Por: J.V.Stalin
Origen de las
contradicciones dentro del partido
Pero ¿de dónde proceden
esas contradicciones y discrepancias?, ¿cuál es su origen?
Creo que el origen de las
contradicciones en el seno de los Partidos proletarios reside en dos
circunstancias.
¿Qué circunstancias son
ésas?
Me refiero, en primer
lugar, a la presión de la burguesía y de la ideología burguesa
sobre el proletariado y su Partido en el ambiente de la lucha de
clases, presión a la que a menudo ceden las capas menos firmes del
proletariado y, por tanto, las capas menos firmes del Partido
proletario. No puede considerarse que el proletariado esté aislado
por completo de la sociedad, que se encuentre al margen de la
sociedad. El proletariado es una parte de la sociedad, está ligado
por numerosos hilos a las diversas capas de la sociedad.
Pero el Partido es una
parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse libre del
contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad
burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el
proletariado y su Partido se manifiesta en que las ideas, las
costumbres, los hábitos y el estado de ánimo de los burgueses
penetran a menudo en el proletariado y su Partido a través de
ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra manera con la
sociedad burguesa.
Me refiero, en segundo
lugar, a la heterogeneidad de la clase obrera, a la existencia de
diversas capas dentro de la clase obrera. A mi modo de ver, el
proletariado, como clase, podría ser dividido en tres capas.
Una capa la compone la
masa fundamental del proletariado, su núcleo, su parte permanente;
es la masa de proletarios «puros», que rompió hace ya mucho los
lazos con la clase de los capitalistas. Esta capa del proletariado es
el apoyo más seguro del marxismo.
La segunda capa la
componen gentes salidas hace poco de clases no proletarias, de los
campesinos, de las filas pequeñoburguesas, de los intelectuales.
Esas gentes proceden de otras clases, hace poco que han pasado a
formar parte del proletariado y llevan a la clase obrera sus hábitos,
sus costumbres, sus vacilaciones, sus titubeos. Esta capa ofrece el
terreno más propicio para el surgimiento de grupos anarquistas,
semianarquistas y «ultraizquierdistas» de toda índole.
Finalmente, la tercera
capa la compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera,
la parte más acomodada del proletariado, con sus tendencias al
compromiso con la burguesía, con su aspiración predominante a
adaptarse a los poderosos del mundo, con su afán de «hacer
carrera». Esta capa ofrece el terreno más propicio para los
reformistas y oportunistas declarados.
A pesar de su diferencia
exterior, estas dos últimas capas de la clase obrera constituyen un
medio más o
menos común, que nutre
al oportunismo en general: al oportunismo declarado, cuando
predominan las tendencias de la aristocracia obrera, y al oportunismo
encubierto con frases de «izquierda», cuando predominan las
tendencias de las capas semipequeñoburguesas de la clase obrera, que
no han roto aún por completo con el medio pequeñoburgués. El hecho
de que las tendencias «ultraizquierdistas» coincidan muy a menudo
con las tendencias del oportunismo declarado no tiene nada de
asombroso. Lenin dijo en repetidas ocasiones que la oposición
«ultraizquierdista» es el reverso de la oposición derechista,
menchevique, declaradamente oportunista. Y eso es muy cierto. Si el
«ultraizquierdista» defiende la revolución sólo porque espera
mañana mismo su triunfo, está claro que deberá caer en la
desesperación y desilusionarse de la revolución si ésta se
retrasa, si no triunfa mañana mismo.
Es lógico que a cada
viraje en el desarrollo de la lucha de clases, a cada agudización de
la lucha y aumento de las dificultades, la diferencia de opiniones,
de hábitos y de estado de ánimo de las distintas capas del
proletariado se deje sentir forzosamente en forma de determinadas
discrepancias en el Partido; y la carta de F. Engels a Eduarto
Bernstein del 20 de octubre de 1882.
Una vez más sobre las
desviaciones socialdemócratas en nuestro partido presión de la
burguesía y su ideología debe acentuar necesariamente esas
discrepancias, dándoles salida en forma de lucha dentro del Partido
proletario.
Tal es el origen de las
contradicciones y las discrepancias en el seno del Partido.
¿Es posible evitar esas
contradicciones y discrepancias? No, no lo es. Suponer que puedan ser
evitadas significaría engañarse a sí mismo. Engels tenía razón
al decir que es imposible velar durante mucho tiempo las
contradicciones en el seno del Partido, que esas contradicciones se
resuelven mediante la lucha.
Eso no significa que el
Partido deba convertirse en un club de debates. Al contrario. El
Partido proletario es y debe seguir siendo la organización combativa
del proletariado. Únicamente quiero decir que es imposible
desentenderse de las discrepancias dentro del Partido y cerrar los
ojos a ellas si son discrepancias de principio. Únicamente quiero
decir que sólo mediante la lucha por una línea basada en los
principios marxistas se podrá salvaguardar al Partido proletario de
la presión y la influencia de la burguesía.
Únicamente quiero decir
que sólo superando sus contradicciones internas es posible sanear y
fortalecer el Partido.
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