Cortesía La Rosa Blindada
Marcada como una fachada del Mossad israelí, la empresa de seguridad privada CST Global tiene una historia similar a otras firmas que operan en América Latina.
Marcada como una fachada del Mossad israelí, la empresa de seguridad privada CST Global tiene una historia similar a otras firmas que operan en América Latina como las británicas DynCorp o Defense System LTD (DSL), donde el simple asesoramiento a las fuerzas militares de varios países latinoamericanos, es puesto cada vez más en tela de juicio.
Registrada legalmente en ciudad hebrea de Petaj Tikva, la firma es presidida por el general retirado Israel Ziv y por el ex brigadier general Yosi Kuperwasser, quien se desempeñó como jefe del Departamento de Investigación del Servicio de Inteligencia militar israelí.
Con un nuevo auge, luego del anuncio de Estados Unidos para emprender su lucha contra el terrorismo global, las firmas de seguridad privadas, en especial de origen hebreo, se multiplicaron por el mundo, brindando servicios de guerra y cobrando contratos millonarios.
Como señaló Boris Kanzleiter en su artículo “Guerra y Paz S.R.L. Ejércitos y corporaciones militares privadas como actores de las nuevas guerras”, con los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York en 2001 y luego de las invasiones a Afganistán e Irak, “se agudizaron numerosos conflictos regionales, así como las “necesidades de seguridad”, imaginarias o reales, que crearon nuevos ámbitos de misiones”, para las denominadas compañías militares privadas (CMP) y compañías de seguridad privadas (CSP).
Más allá del asesoramiento que venden empresas como CST Global, es conocido el entrenamiento que brindan, las operaciones de inteligencia que realizan y el apoyo a los ejércitos regulares, lo cual permite a los gobiernos permisibles locales ahorrar costos humanos propios y obtener resultados eficaces sin mediaciones, pero al mismo tiempo dejar penetrar a fuerzas extranjeras en sus sistemas de seguridad pública y privada del país que ocasionan serias debilidades en las capacidades defensivas de los Estados
Por su parte, estas compañías son un canal de información para las estructuras de inteligencia a nivel mundial, y el caso de las relaciones del Mossad con las CSP está documentado en diversas investigaciones.
Las manos de CST Global en Colombia
CST Global tuvo su momento de mayor esplendor luego de la Operación Jaque organizada por el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe para liberar a 15 retenidos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), entre las que se encontraba Ingrid Betancourt.
Según una investigación del periodista guatemalteco Percy Alvarado, esta firma, además de operar en Perú y Honduras, mantiene contratos con el Estado colombiano por 10 millones de dólares, “el cual incluye no solo el abasto de armas y logística de guerra, sino también asesoramiento en contrainsurgencia y labores de inteligencia”.
Aunque CST Global afirma no tener relación alguna de subordinación con el gobierno de Tel Aviv, es señalada como pieza esencial del complejo militar-industrial israelí, ya que es parte del grupo Mikal, la segunda compañía privada israelí productora de armamento.
Luego de la Operación Jaque, medios de comunicación de Israel revelaron que detrás de ese operativo estuvo la mano de CST Global, aunque en ese momento el gobierno colombiano negó la información.
Para ese entonces, la cadena BBC consultó al ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, quien aseveró que “Israel tiene unas de las mejores inteligencias del mundo. El terrorismo se combate sobre todo y ante todo con Inteligencia y es mucho lo que Israel nos puede enseñar y ayudar en ese tema”.
La BBC también preguntó a una fuente de la empresa, que pidió no ser identificada, quien manifestó: “hemos actuado allí y aportamos a la mejora de sus capacidades y más que nada a su forma de organizarse para lidiar con el terrorismo”.
El miembro de CST Global sostuvo que en Colombia el rol de la firma es lograr “una mayor capacidad de combinar mejor la inteligencia y las capacidades operativas, la capacidad de poner en práctica los planes de forma más efectiva en base a la inteligencia que existe”.
Después del ataque a Angostura, territorio ecuatoriano, por parte del Ejército de Colombia, donde fue asesinado el jefe de las Farc, Raúl Reyes, también se despertaron fuertes sospechas de que en el operativo participaron miembros de CST Global.
Perú y Honduras compran los servicios de CST Global
En abril de 2010 las agencias internacionales de noticias reconocían que en la última década Israel y Perú estrecharon sus relaciones en materia de defensa, con una fuerte cooperación en el intercambio de información de inteligencia, venta de armamento y asistencia a las fuerzas armadas por parte de instructores hebreos.
En 2009 se conoció que el Ministerio de Defensa israelí dio vía libre a Global CST para entrenar a las Fuerzas Armadas peruanas por un costo de 9 millones de dólares anuales.
Este acuerdo fue confirmado por el Comando Conjunto del Ejército de Perú, con el argumento de capacitar a los militares para enfrentar al narcotráfico y a los pequeños grupos que todavía quedan de la guerrilla Sendero Luminoso.
Antes de este acuerdo, CST Global ya había vendido al gobierno peruano equipos de visión nocturna por un valor de 3 millones de dólares.
Con respecto a Honduras, la presencia de la inteligencia israelí en esa nación centroamericana se remonta a las décadas de 70 y 80, cuando grupos de élite llevaban adelante una guerra sucia contra las organizaciones guerrilleras.
CST Global es señalada por abastecer armas y medios de guerra al régimen hondureño que derrocó en 2009 al presidente legítimo Manuel Zelaya.
En Honduras además operan empresas de origen israelí como Alfacom, Intercom, International Security and Defense Systems y Security and Intelligence Advising.
Las estrechas relaciones entre los golpistas de Honduras e Israel quedaron demostradas cuando el gobierno de Tel Aviv fue uno de los primeros en reconocer al régimen de Porfirio Lobo, elegido en comicios ilegítimos.
En noviembre pasado se anunció que ambos países suscribirán una carta de intenciones que permita impulsar una serie de programas y proyectos, entre ellos, de seguridad nacional.
Como aseveró en el artículo ya citado el investigador Boris Kanzleiter, uno de los mayores riesgos del funcionamiento de estas empresas es que “los límites entre las misiones legales y los mercenarios ilegales son difíciles de establecer”.
Aunque su funcionamiento es cuestionado y el control legal y judicial sobre estas firmas es muy frágil, la vida pública de CST Global no pierde fuerza.
El año pasado la empresa organizó, junto a la compañía Sigma, un encuentro a nivel mundial con decenas de oficiales, comandantes y ex miembros de cuerpos de elite de los cinco continentes.
A través de uno de sus miembros, CST Global indicó que del encuentro saldrían enseñanzas para “afrontar una fuerza enemiga, una organización guerrillera, o un grupo delictivo”.
Con equipos de última tecnología, sin un marco legal fuerte que las controle y con un poder de fuego en ocasiones superior a los ejércitos regulares, firmas como CST Global se despliegan en América Latina manteniendo fuertes lazos con los servicios de inteligencia y bajo la consigna de desterrar del mapa cualquier gobierno o movimiento político que sea acusado de imaginarios vínculos con el terrorismo.
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