Por: J. V. Stalin
Sabido es que la cuestión
relativa a las leyes económicas fundamentales del capitalismo y del
socialismo ha sido planteada reiteradas veces en el transcurso de la
discusión. A este respecto se han manifestado opiniones diversas,
incluso las más fantásticas. Por cierto, la mayoría de los
camaradas que han participado en la discusión ha reaccionado
débilmente ante este problema, y no se ha perfilado ninguna
solución. No obstante, ninguno de los camaradas ha negado la
existencia de esas leyes.
¿Existe una ley
económica fundamental del capitalismo? Sí, existe. ¿Qué ley es
ésa?, ¿cuáles son sus rasgos característicos? La ley económica
fundamental del capitalismo es una ley que no determina un aspecto
aislado o unos procesos aislados del desarrollo de la producción
capitalista, sino todos los aspectos y todos los procesos más
importantes de ese desarrollo; por tanto, determina el fondo de la
producción capitalista, su esencia.
¿No será la ley del
valor la ley económica fundamental del capitalismo? No. La ley del
valor es, ante todo, una ley de la producción mercantil. Existió
antes del capitalismo y sigue existiendo, lo mismo que la producción
mercantil, después del derrocamiento del capitalismo, como ocurre,
por ejemplo, en nuestro país, si bien es cierto que con una esfera
de acción limitada. Naturalmente, la ley del valor, que tiene una
amplia esfera de acción en el capitalismo, desempeña un gran papel
en el desarrollo de la producción capitalista pero no sólo no
determina la esencia de la producción capitalista ni los fundamentos
del beneficio capitalista, sino que ni siquiera plantea esos
problemas. Por eso, no puede ser la ley económica fundamental del
capitalismo moderno.
Con las mismas razones no
pueden ser tampoco la ley económica fundamental del capitalismo la
ley de la concurrencia y de la anarquía de la producción ni la ley
del desarrollo desigual del capitalismo en los diferentes países.
Se dice que la ley de la
norma media de beneficio es la ley económica fundamental del
capitalismo moderno. Eso no es cierto. El capitalismo moderno, el
capitalismo monopolista, no puede darse por satisfecho con el
beneficio medio, que, además, tiene la tendencia a bajar debido a la
elevación de la composición orgánica del capital. El capitalismo
monopolista moderno no exige el beneficio medio sino el beneficio
máximo, necesario para llevar a cabo más o menos regularmente la
reproducción ampliada.
Lo que más cerca está
del concepto ley económica fundamental del capitalismo es la ley de
la plusvalía, ley del nacimiento y del incremento del beneficio
capitalista. Esa ley predetermina, efectivamente, los rasgos
principales de la producción capitalista. Pero la ley de la
plusvalía es demasiado general, y no toca los problemas de la norma
superior de beneficio cuyo aseguramiento es condición del desarrollo
del capitalismo monopolista. Para llenar esta laguna hay que
concretar la ley de la plusvalía y desarrollarla de acuerdo con las
condiciones del capitalismo monopolista, teniendo en cuenta que el
capitalismo monopolista no exige cualquier beneficio, sino el
beneficio máximo. Esa, precisamente, será la ley económica
fundamental del capitalismo moderno.
Los rasgos principales y
las exigencias de la ley económica fundamental del capitalismo
moderno podrían formularse, aproximadamente, como sigue: asegurar el
máximo beneficio capitalista, mediante la explotación, la ruina y
la depauperación de la mayoría de los habitantes del país dado,
mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos de
otros países, principalmente de los países atrasado y, por último,
mediante las guerras y la militarización de la economía nacional, a
las que se recurre para asegurar el máximo de beneficio.
Se dice que el beneficio
medio podría considerarse, sin embargo, por completo suficiente para
el desarrollo capitalista en las condiciones actuales. Eso no es
cierto. El beneficio medio es el nivel inferior de la rentabilidad,
por debajo del cual la producción capitalista es imposible. Pero,
sería ridículo suponer que los jerifaltes del capitalismo
monopolista moderno tratan únicamente, al ocupar las colonias,
esclavizar a los pueblos y gestar guerras, de asegurarse meramente el
beneficio medio. No, no es el beneficio medio ni son los
superbeneficios, que únicamente representan, como regla, cierta
superación del beneficio medio, sino el beneficio máximo,
concretamente, el motor del capitalismo monopolista. Precisamente la
necesidad de obtener beneficios máximos empuja al capitalismo
monopolista a dar pasos tan arriesgados como el escogidas
sojuzgamiento y el saqueo sistemático de las colonias y de otros
países atrasados, la conversión de países independientes en países
dependientes, la organización de nuevas guerras -que son para los
jerifaltes del capitalismo moderno él mejor «business» para
obtener beneficios máximos- y, por último, los intentos de
conquistar la dominación económica del mundo.
