LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

lunes, 26 de septiembre de 2011

Haití: Las violaciones colectivas de la Minustah

Escrito por: Michaëlle Desrosiers y Franck Seguy

Port-Salut, pequeña ciudad costera al sur de la República de Haití, se destaca por sus playas atractivas y su paisaje radiante como una tarjeta postal. Desde hace más de una semana añade un nuevo elemento a su reputación: al menos cuatro militares uruguayos de la mal llamada Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH) violaron colectivamente a Johnny Jean, un joven muchacho de 18 años.
Si el acto se perpetró el jueves 28 de julio de 2011, fue recién a fines del mes de agosto que comenzó a ocupar los noticieros. En parte, debido a que el video del crimen fue difundido en Internet. En efecto, los propios militares rodaron la escena. Y la utilizaron como película para deleitarse de su proeza. Y lo que es peor, en presencia de jóvenes adolescentes de la zona, todos amigos de la víctima. Fue precisamente uno ellos que utilizó su teléfono celular para recoger algunas secuencias del vídeo que ha sido difundido por la agencia Haití Press Network (HPN). El vídeo sólo se pudo ver algunas horas en la red. No se sabe si se trató de una acción diplomática del gobierno uruguayo o de la propia ONU; Youtube alega para el retiro del video que su política es de no promoción del odio, dado que muchos comentarios (más de 4.000) comenzaban a llegar para condenar la barbarie de la ONU.
Fue necesario el despliegue de los soldados de la MINUSTAH para sacar a Port-Salut de su remanso de paz. En 1995, por ejemplo, la ciudad contaba con apenas 40 policías. Mientras que el personal de la policía nacional no dejó de aumentar, la ciudad no tenía más que 7 policías en 2004. Ya que era casi imposible registrar un incidente grave fuera del robo de un cabrito o de algunos lotes de patatas. Con todo, paradójicamente, desde 2004, hay un contingente de la MINUSTAH para “estabilizar” Port-Salut. Dado que la naturaleza tiene horror del vacío y que, como es sabido bien, la ociosidad es la madre de todos los defectos, los militares debieron encontrar algo para justificar su presencia. Poco a poco introdujeron: la prostitución de menores y el “intercambio” de comida por productos alucinógenos y/o ilícitos como el tabaco, el alcohol, la marihuana.Todo eso resulta del informe hecho público por la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos-RNDDH [1] el lunes 4 de septiembre de 2011.
La violación del joven Johnny debe incluirse en ese marco. En efecto, para lograr su supervivencia diaria, muchos adolescentes y jóvenes, hijos e hijas de campesinos empobrecidos como Johnny, establecen relaciones de proximidad con los soldados de la ONU desplegados en distintas regiones del país. El joven Johnny se había vinculado amistosamente con uno de los soldados del contingente uruguayo llamado “Pocho”. Este último al parecer no participó en el repudiable acto. Y hasta se vio impedido de llevarle ayuda. Ya que los bandidos habían cerrado la puerta de la habitación en la cual realizaban este acto criminal para impedir que los gritos del joven muchacho llegaran a oídos de su “amigo” Pocho.
La opulencia en la cual viven los soldados de la ONU instalados en Haití es, al menos, chocante. En las ciudades, se instalan en los mejores hoteles, pasean en las playas los fines de semana, sobre todo en Port-salut donde son especialmente bonitas. Como contrapartida, compran a los más jóvenes, los prostituyen y los violan. No sólo estos militares se benefician de una impunidad absoluta, ya que su estatuto de soldados de la ONU los coloca por encima de las leyes haitianas; sino que el poder de su salario representa más que un insulto para los pobres policía y otros funcionarios del Estado haitiano. Alcanza una comparación: el soldado uruguayo recibe en su país un salario equivalente a 400 dólares, mientras que en la MINUSTAH percibe 1.500 dólares al mes, lo que le permite tener una vida holgada en Haití y hasta ahorrar para comprarse una modesta casa al volver a su país. La MINUSTAH le paga al gobierno uruguayo cuatro veces más de lo que recibe como salario cada soldado, es decir, la ocupación militar de otro país es un negocio rentable para el Estado uruguayo y su Ministerio de Defensa.
El gobierno uruguayo del Frente Amplio (presidido por el tupamaro José Mujica), pretende que esta violación colectiva perpetrada contra Johnny Jean no es más que un incidente “aislado” y que los únicos culpables serían los cuatro soldados. Deslindan así el papel de las fuerzas de ocupación. Por esta razón, es necesario refrescar la memoria.

