LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

domingo, 22 de agosto de 2010

IGLESIA CATÓLICA VS REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Escrito por: Carlos Reyes_r
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La Era Cristiana, desde su nacimiento a nuestros días ha transformado la vida de un hombre santo, Jesucristo, desde un símbolo de humanidad a protector de individuos que atentan contra la humanidad, y no merecen llamarse hombres, ni señores, mucho menos sacerdotes u hombres de Dios. De las enseñanzas de Jesús han derivado infinidad de corrientes cristianas, de las cuales surgió la Católica (supuestamente la original, según sus primeros pastores. Lo importante de esta breve no es discutir la existencia de Dios y del Espíritu Santo, sino revisar la esencia doctrinal impartida por Jesús basada en el amor al prójimo, al menesteroso, al hambriento, al enfermo, al lisiado; en contrario, confrontó al rico, al poderoso, al comerciante ‘especulador’, tanto que le negó la entrada al cielo, mientras no se redimiera en vida. Lo importante de las religiones que adoren a Jesús, es que sus pastores o sacerdotes están obligados a un compromiso espiritual con los principios legados por el Hombre de La Cruz, y quien no posea esa cualidad del humanismo cristiano, no tiene derecho a ejercer la misión evangelizadora o promover el bien que él mismo no puede acatar conforme a la fe cristiana.
Cualquiera que sea la iglesia que abrace la fe cristiana tiene la responsabilidad de vigilar la conducta de sus pastores o sacerdotes y quien no sea capaz, por actitud o aptitud, sostener lo que predica, y de paso abuse de su condición de poder espiritual, debe ser excluido de la fe cristiana. La Iglesia que permita esta felonía se hace cómplice de la conducta inconveniente o delictiva de sus miembros, y por tanto, pierde el sentido moral y ético que de manera ineluctable debe preservarse como condición sine qua non de la fe que se profesa.

Ahora bien ¿qué rol juega la religión en la sociedad, en la cultura, en la identidad y como componente de los poderes legalmente constituidos? Las religiones, todas deben avocarse al bien común de los seres humanos, aliviando todos los pesares espirituales que genera una sociedad convulsiva, afectada por las cada vez más crecientes frustraciones del hombre en su lucha permanente por su sobrevivencia sustentable y su bienestar.

En este sentido, cualquiera que sea el gobierno que dirija una nación, las iglesias están obligadas a cooperar con los poderes públicos legalmente constituidos y hacer causa común por el bien de la sociedad, y por ningún concepto deben parcializarse políticamente, ya que esta desviación de la
misión espiritual conduce inexorablemente a la confrontación Iglesia- Estado.
Si bien la Iglesia Católica surgió como componente del poder imperial romano desde el Concilio de Nicea en el s IV, promovida por Constantino, y que le permitió tomar ventaja sobre las demás corrientes cristianas, ésta ha atravesado las épocas más aberrantes de la humanidad, durante las cuales ha pisoteado la doctrina cristiana mediante conductas indecorosas de sus jerarcas religiosos y promovido guerras santas, y otras no tan santas, sin otra razón que no fuese la de erigirse como única religión monoteísta u obtener ingentes fortunas por las conquistas de tierras en el continente americano y caribeño. Los nuevos tiempos exigen que las iglesias se adecuen al actual desarrollo humano, en la que la ciencia ha dejado atrás la superstición y los temores del alma, dando paso a una nueva interpretación de la palabra de Jesús, más terrenal y concienciar a los seguidores de la fe cristiana, en la que el hombre adopta una conducta cristiana, más por convicción y no por temor al castigo del alma. Los ritos de confesión y comunión no corrigen la conducta porque no hay un verdadero proceso de expiación de una conducta indebida, pretendiendo que unas pocas oraciones sean suficientes o que una hostia libere la conciencia humana de una acción criminal. Así no funciona la conciencia humana en nuestros días.
Igualmente, la iglesia Católica debe aceptar que Venezuela es un Estado Laico, no eclesiástico, y que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela garantiza libertad de culto.
Por su parte la Revolución Bolivariana dio un giro radical hacia el Socialismo, luego del Golpe del 11 de Abril del 2002, en el que la iglesia Católica quedó en evidencia de su parcialidad política participando abiertamente en una acción criminal que dejó víctimas mortales en
ambos lados. A partir de esta derrota política de la oposición venezolana,la Iglesia Católica, lejos de acercarse más a las mayorías populares se refugió en los partidos políticos y a través de la jerarquía eclesiástica, desde la Conferencia Episcopal, se transformó en una estación repetidora
de las consignas políticas de la oposición, abandonando la oferta religiosa en nombre de Jesucristo y asumiendo conductas políticas indefendibles, con el agravante de mentir descaradamente sobre hechos investigados y sancionados por las autoridades judiciales. La CEV dividió más la sociedad venezolana, en lugar de ayudar a su reencuentro, a curar heridas.
La Revolución Bolivariana a su vez ha profundizado la ayuda social, decidida a fortalecer el desarrollo en educación, deporte, ciencia, investigación, tecnología, arte, cultura, producción agropecuaria,seguridad y defensa; a enfrentar de manera decidida la especulación y el desabastecimiento, armas de la oposición para promover el caos; a desmantelar las mafias financieras, bancarias o bursátiles, que propiciaba la fuga de divisas y amenazaba la estabilidad económica del país; pero sobre todo lograr conjurar una guerra inminente con la hermana República de Colombia, basada en una propuesta de paz y de restablecimiento de Relaciones Diplomáticas bajo la premisa del Respeto y la Confianza.

En esta confrontación, como era de esperar, el poder popular ante la evidencia humanista de la Revolución Bolivariana no cedió ante el chantaje religioso de la iglesia Católica y por el contrario se aferró más aún al carácter humanista del Socialismo.
Finalmente, la Iglesia Católica enfrenta ahora una revisión por parte del Ejecutivo Nacional de las relaciones con el Vaticano y como era de esperar, ha emprendido la retirada de los escenarios mediáticos, ojalá se refugien en la oración.
Como moraleja de esta confrontación podemos concluir que el Poder Popular sabe más de solidaridad, fraternidad y humanismo que la iglesia Católica, y que su amor y creencia en Jesucristo está por encima de toda religión. Tanto la Revolución Bolivariana como la iglesia Católica deben entender que para ganar la voluntad popular deben ser transparentes, respetar la inteligencia del ciudadano de a pie y proceder con humildad. Solo así la conquistarán, como la hace el Comandante Presidente, el Comandante Hugo Chávez Frías, con amor, que amor con amor se paga.

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