LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

sábado, 21 de agosto de 2010

La Historia no contada del Sionismo

Por: Ralph Schoenman

EL SIONISMO Y LOS JUDÍOS

Si la colonización de Palestina se ha caracterizado por una serie de expolios, debemos detenernos un momento a examinar la actitud del movimiento sionista no sólo para con sus víctimas palestinas (sobre lo cual volveremos) sino para con los propios judíos. El propio Herzl escribió lo siguiente sobre los judíos: «He conseguido tener una actitud más libre en relación al antisemitismo, al que empiezo a comprender históricamente y a perdonar. Ante todo, reconocí la inanidad y futilidad de intentar “combatir” al antisemitismo.» La organización juvenil de los sionistas, Hashomer Hatzair (joven Guardia) publicó lo siguiente: «Un judío es una caricatura de un ser humano normal, natural, tanto física como espiritualmente. Como individuo en la sociedad se rebela y se sacude el arnés de las obligaciones sociales, no conoce orden ni disciplina.» «El pueblo judío, escribía Jabotinsky en la misma línea, es muy mal pueblo; sus vecinos le odian, y con razón... su única salvación está en una inmigración general a la tierra de Israel.Los fundadores del sionismo desesperaban de combatir al antisemitismo y, paradójicamente, consideraban a los propios antisemitas como aliados, porque compartían el deseo de arrancar a los judíos de los países en que vivían. Paso a paso, asimilaron los valores del odio a los judíos y el antisemitismo, llegando el movimiento sionista a mirar a los mismos antisemitas como sus más fiables padrinos y protectores. Theodor Herzl no se dirigió sino al Conde Von Plehve, el autor de los peores pogromos en Rusia -los pogromos de Kishinev-con la siguiente propuesta: «Ayúdeme a conseguir antes la tierra (Palestina) y la revuelta (contra la dominación zarista) acabará.» Von Plehve estuvo de acuerdo, y empezó a financiar al movimiento sionista. Más tarde se quejaría a Herzl: «Los judíos se han estado incorporando a los partidos revolucionarios.Nosotros simpatizábamos con su movimiento sionista por cuanto trabajaba por la emigración. No tiene Vd. que justificarme ese movimiento. Predica Vd. a un convertido.»Herzl y Weizmann se ofrecieron a ayudar a garantizar los intereses zaristas en Palestina y liberar a Europa Oriental y Rusia de aquellos “nocivos y subversivos judíos anarcobolcheviques». Digitalizado por CelulaII Como hemos señalado, los sionistas dirigieron idénticos llamamientos al sultán de Turquía, el kaiser alemán, el imperialismo francés y el Raj británico.


Sionismo y fascismo
La historia del sionismo, en gran parte ocultada, es sórdida.Mussolini constituyó escuadrones del movimiento juvenil sionista revisionista, Betar,con camisas negras al modo de sus propias bandas fascistas. Cuando Menajem Beguin se convirtió en jefe de Betar, prefirió las camisas pardas de las bandas de Hitler, uniforme que Beguin y los miembros de Betar llevaron en todas las asambleas y concentraciones, que se abrían, desarrollaban y cerraban con el saludo fascista. Simon Petilura era un fascista ucraniano que dirigió personalmente los pogromos que mataron a 28.000 judíos en 897 pogromos distintos. Jabotinsky negoció una alianza con Petilura, proponiendo una fuerza policial judía que acompañase a las fuerzas de Petilura en su lucha contrarrevolucionaria contra el Ejército Rojo y la Revolución Bolchevique, lucha que incluía el asesinato de los campesinos, obreros e intelectuales que defendían la revolución.