Contexto de machismo y opresión

Hay que subrayar que la violación de Johnny no es un hecho accidental. En efecto, a menos de un año del desembarque de la MINUSTAH en Haití -más concretamente el 18 de febrero de 2005-, tres “cascos azules” paquistaníes violaron a una joven muchacha de nombre Nadège Nicolas. Sin embargo, a pesar de tratarse de un acto criminal que levantó la cólera popular, sobre todo de las organizaciones feministas, el caso sigue impune y se archivó posteriormente. Es que la violación de una mujer aparece como menos grave que la violación de un hombre. En el caso actual, la MINUSTAH ha esgrimido el látigo de la moral cristiana, machista, fuertemente dominante en Haití. Tanto los cristianos como los hombres de ley y otros formadores de opinión, no tardaron en mostrar su abominación por el ataque a la dignidad y a la identidad (masculina) del joven muchacho. En otras palabras, habría dejado de ser hombre por el hecho de haber sido violado por cuatro hombres armados. Lo que en la cultura machista significa que dejó de existir.
Es necesario destacar que este joven muchacho es un producto de la clase campesina haitiana. Su nivel de estudios confirma esta realidad. A los 18 años, Johnny frecuenta el quinto año escolar primario. No pudo retornar a la escuela para el año académico 2010-2011 por falta de dinero. Es el cuarto hijo de su madre. Sus hermanos o, para hablar correctamente, sus hermanastros, no son del mismo padre que él. La diferencia de las firmas certificadas por el informe de la RNDDH permite destacar este hecho significativo.
Tener varios hijos de padres diferentes es el resultado de dos fenómenos intrínsecamente vinculados que se encuentran en las capas populares haitianas: el abandono paternal y su corolario, la monogamia en serie. La mujer-madre de un niño abandonado por su progenitor se vincula a otro hombre para poder sobrevivir con su niño. De esta conexión nace un nuevo niño, abandonado también por el nuevo progenitor. Se reinicia con un tercer hombre en la misma preocupación: encontrar una manera para que sus “niños sin papá” puedan sobrevivir. En esa línea, tendrá así varios niños de padres diferentes, de diferente apellido, por supuesto, siempre y cuando aquéllos niños tuvieron la “oportunidad” de ser reconocidos legalmente por sus padres biológicos.

Guerra a los más empobrecidos

En todas sus acciones, la ocupación dirigida por las ONU apunta sistemáticamente contra el pueblo empobrecido. Sus violaciones y sus asesinatos se realizan en barrios miserables como Cité-soleil [2]; contra las jóvenes mujeres y los indefensos jóvenes hombres. A este respecto, el RNDDH informa del caso muy conocido del ahorcamiento de un menor de 16 años, Gérald Gilles, en una base militar de los “cascos azules” nepaleses en Carénage, Cap-Haitien (segunda ciudad de Haití, ubicada en el norte del país). Carenado, Cabo-Haitiano (segunda ciudad del país). La MINUSTAH intentó hacer pasar este crimen por un suicidio. Al igual que Johnny Jean, Gérald Gilles hacía “intercambio” con los soldados de la ONU, es decir, les prestaba servicios a cambio de comida. Así pues, como verdadera fuerza de ocupación, la MINUSTAH utiliza la violación como arma de guerra. Humilla, explota, baja y somete a los más pacíficos, a los que sólo entran en contacto con ella para garantizar su supervivencia, o simplemente porque son pobres; aquéllas y aquéllos cuya piel es más oscura porque se quemó bajo el sol de plomo de Haití; aquéllas y aquéllos que tuvieron la desdicha de vivir a Cité-soleil y demás “zonas de no derechos”.
En su guerra contra los más empobrecidos, la MINUSTAH -como tropa de ocupación-, introduce una diferencia de importancia con relación a otras invasiones militares sobre suelo haitiano. En efecto, bajo la ocupación norteamericana de Haití (1915-1934), el arsenal racista de Estados Unidos se había desencadenado tanto contra los mulatos como contra los negros y negras, ricos y pobres. Esto obligó, incluso a aquellos que inicialmente apoyaban la invasión, a integrarse en la lucha contra la ocupación. Aunque bajo su forma “más pacífica”: la propaganda escrita. Ni que decir que esto contribuyó a reforzar la lucha que dio aire al movimiento de los Cacos, antes tratados de vagabundos tanto por los invasores como por la clase dominante mayoritariamente mulata. La MINUSTAH, más vigilante podría decirse, reprime casi exclusivamente a los más empobrecidos, para asegurarse la legitimidad ante la burguesía “grand-narcho” [3] haitiana y de la pequeña burguesía, entre quien recluta la parte fundamental de su personal civil local. Así pues, puede pavonearse, violar, contaminar, y mentir tranquilamente dado que sus intereses sintonizan con los de los “ciudadanos respetables”.