La importancia de la ley
económica fundamental del capitalismo consiste, entre otras cosas,
en que, al determinar todos los
fenómenos más importantes del desarrollo del modo de producción
capitalista -sus ascensos y sus crisis,
sus victorias y sus reveses, sus virtudes y sus defectos: todo su
contradictorio desarrollo-, permite
comprenderlos y explicarlos.
He aquí uno de los
numerosos y «sorprendentes» ejemplos.
Todo el mundo conoce
hechos de la historia y de la práctica del capitalismo que
demuestran el impetuoso desarrollo de la técnica en el capitalismo,
hechos en los que los capitalistas aparecen como abanderados de la
técnica avanzada, como revolucionarios en el dominio del desarrollo
de la técnica de la producción. Pero también se conocen hechos de
otro género, que evidencian altos en el desarrollo de la técnica en
el capitalismo, hechos en que los capitalistas aparecen como
reaccionarios en el dominio del desarrollo de la nueva técnica y
pasan con frecuencia al trabajo a mano.
¿A qué se deben estas
flagrantes contradicciones? Únicamente pueden deberse a la ley
económica fundamental del capitalismo moderno, es decir, a la
necesidad de obtener beneficios máximos. El capitalismo es
partidario de la nueva técnica cuando ésta le promete los mayores
beneficios. El capitalismo es contrario a la nueva técnica y
partidario del paso al trabajo a mano cuando la nueva técnica deja
de prometerle los mayores beneficios.
Así están las cosas en
cuanto a la ley económica fundamental del capitalismo moderno.
¿Existe una ley
económica fundamental del socialismo? Sí, existe. ¿En qué
consisten los rasgos esenciales y las exigencias de esta ley? Los
rasgos esenciales y las exigencias de la ley económica fundamental
del socialismo podrían formularse, aproximadamente, como sigue:
asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y
culturales, en constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el
desarrollo y el perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción
socialista sobre la base de la técnica más elevada.
Por consiguiente, en vez
de asegurar los beneficios máximos, asegurar la máxima satisfacción
de las necesidades materiales y culturales de la sociedad; en vez de
desarrollar la producción con intermitencias del ascenso a la crisis
y de la crisis al ascenso, desarrollar ininterrumpidamente la
producción; en vez de intermitencias periódicas en el desarrollo de
la técnica, acompañadas de la destrucción de las fuerzas
productivas de la sociedad, el perfeccionamiento ininterrumpido de la
producción sobre la base de la técnica más elevada.
Se dice que la ley
económica fundamental del socialismo es la ley del desarrollo
armónico, proporcional, de la economía nacional. Eso no es cierto.
El desarrollo armónico de la economía nacional y, por tanto, la
planificación de la misma, que es un reflejo más o menos fiel de
esta ley, de por sí no dan nada, si no se sabe en nombre de qué
tarea se desarrolla planificadamente la economía nacional, o si esa
tarea no se tiene clara.
La ley del desarrollo
armónico de la economía sólo puede dar el resultado debido cuando
existe una tarea en nombre de la cual se desarrolla planificadamente
la economía nacional. Esa tarea no puede ofrecerla la propia ley del
desarrollo armónico de la economía nacional. Y menos aún puede
hacerlo la planificación de la economía nacional. Esa tarea se
encierra en la ley económica fundamental del socialismo, bajo la
forma de sus exigencias arriba expuestas. Por eso la acción de la
ley del desarrollo armónico de la economía nacional únicamente
puede tener vía libre en el caso de que se apoye en la ley económica
fundamental del socialismo,En cuanto a la planificación de la
economía nacional, ésta sólo puede obtener buenos resultados si
observa dos condiciones: a) si refleja acertadamente las exigencias
de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional; b) si
está de acuerdo en todo con las exigencias de la ley económica
fundamental del socialismo.
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