Colaboración con los nazis
La estrategia de reclutar a los europeos que odiaban virulentamente a los judíos y alinearse con los movimientos y regímenes más perversos como patronos financieros y militares de una colonia sionista en Palestina, no dejaron de lado a los nazis. La Federación Sionista de Alemania envió un memorándum de apoyo al Partido Nazi el 21 de junio de 1933. En el mismo señalaba: «...un renacimiento de la vida nacional como el que se da en la vida alemana... debe tener lugar también en el grupo nacional judío. «Sobre las bases del nuevo estado (nazi) que ha establecido el principio de la raza, deseamos encajar nuestra comunidad en la estructura de conjunto de manera que también para nosotros, en la esfera a nosotros asignada, podamos desarrollar una actividad fructífera por la Patria...» Lejos de repudiar esta política, el Congreso de la Organización Sionista Mundial de 1933 rechazó por 240 votos contra 43 una resolución que llamaba a actuar contra Hitler.Durante ese mismo congreso, Hitler anunció un acuerdo comercial con el Banco Anglopalestino de la Organización Sionista Mundial, lo que rompía el boicot judío al
régimen nazi en un momento en que la economía alemana era extremadamente vulnerable.
Era el momento más álgido de la depresión, cuando la gente pagaba con sacos de marcos alemanes desvalorizados. La Organización Sionista Mundial rompió el boicot judío y se
convirtió en el principal distribuidor de productos nazis en todo el Oriente Medio y el Norte de Europa. Fundaron en Palestina el Ha'avara, banco destinado a recibir dinero de la burguesía judeoalemana, con el que se adquirieron grandes cantidades de productos nazis.


Abrazando a las SS
Luego los sionistas llevaron a Palestina al barón Von Mildenstein, del Servicio de Seguridad de las SS para realizar una visita de seis meses en apoyo al sionismo. Esta visita condujo a un informe en doce capítulos de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler, en Der Angriff (El asalto) en 1934 ensalzando al sionismo. Goebbels ordenó que se acuñase una medalla con la svástica en un lado y la estrella de David sionista en el otro. En mayo de 1935, Reinhardt Heydrich, jefe del Servicio de Seguridad de la SS, escribió un artículo en el que dividía a los judíos en “dos categorías”. Apoyaba a los judíos sionistas: «Cuentan con nuestros mejores deseos y con nuestra buena voluntad oficial.» En 1937 la milicia sionista laborista, las Haganah (fundadas por Jabotinsky), envió a un agente (Feivel Polkes) a Berlín ofreciéndose a espiar para el Servicio de Seguridad de las SS a cambio de la liberación de riquezas judías para la colonización sionista. Adolf Eichmann fue invitado a Palestina como huésped de las Haganah. Feivel Polkes informó a Eichmann: «Los círculos nacionalistas judíos estuvieron muy complacidos por la política radical alemana, puesto que con ella la fuerza de la población judía en Palestina crecería de modo que en un futuro previsible los judíos lleguen a tener superioridad numérica sobre los árabes.» La lista de actos de colaboración sionista con los nazis es muy extensa. ¿Qué puede explicar esa increíble disposición de los dirigentes sionistas a traicionar a los judíos de Europa? Toda la justificación del Estado de Israel por parte de sus apologistas se ha basado en que pretendía ser el refugio para los judíos perseguidos. Por el contrario, los sionistas veían cualquier esfuerzo por rescatar a los judíos europeos no como cumplimiento de su objetivo político sino como amenaza para todo su movimiento. Si los judíos de Europa se salvaban, querrían ir a cualquier otra parte, y la operación de rescate no tendría nada que ver con el proyecto sionista de conquistar Palestina.


