende la revolución sólo porque espera mañana mismo su triunfo, está claro que deberá caer en la desesperación y desilusionarse de la revolución si ésta se retrasa, si no triunfa mañana mismo.
Es lógico que a cada viraje en el desarrollo de la lucha de clases, a cada agudización de la lucha y aumento de las dificultades, la diferencia de opiniones, de hábitos y de estado de ánimo de las distintas capas del proletariado se deje sentir forzosamente en forma de determinadas discrepancias en el Partido; y la carta de F. Engels a Eduarto Bernstein del 20 de octubre de 1882.
Una vez más sobre las desviaciones socialdemócratas en nuestro partido presión de la burguesía y su ideología debe acentuar necesariamente esas discrepancias, dándoles salida en forma de lucha dentro del Partido proletario.
Tal es el origen de las contradicciones y las discrepancias en el seno del Partido.
¿Es posible evitar esas contradicciones y discrepancias? No, no lo es. Suponer que puedan ser evitadas significaría engañarse a sí mismo. Engels tenía razón al decir que es imposible velar durante mucho tiempo las contradicciones en el seno del Partido, que esas contradicciones se resuelven mediante la lucha.
Eso no significa que el Partido deba convertirse en un club de debates. Al contrario. El Partido proletario es y debe seguir siendo la organización combativa del proletariado. Únicamente quiero decir que es imposible desentenderse de las discrepancias dentro del Partido y cerrar los ojos a ellas si son discrepancias de principio. Únicamente quiero decir que sólo mediante la lucha por una línea basada en los principios marxistas se podrá salvaguardar al Partido proletario de la presión y la influencia de la burguesía.
Únicamente quiero decir que sólo superando sus contradicciones internas es posible sanear y fortalecer el Partido.

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