por Integrante del Partido Comunista Clandestino Colombiano
Causas que hoy continúan vigentes en el impacto del neoliberalismo con medidas como la flexibilización laboral y la privatización, las cuales tienen consecuencias a saber los 30 millones de pobres; desempleo reconocido oficialmente que no baja de dos cifras, sumado a una informalidad laboral de más del 50%; desplazamiento forzado de 4.6 millones de habitantes;
un déficit de vivienda que supera las 2.5 millones unidades y un sistema de salud en crisis. Todo esto acompañado de un déficit fiscal que ya supera los 20 billones de pesos. En resumen, una situación social lamentable que por razones de espacio no podemos ampliar aquí.
Al mensaje del camarada Cano, el gobierno de Santos respondió con arrogancia, triunfalismo y colocando condiciones de rendición a la insurgencia que presupone derrotada, tanto que ya habla incluso del post conflicto. La política anunciada fue “arreciar, arreciar, arreciar”. Política de aniquilamiento y tierra arrasada que genera más distanciamiento para conversar.
De nuevo éste gobierno entra prometiendo salidas a los problemas de los colombianos y colombianas, para las cuales no tiene voluntad ni compromiso, pues sus intereses están orientados hacia las ganancias de la oligarquía. Así han expresado, como antes, de pactos contra la pobreza y por la generación de 2.5 millones de empleos; un gran debate sobre la salud; una supuesta reforma agraria en la que devolverán 2 millones de hectáreas. Todo esto en el marco de la anunciada “Unidad Nacional”. Cínicamente alcanzan a plantear que las razones de las causas del conflicto quedarán resueltas.
En éste contraste de posiciones, la guerra es una realidad categórica que se encarga de desmentir las versiones del Estado y sus medios de comunicación oficiales. Ni las FARC Ejército del Pueblo están derrotadas ni estamos en post conflicto. Por el contario, el ejército de Manuel está golpeando fuertemente a las Fuerzas Militares.
Por sólo mencionar algunos datos parciales, en los 5 primeros meses de este año fueron al menos 436 las acciones diversas reportadas por los frentes, para un total de bajas enemigas de 361 muertos y 381 heridos. En el citado mensaje del Comandante Cano, él sostuvo que sólo en el mes de mayo habían muerto 304 integrantes de las fuerzas militares y 250 heridos en 312 situaciones de guerra. En el caso del Bloque Oriental, en agosto del mismo año los soldados muertos sumaron 153 y los heridos 286, los mismos que no fueron reportados por los medios oficiales.
Lo que si reseñaron fueron los hechos en los cuales murieron más de 40 policías en septiembre y lo hicieron particularmente para utilizar el calificativo de “barbaros” y pretender con esto deslegitimar la guerrilla al sobredimensionar el impacto de su armamento. Calificativo emitido por el gobierno fascista, reproducido con campañas mediáticas y sicológicas y con eco en parcializados organismos multilaterales que se ocupan supuestamente de los Derechos Humanos.
Sin embargo, estos organismos guardan silencio sobre la política fascista de aniquilamiento y el uso desmedido de la fuerza, como por ejemplo, la descarga de siete toneladas de explosivos para asesinar al Camarada Jorge Briceño. ¿Acaso estos “defensores” no conocen el estado de los cuerpos sometidos a bombas de 500 libras? Nos preguntamos si no es toda una barbaridad mostrar públicamente los cadáveres de guerrilleros asesinados y desfigurados atentando contra su dignidad después de muertos y la de sus familiares y amigos. Estos organismos nada dicen sobre las torturas a los guerrilleros capturados; no dicen nada sobre la situación de los prisioneros en las mazmorras del régimen; nada sobre la represión y la penalización de la protesta popular; y guardan silencio sobre las desapariciones y las fosas comunes.
Mientras sobredimensionan los golpes al ejército de Manuel, y con la idea de negar la existencia de la guerra contra el Pueblo, el Estado colombiano acude a mentiras, eufemismos y demagogia tratando también de minimizar la realidad de sus bajas y otras consecuencias del combate. Para esto se apoya en medios de comunicación parcializados que se convierten en oficinas de prensa del ejército sin ningún tipo de investigación y desconociendo la versión de la insurgencia y de la población.
En cambio, con los partes de guerra de las FARC - Ejército del Pueblo y su propósito de garantizar el derecho a la información sobre una confrontación que el régimen intenta ocultar, se evidencia la realidad del conflicto, en el cual se cuentan cientos de bajas entre muertos y heridos en las filas de las Fuerzas Militares de la oligarquía. Bajas especialmente entre jóvenes que se enlistan como única alternativa de empleo, ante la falta de oportunidades de bienestar y presionados por el servicio militar obligatorio.
Nosotros no nos alegramos de la muerte de nuestros enemigos, no festejamos ninguna muerte. En cambio la oligarquía se solaza con una danza de sangre y destrucción. Nuestro accionar no está conducido por el odio, más bien nos duele la guerra y sus nefastas consecuencias pero entendemos que no hay por ahora otro camino mientras el régimen no quiere entender que la única salida reside en el cambio profundo de la sociedad colombiana hacia la justicia social.
Para terminar, rendimos pues un sentido homenaje al camarada Jorge Briceño y nos comprometemos con él a que el futuro será socialista. ¡Venceremos!
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