Sacrificio de los judíos
de Europa En línea con los actos de colaboración con los nazis a lo largo de los años 30, cuando hubo intentos de cambiar las leyes de inmigración a los Estados Unidos y a Europa Occidental para ofrecer refugio simbólico a los judíos perseguidos de Europa, fueron los sionistas los que organizaron activamente el sabotaje de esos esfuerzos. Ben Gurion informó a una asamblea de sionistas laboristas de Gran Bretaña en 1938: «Sí yo supiese que era posible salvar a todos los niños de Alemania llevándoles a la Gran Bretaña y sólo a la mitad de ellos transportándoles a Eretz Israel, optaría por la segunda alternativa.» Esta obsesión por colonizar Palestina y ser más que los árabes llevó al movimiento sionista a oponerse a cualquier rescate de los judíos amenazados de exterminio, para que no hubiese obstáculos a la desviación de una mano de obra selecta a Palestina. Entre 1933 y 1935, la Organización Sionista Mundial rechazó a las dos terceras partes de los judíos alemanes que pidieron un certificado de inmigración. Berel Katznelson, director del Davar sionista laborista, describía los “criterios crueles del sionismo”: había judíos alemanes demasiado viejos para procrear en Palestina, sin cualificación profesional para levantar una colonia sionista, que no hablaban hebreo y que no eran sionistas. En lugar de esos judíos amenazados de exterminio, la Organización Sionista Mundial llevó a Palestina a 6.000 jóvenes sionistas bien entrenados de los Estados Unidos, la Gran Bretaña y otros países en que no había amenaza. Peor aún, no sólo la OSM fue incapaz de encontrar ninguna alternativa para los judíos enfrentados al holocausto, sino que la dirección sionista se opuso beligerantemente a todos los esfuerzos para encontrar refugio a los judíos que huían. En fecha tan tardía como 1943, cuando los judíos de Europa estaban siendo exterminados por millones, el Congreso de los Estados Unidos propuso formar una comisión para “estudiar” el problema. El rabino Stephen Wise, principal portavoz americano del sionismo, acudió a Washington a declarar contra una ley de rescate porque distraería la atención de la colonización de Palestina. El mismo rabino Wise, en 1938, actuando como líder del Congreso judío Americano, escribió una carta oponiéndose a cualquier cambio en las leyes de inmigración americanas que permitiese a los judíos buscar refugio allí. Afirmaba: «Puede que os interese saber que hace algunas semanas los representantes de las principales organizaciones judías se reunieron en conferencia... Se acordó que ninguna organización judía patrocinase ahora ninguna ley que de algún modo cambie las leyes de inmigración.»


Contra el asilo
Todo el establishment sionista mantuvo una posición neta en respuesta a una moción de 227 miembros del parlamento británico que pedía al Gobierno que ofreciese asilo en territorios británicos a los judíos perseguidos. La mezquina medida preparada era la siguiente: «El Gobierno de Su Majestad extendió unos cientos de permisos de inmigración en favor de familias judías amenazadas.» Pero los dirigentes sionistas se opusieron incluso a esta medida simbólica. En una reunión parlamentaria del 27 de enero de 1943, cuando más de cien miembros del Parlamento trataban de conseguir nuevos pasos, un portavoz de los sionistas anunció que se oponían a esa moción porque no incluía preparativos para la colonización de Palestina. Fue una posición mantenida coherentemente. Haim Weizmann, primer presidente de Israel, el dirigente sionista que había conseguido la Declaración Balfour, explicitó claramente esta política sionista: «Las esperanzas de los seis millones de judíos de Europa se centran en la emigración. Me preguntaron: '¿Puede Vd. llevar a seis millones de judíos a Palestina?' Respondí. 'No... De los abismos de la tragedia quiero salvar... a gente joven (para Palestina). Los viejos desaparecerán. Aguantarán su suerte o no. Son polvo, polvo económico y moral en un mundo cruel... Sólo sobrevivirá la rama de los jóvenes. Tienen que aceptarlo.» Isaac Gruenbaum, presidente del comité formado por los sionistas, en teoría para investigar la situación de los judíos europeos, dijo: «Si nos vienen con dos planes, rescatar a las masas de judíos de Europa o rescatar la tierra... yo voto sin vacilar por el rescate de la tierra. Cuanto más se habla de la matanza de nuestro pueblo, más se minimizan nuestros esfuerzos por reforzar y promover la hebraización de la tierra. Si hubiese hoy alguna posibilidad de comprar víveres con el dinero de Karen Hayesod (Llamamiento Judío Unido) para enviarlos a través de Lisboa, ¿lo haríamos? No. Repito, No.»