Amordazar, humillar, violar, prostituir

La violación colectiva de este joven muchacho no es el último acto de la MINUSTAH denunciado por la población de Port-Salut. En efecto, durante este mismo mes de agosto, una organización local había denunciado en una nota de prensa las “malas actitudes” del contingente uruguayo. En respuesta, la MINUSTAH había realizado su propia investigación. Esta investigación, obviamente, se pronunció por la negación total y categórica de los hechos, concluyendo que las denuncias carecían de todo fundamento. Entre las acusaciones a los soldados uruguayos estaban: “La prostitución de menores, contaminación del medio ambiente, consumo de marihuana en presencia de menores, comportamiento humillante, insultante, irrespetuoso, hacia los ciudadanos de Port-Salut” [4]. Lo interesante en todo eso es que algunos días antes de la publicación del vídeo de la violación colectiva del joven muchacho de 18 años en Internet, la fuerza de la ONU alardeaba de su pretendida investigación, y acusaba a la organización CREDOP de difamación. Ahora bien, la violación y su publicación en Internet indican que no sólo los militares violaron y humillado al joven muchacho, hombre sino que disfrutaban con ello. Por eso, el chileno Mariano Fernández, jefe de la MINUSTAH, no se disculpó por el informe de la falsa investigación revelada sobre lo sucedido en Port-Salut un mes antes.
Si la MINUSTAH ocupa de nuevo la actualidad en Haití, no se debe a las preocupaciones por la formación del nuevo gobierno, o la reapertura de las clases, o porque un nuevo estudio acaba de demostrar su implicación en la transmisión criminal de la epidemia de cólera [5]; epidemia que hasta la fecha ha matado a más de a 5000 haitianos y haitianas. Tampoco se debe a una nueva acusación sobre el derrame de heces en los ríos del país [6], como se dio la práctica desde octubre de 2010.
Por el contrario, la MINUSTAH ve sacudida su imagen de misión “humanitaria”. ¡Dejando en claro su naturaleza “maléfica”!. Sus fechorías escandalosas y su impunidad, encubiertas por la llamada “comunidad internacional” quedan en evidencia. El MINUSTAH es machista y racista. Está abiertamente en guerra contra las capas populares. Su participación activa en la represión contra las manifestaciones en todo el país, sobre todo de las que tienen lugar en el marco de la lucha para el reajuste salarial, constituye un vibrante testimonio.
A este respecto, el mismo informe de la RNDDH indica: “El 12 de mayo de 2011, Géna Widerson, estudiante de séptimo año en el Colegio Centro de Formación Clásica de Verrettes, departamento del Artibonite, de catorce 14 años, fue alcanzada por dos proyectiles disparados por soldados de la MINUSTAH. Este incidente se produjo en el momento en que alumnos del Colegio Jacques Stephen Alexis organizaban una manifestación contra la revocación de un que profesor.” En realidad, toda resistencia popular y de clase es sistemática reprimida por parte de la misión de la ONU. Amordazar, humillar, violar, prostituir: he aquí el credo de la MINUSTAH.
A continuación, un extracto del informe de la RDDDH sobre algunos casos de violaciones, torturas, asesinatos y detenciones ilegales y arbitrarias perpetrados por el MINUSTAH:
1. El 18 de febrero de 2005, tres soldados paquistaníes del contingente del MINUSTAH instalados en Gonaïves violaron a Nadeige Nicolas;
2. El 20 de marzo de 2005, Robenson Laraque, periodista de Radio Tele Contacto, fue herido mortalmente por proyectiles disparados por soldados de la MINUSTAH que expulsaron a los antiguos militares de la Comisaría de Policía de Petit-Goave;
3. El 26 de noviembre de 2005, en Carrefour Trois Mains, sobre la carretera del Aeropuerto, Marie Rose Précéus fue sodomizada y violada por un soldado jordano;
4. El 20 de diciembre de 2006, Stephane Durogéne, estudiante en tercer año en el Centro de Formación Clásico y Económico (CFCE) recibió dos disparos en el ojo izquierdo por dos soldados de la MINUSTAH mientras que pasaba cerca de la Comisaría de Delmas 62;
5. El 3 de noviembre de 2007, ciento once “cascos azules” de Sri Lanka se implicaron en un caso de abusos y explotación sexuales cuyas víctimas menores;
6. El 29 de mayo de 2008, el policía Lucknis Jacques, destinado a la Comisaría de Cité-soleil, fue acosado por soldados de la MINUSTAH;
7. El 6 de agosto de 2008, soldados de la MINUSTAH maltrataron a dos policías, Donson Bien-Aimé y Ronald Denis, destinados a la Comisaría de Cité-soleil. Estos hechos se perpetraron contra las víctimas a pesar del hecho de que se identificaron claramente;
8. El 18 de agosto de 2010, se encontró a un menor huérfano de 16 años que respondía al nombre de Gérald Jean Gilles, colgado a un almendro que se encuentra en la base de los soldados nepaleses de la MINUSTAH, situada en Carénage, Cap-Haitien. Este menor frecuentaba la base y prestaba servicios a los soldados;
9. A los mediados de octubre de 2010, se a implica a los “cascos azules” nepaleses de la MINUSTAH destinados en Mirebalais, en la aparición y la propagación del cólera en Haití por el derrame de residuos humanos en los ríos Boukan Kanni y Jenba, lo que implicó pérdidas humanas considerables.
Estos hechos no son exhaustivos. Sin embargo, en todos los casos previamente mencionados, la RNDDH responsabiliza a la MINUSTAH y por consiguiente a la ONU; ya que es inconcebible que soldados contratados en una fuerza de la ONU, funcionen por fuera de toda norma legal, se dediquen a actividades repudiables, y se beneficien de la inmunidad penal conferida por la ONU.

* Sociólogos y militantes de la izquierda haitiana.

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