Escrito por Enrique Muñoz Gamarra
La pugna interimperialista es muy intensa. Para las personas escépticas que no creen esto recomiendo la lectura de la siguiente noticia: “Inspección china a helicóptero de Estados Unidos es ‘infundada y ridícula”, publicada el 17 de agosto de 2011 en: spanish.china.org.cn Es una nota que refiere al helicóptero MH-60 Black Hawk (Stealth) de última generación (con tecnología incorporada de baja detección a radares y con equipos que reducen el ruido en los motores) siniestrado en el operativo militar que el Pentágono desplegó, supuestamente, para aniquilar a Bin Laden el 02 de mayo de 2011 en Pakistán y por la que China fue acusada por los EEUU de haber inspeccionado y recopilado información sobre este aparato. Prueba más que suficiente de la dura confrontación interimperialista que hay en el mundo.
Los tiempos, definitivamente, son muy duros. Y, es en este contexto que ocurren, primero, la desesperada ocupación de Trípoli (23 de agosto de 2011) y, luego, las provocaciones terroristas de la OTAN sobre Siria. En sí, operativos militares de desconocimiento de acuerdos estratégicos e históricos firmados, de facto, entre occidente y oriente al final de la Segunda Guerra Mundial. Y, todo con el objeto de mostrarse (EEUU) ante el mundo, que aún es una potencia vigente, además, para encubrir la quiebra colosal de su economía y, de paso, por supuesto, aterrorizar a los pueblos que luchan por una sociedad más justa, insinuándoles, que sus estrategias de poder son impracticables.
Pero ahora el asunto es Siria. Este país se ha convertido en el punto clave de un conflicto mayor al que puede desembocar finalmente el mundo si continúa con esta tendencia. Ahora mismo el militarismo estadounidense, junto a su eje (EEUU, Gran Bretaña y OTAN), está apurando esta situación tratando de ocupar totalmente el Oriente Medio.
El asunto es la confrontación EEUU-China.
En primer lugar es bueno no perder de vista el Acuerdo Estratégico en Economía de China y EEUU establecida en 1978 hasta 2010. Fueron tres décadas de “éxitos”: el primero mantuvo la supremacía sobre el sistema imperialista (incluso avanzó sobre Asia Central tras la caída de la ex URSS en 1991) y el segundo ascendió hasta el segundo lugar en este mismo sistema. Hasta aquí fue imprescindible el acuerdo estratégico para ambos países.
Pero los tiempos cambian. El sistema capitalista, inmerso en su ciclo económico largo de crisis o contracción desde 1973, empieza a hundirse en 2008. Incluso desde inicios del presente milenio (2000) la erosión económica del sistema ya era notoria (crisis del punto com). El Pentágono entonces estaba ya muy preocupado. El asunto era la crisis económica que corroía su economía y a ello se sumaba el ascenso chino.
Importancia del XII Plan Quinquenal chino. Allí se reorienta la economía china. Primero, observa con más cuidado el desarrollo de su mercado interno. Segundo, empieza a diversificar sus reservas internacionales. Entonces impulsa acuerdos de comercio en su propia moneda o en una canasta de monedas, pero ya no exclusivamente en dólares como se venía haciendo.
Se vuelve socio comercial de primer nivel y con expansión muy fuerte sobre zonas importantes del planeta: Europa, África, América Latina, Asia Central y el sudeste asiático. Por supuesto esto es una gran preocupación para los EEUU que en la voz de su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, llama a la inversión de china en África una política “neocolonialista”.
En Siria puede iniciarse el conflicto mayor.
11 de septiembre de 2001 y el inicio de la ofensiva militarista en el mundo. Advierto que en anteriores artículos sostuve que no estaba claro si con este suceso se iniciaba la Tercera Guerra Mundial. Lo que si estaba claro es que a partir de esta fecha el mundo se vio envuelto en graves conflictos militares. Por lo menos hemos visto el desembarco de la formidable maquinaria de guerra de los EEUU, primero, en Afganistán y, luego, en Irak (segundo productor mundial de petróleo, antes de la invasión producía 4 millones de barriles por día, en tanto Arabia Saudita ahora mismo produce 10.9 millones de barriles por día).
La tremenda importancia geoestratégica de Siria. Hasta ahora Siria ha sido un punto importante en el equilibrio estratégico de Oriente Medio. Siria tiene estrechos vínculos de amistad y cooperación (comercial y militar) con Irán y las resistencias palestinas. Es la parte más importante del juego geoestratégico entre occidente y oriente en esta región.
Cierto, Siria es una región de contención. Una frontera de facto entre occidente y oriente que, incluso, tras la caída de la ex URSS en 1991, ni el sionismo israelita ni Bill Clinton ni W. Bush, se atrevieron a romperla. Pues si cae Siria, el transito naval en el Mar Mediterráneo estaría prácticamente restringida para las embarcaciones rusas y chinas. Entonces el Mar Mediterráneo habría pasado a control total de las fuerzas de la OTAN. Prácticamente las actividades de la flota rusa en el Mar Negro habrían quedado varadas en ese mar.
Y, para ocupar Irán sólo faltaría avanzar sobre el Estrecho de Omuz, esto es, en el Mar Rojo, es decir, en el Golfo Pérsico. Esa es la ambición suprema del Pentágono. De hecho el petróleo y la ubicación geográfica de Oriente Medio han sido muy importantes. Y, más aún, en esta coyuntura tan especial como la que hoy vivimos.
Con esto, las resistencias palestinas se habrían visto en una situación muy complicada y así, el Pentágono habría logrado asegurar la existencia del sionismo israelita.
Pero, en general, si cae Siria, Rusia y China habrían perdido una zona geoestratégica muy importante. Es decir, habrían terminado arrinconados en su propia región: el continente asiático.
EEUU entiende que su poderío militar no puede mantenerse por mucho tiempo si su economía esta colapsada. Y esto, igual que el anterior, no es un asunto propio o unilateral de este país, es la imposición de las leyes capitalistas que llegado a su etapa imperialistas es esencialmente guerrerista y cuya base económica esta sustentada en la especulación financiera, cuando sus tasas de ganancia han disminuido drásticamente.
Y, la zona donde se encuba el mayor conflicto mundial de nuestro tiempo está en el sudeste asiático.
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