Traicionando a la Resistencia
En julio de 1944 el dirigente judío eslovaco rabino Dov Michael Weissmandel, en carta a los funcionarios sionistas encargados de esas “organizaciones de rescate”, propuso una serie de medidas para salvar a los judíos condenados al exterminio en Auschwitz. Ofreció mapas exactos de los ferrocarriles y urgió el bombardeo de los ramales por donde transportaban a los crematorios a los judíos húngaros. Pidió que se bombardeasen los hornos de Auschwitz, que se lanzasen en paracaídas municiones para 80.000 presos, que se lanzasen en paracaídas zapadores para volar todos los medios de aniquilación y poner fin así a la cremación de 13.000 judíos diarios. En caso de que los aliados rechazasen la petición organizada y pública de las organizaciones de rescate”, Weissmandel proponía que los sionistas, que disponían de fondos y organización, se agenciasen aviones, reclutasen a voluntarios judíos y realizasen el sabotaje. Weissmandel no era el único en pedir esto. A fines de los treinta y en los años cuarenta portavoces judíos de Europa pidieron socorro, campañas públicas, resistencia organizada, manifestaciones para obligar a los gobiernos aliados... chocando siempre no sólo con el silencio sionista sino con el sabotaje activo por los sionistas de los escasos esfuerzos propuestos o preparados en la Gran Bretaña y los Estados Unidos. Al rabino Weissmandel le salió un grito del alma. Escribiendo a los sionistas en julio de 1944 dice: «¿Por qué no habéis hecho nada hasta ahora? ¿Quién es culpable de esta terrible negligencia? ¿No sois culpables vosotros, hermanos judíos, que tenéis la mayor suerte del mundo, la libertad? «Os enviamos este mensaje especial: os informamos de que ayer los alemanes iniciaron la deportación de judíos de Hungría... A los deportados a Auschwitz les matarán con gas ciánido. Ese es el orden del día de Auschwitz desde ayer hasta el final: «Cada día serán asfixiados doce mil judíos -hombres mujeres y niños, ancianos, niños de pecho, sanos y enfermos-. «Y vosotros, hermanos nuestros de Palestina, de todos los países libres, y vosotros, ministros de todos los reinos, ¿cómo guardáis silencio ante este gran asesinato?«¿Silencio mientras asesinan a miles, ya van seis millones de judíos? ¿Silencio ahora, cuando decenas de miles están siendo asesinados y aguardan que les asesinen? Sus corazones destrozados os piden socorro, lloran vuestra crueldad. «Sois brutales, vosotros sois también asesinos, por la sangre fría del silencio con que miráis, porque estáis sentados con los brazos cruzados sin hacer nada, aunque en este mismo instante podríais detener o aplazar el asesinato de judíos. «Vosotros, hermanos nuestros, hijos de Israel, ¿estáis locos?¿No sabéis el infierno que nos rodea?¿Para quién guardáis vuestro dinero? ¡Asesinos! ¡Locos! ¿Quién hace caridad aquí, vosotros que soltáis unos peniques desde vuestras casas seguras, o nosotros, que entregamos nuestra sangre en lo más hondo del infierno?» Ningún dirigente sionista apoyó esta petición, ni los regímenes capitalistas occidentales bombardearon un solo campo de concentración.


Pacto contra los judíos de Hungría
La culminación de la traición sionista fue el sacrificio de los judíos de Hungría en una serie de acuerdos entre el movimiento sionista y la Alemania nazi que se conocieron por primera vez en 1953. El Dr. Rudolph Kastner, del Comité de Rescate de Budapest de la Agencia Judía firmó un pacto secreto con Adolf Eichmann para “resolver la cuestión judía” en Hungría. Eso se produjo en 1944. El pacto selló la suerte de 800.000 judíos. Más tarde se descubrió que Kastner había firmado el acuerdo con Eichmann siguiendo las directrices de los dirigentes sionistas del exterior. El acuerdo comportaba la salvación de seiscientos judíos destacados a condición de que se guardase silencio sobre la suerte de los judíos húngaros. Cuando un superviviente, Malchiel Greenwald, denunció el pacto y acusó a Kastner como colaborador nazi cuyas “hazañas en Budapest costaron la vida a cientos de miles de judíos” Greenwald fue procesado por el gobierno israelí, cuyos dirigentes habían redactado los términos del pacto de Kastner. El tribunal israelí llegó a la siguiente conclusión: «El elemento básico del acuerdo entre Kastner y los nazis fue el sacrificio de la mayoría de los judíos para salvar a los más prominentes. El acuerdo establecía la división de la nación en dos campos desiguales, de un lado un pequeño sector de notables, que los nazis prometieron a Kastner salvar, y de otro lado la gran mayoría de los judíos húngaros, a los que los nazis destinaban a la muerte.» El tribunal declaró que la condición imperativa de este pacto era que ni Kastner ni los dirigentes sionistas interfiriesen en la acción de los nazis contra los judíos. Esos dirigentes se comprometieron no sólo a evitar la interferencia sino, en palabras del tribunal israelí, a no “obstaculizar el exterminio”. «La colaboración entre el Comité de Rescate de la Agencia Judía y los exterminadores de los judíos cuajó en Budapest y en Viena. La labor de Kastner fue parte integrante de las SS. Además de sus departamentos de Exterminio y de Saqueo, las SS nazis abrieron un Departamento de Rescate dirigido por Kastner.» Salvar a los nazis, no a los judíos No puede sorprender la revelación de que Kastner intervino para impedir que el general de las SS Kurt Becher fuese juzgado por crímenes de guerra. Becher fue uno de los principales negociadores del pacto de 1944 con los sionistas. También había sido mayor de las SS en Polonia, miembro del Cuerpo de la Muerte “que trabajaba día y noche matando a judíos” “Becher se distinguió como asesino de judíos en Polonia y en Rusia.” Heinrich Himmler le nombró Comisario de todos los campos de concentración nazis. ¿Dónde está ahora? Es presidente de muchas empresas y dirige la venta de trigo a Israel. Su empresa, la Cologne-Handel Gesselschaft, trabaja actualmente con el gobierno israelí.


Un pacto militar con el nazismo
El 11 de enero de 1941, Isaac Shamir (Ex-Primer Ministro de Israel), propuso un pacto militar formal entre la Organización Militar Nacional (OMN), es decir, el Irgun sionista, y el Tercer Reich nazi. Esta propuesta se conoció como documento de Ankara por haber sido descubierta tras la guerra en los archivos de la embajada alemana en Turquía. Dice lo siguiente: «La evacuación de las masas judías de Europa es precondición para resolver la cuestión judía; pero ésta sólo puede ser posible y completa mediante el asentamiento de esas masas en el hogar del pueblo judío, Palestina, y mediante el establecimiento de un estado judío en sus fronteras históricas... «La OMN, buena conocedora de la buena voluntad del gobierno del Reich alemán y sus autoridades para con la actividad sionista en Alemania y los planes de emigración sionistas, opina que:

«1. Puede haber intereses comunes entre el establecimiento de un Orden Nuevo en Europa según la concepción alemana, y las auténticas aspiraciones nacionales del pueblo judío encarnadas por la OMN.
«2. Sería posible la cooperación entre la nueva Alemania y un Hebraium nacional popular
renovado
«3. El establecimiento de un estado judío histórico sobre bases nacionales y totalitarias, atado por
una alianza al Reich alemán, podría ser de interés para el mantenimiento y reforzamiento de una futura posición alemana de poder en el Oriente Próximo. «A partir de esas consideraciones, la OMN en Palestina, a condición de que las mencionadas aspiraciones nacionales del movimiento de liberación israelí sean reconocidas por el Reich alemán, se ofrece a participar activamente en la guerra del lado de Alemania.»


La perfidia sionista

La perfidia sionista -la traición a las víctimas del Holocausto- fue la culminación de su intento de identificar los intereses de los judíos con los del orden establecido. Actualmente, los sionistas vinculan su estado al brazo coactivo del imperialismo americano -desde los escuadrones de la muerte latinoamericanos hasta las operaciones encubiertas de la CIA en los cuatro continentes.
Esta sórdida historia está arraigada en la desmoralización de los fundadores del sionismo, que rechazaban la posibilidad de superar el antisemitismo mediante la lucha popular y la revolución social. Moses Hess, Theodor Herzl y Haim Weizmann eligieron el lado malo de las barricadas, el del poder estatal, la dominación de clase y la explotación. Propugnaron una supuesta disyuntiva entre emancipación de la persecución y necesidad del cambio social. Comprendieron perfectamente que el cultivo del antisemitismo y la persecución de los judíos eran obra de la misma clase dominante cuyo favor solicitaban. Al buscar el patrocinio de los propios antisemitas, revelaron varios motivos: la adoración del poder, al que asociaban con la fuerza; el deseo de poner fin a la “debilidad” y vulnerabilidad judías, dejando de ser perpetuos marginales. Esta sensibilidad distaba poco de la asimilación de los valores e ideas de los propios antijudíos. Los judíos, escribieron los sionistas, eran realmente un pueblo indisciplinado, subversivo, disidente, merecedor del escarnio que les deparaban. Los sionistas alimentaron desvergonzadamente el odio racista a los judíos. Adorando al poder, recurrieron al deseo antisemita de los Von Plehve y los Himmler de librarse de un pueblo víctima radicalizado de antiguo por la persecución, un pueblo que nutría las filas del movimiento revolucionario y cuyo sufrimiento aportó sus mejores inteligencias a la fermentación de las ideas contra los valores establecidos. El sucio secreto de la historia sionista estriba en que el sionismo se sentía amenazado por los propios judíos. Defender al pueblo judío de la persecución implicaba organizar la resistencia a los regímenes que les amenazaban. Pero esos regímenes encarnaban el orden imperial que abarcaba a la única fuerza social que quería o podía imponer una colonia de ocupación al pueblo palestino. Por tanto, los sionistas necesitaban la persecución de los judíos para convencer a los judíos de que se convirtiesen en colonizadores de lejanas tierras, y necesitaban a los perseguidores para patrocinar la empresa. Pero la judería europea nunca manifestó ningún interés en colonizar Palestina. El sionismo fue siempre un movimiento marginal entre los judíos, que aspiraban a vivir en los países donde nacieran libres de discriminación o a escapar de la persecución emigrando a
las democracias burguesas percibidas como más tolerantes. De ahí que el sionismo no pudiese nunca responder a las necesidades o aspiraciones de los judíos. El momento de la verdad vino cuando la persecución dio paso al exterminio físico. Confrontados a la prueba única y definitiva de su relación real con la supervivencia judía, los sionistas no sólo fueron incapaces dé dirigir la resistencia o defender a los judíos, sino que sabotearon activamente los esfuerzos judíos por boicotear la economía nazi. Incluso entonces buscaron el patrocinio de los propios asesinos de masas, no sólo porque el Tercer Reich parecía lo bastante fuerte como para imponer una colonia judía, sino porque las prácticas nazis concordaban con los presupuestos sionistas. Había un terreno común a nazis y sionistas, expresado no sólo en la propuesta del Irgun de Shamir de formar un estado en Palestina sobre una “base totalitaria nacional”. En su última obra, El Frente de Guerra Judío, Vladimir Jabotinsky escribió sobre sus planes para el pueblo palestino: «Como tenemos esta gran autoridad moral para considerar con calma el éxodo de los árabes, no tenemos que desfallecer ante la posible partida de 900.000. Recientemente Herr Hitler ha reforzado la popularidad de los traslados de población.» Esta notable afirmación de Jabotinsky en El Frente de Guerra Judío resume el pensamiento sionista y su bancarrota moral. La matanza de los judíos dio al sionismo una “gran autoridad moral”... ¿para qué? “para considerar con calma el éxodo de los árabes”. La lección de la destrucción de los judíos por los nazis era que a los sionistas les estaba permitido deparar la misma suerte a toda la población palestina. Siete años más tarde, los sionistas emularon a los nazis, cuya protección habían buscado y a veces conseguido, cubriendo a la ensangrentada Palestina de múltiples Lidices, empujando al exilio a 800.000 personas. Los sionistas abordaron a los nazis con el mismo espíritu con que habían abordado a Von Plehve, actuando sobre la base de la concepción perversa de que el odio a los judíos era útil. Su objetivo no era rescatar, sino obligar a enrolarse a los pocos elegidos -mientras el resto eran abandonados a su suerte agonizante-.El sionismo buscaba cuerpos con los que colonizar Palestina y prefería millones de cadáveres judíos a cualquier rescate que pudiese asentar a los judíos en otra parte. Si alguna vez hubo pueblo en condiciones de comprender el significado de la persecución, el dolor de ser refugiados perpetuos y la humillación del desprecio, debieran ser los judíos. En lugar de mostrar compasión, los sionistas celebraron la persecución de los demás, al igual que primero habían traicionado a los judíos y luego les habían degradado. Eligieron a un pueblo como víctima para infligirle el designio delos conquistadores. Comprometieron a los judíos supervivientes con un nuevo genocidio contra el pueblo palestino, cubriéndose, con ironía salvaje, con el manto colectivo del Holocausto


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