LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

martes, 20 de septiembre de 2011

COLONIZACIÓN DE PALESTINA


Escrito por Ralph Schoenman

En 1917 había en Palestina 56.000 judíos y 644.000 árabes palestinos. En 1922 había 83.794 judíos y 663.000 árabes. En 1931, había 174.616 judíos y 750.000 árabes.


Colaborando con el colonialismo británico


Una vez establecida la alianza táctica con los británicos, los sionistas recibieron apoyo sobre el terreno para conquistar la tierra. El poeta palestino y pensador marxista Ghassan Kanafani lo describe así:


«A pesar de que una gran parte del capital judío se destinó a áreas rurales, y a pesar de la presencia de fuerzas militares imperialistas británicas y de la inmensa presión ejercida por la maquinaria administrativa en favor de los sionistas, éstos lograron sólo resultados mínimos en cuanto a la colonización de la tierra.

«Sin embargo, perjudicaron seriamente la situación de la población árabe rural. La propiedad de tierra urbana y rural por parte de grupos judíos pasó de 300.000 dunums (26.800 hectáreas) en 1929 a 1.250.000 dunums (112.000 Ha.) en 1930. La tierra adquirida era insignificante desde el punto de vista de una colonización masiva y de la solución del “problema judío”. Pero la expropiación de un millón de dunums -casi un tercio de la tierra cultivable- condujo a un grave empobrecimiento de los campesinos árabes y de los beduinos.

«Para 1931, 20.000 familias campesinas habían sido expulsadas por los sionistas. Además, en el mundo subdesarrollado, y en particular en el mundo árabe, la vida agrícola no es sólo un modo de producción sino también una forma de vida social, religiosa y ritual. Por ello la colonización, además de quitar tierra, estaba destruyendo a la sociedad árabe rural».


El imperialismo británico promovió la desestabilización económica de la economía indígena palestina. El Gobierno del Mandato dio al capital judío un status privilegiado, asignándole el 90% de las concesiones en Palestina. Con ello permitió que los sionistas consiguiesen controlar la infraestructura económica (proyectos de carreteras, minerales del Mar Muerto, electricidad, puertos, etc.). Digitalizado por CelulaII

Hacia 1935, los sionistas controlaban 872 de las 1.212 empresas industriales de Palestina. Las importaciones destinadas a industrias sionistas estaban exentas de impuestos.


Se promulgaron leyes laborales discriminatorias contra la fuerza de trabajo árabe, que provocaron un extenso paro y una existencia bajo mínimos para los que conseguían encontrar trabajo.


El levantamiento de 1936

La pérdida de tierras y la represión desarrollaron la conciencia palestina de la suerte que les reservaban y alimentaron un gran levantamiento que duró de 1936 a 1939. La revuelta tomó la forma de desobediencia civil e insurrección armada. Los campesinos dejaron sus aldeas para echarse al monte e incorporarse a unidades de combate. Los nacionalistas árabes de Siria y Jordania pronto se sumaron a la lucha.

La decisión de no pagar impuestos se tomó el 7 de mayo de 1936 en una conferencia en la que quinientos cincuenta delegados representaban a todos los sectores de la población. Una huelga general barrió Palestina.

La respuesta británica fue inmediata y contundente. El 30 de julio de 1936 -unos cinco meses después de iniciarse el levantamiento- se promulgaba el estado de sitio y se desencadenaba una amplia represión. Cualquier sospechoso de organizar o simpatizar con la huelga general u otras formas de resistencia era detenido. En toda Palestina volaron viviendas. Un gran sector de la ciudad de Haifa fue destruido por los británicos el 18 de junio de 1936, dejando sin casa a 6.000 personas. También destruyeron viviendas en las poblaciones vecinas. Los británicos mandaron a Palestina a grandes contingentes de tropa para aplastar la rebelión (se calcula que unos 20.000 hombres). Pero hacia fines de 1937 o inicios del 38, las fuerzas británicas estaban perdiendo el control de la rebelión popular armada.

Los sionistas como instrumento de dominación

Fue entonces cuando los británicos empezaron a apoyarse en los sionistas, que les ofrecieron un recurso único que nunca habían tenido en ninguna colonia: una fuerza local que hacía causa común con el colonialismo británico y que estaba intensamente movilizada contra la población indígena. Si anteriormente los sionistas se habían hecho cargo de muchas de las labores de represalia, ahora jugaron un papel más amplio en la escalada represiva, que incluiría detenciones masivas, asesinatos y ejecuciones. En 1938, 5.000 palestinos fueron encarcelados, y 2.000 de ellos sentenciados a largas penas de cárcel. 148 fueron ahorcados y más de 5.000 casas demolidas.

Las fuerzas sionistas se articularon con los servicios secretos británicos y vinieron a ser la policía que imponía una dominación británica draconiano. Se formó una “fuerza cuasi-policial” para cubrir la presencia sionista armada alentada por los británicos.

Reclutaron para la misma a 2.863 hombres, mientras 12.000 estaban encuadrados en las Haganah y 3.000 en la Organización Militar Nacional de Jabotinsky (Irgun). En el verano de 1937 la fuerza cuasi-policial fue bautizada Defensa de las Colonias Judías y más tarde Policía Colonial.

Ben Gurión dijo que la “fuerza cuasi-policial” era un “marco” ideal para entrenar a las Haganah. Charles Orde Wingate, el oficial británico a su mando, fue, en esencia, el fundador del ejército israelí. Entrenó a figuras como Moshe Dayan en el terrorismo y el asesinato.

En 1939 las fuerzas sionistas que colaboraban con los británicos se elevaron a 14.411 organizados en diez grupos bien armados de la Policía colonial, cada uno de ellos al mando de un oficial británico, con un oficial de la Agencia Judía como segundo. En la primavera de 1939, la fuerza sionista incluía sesenta y tres unidades mecanizadas, cada una de ellas compuesta por ocho a diez hombres.


El Informe Peel

En 1937 se formó una Comisión Real dirigida por Lord Peel para determinar las causas de la rebelión de 1936. La Comisión Peel concluyó que los dos factores básicos eran el deseo palestino de independencia nacional y el temor de los palestinos al establecimiento de una colonia sionista en su tierra. El Informe Peel analizaba otra serie de factores con candor poco común. Eran éstos:

1) La extensión del espíritu nacionalista árabe fuera de Palestina;

2) La creciente inmigración judía desde 1933;

3) La facilidad con que los sionistas dominaban la opinión pública en Gran Bretaña

gracias al apoyo tácito del Gobierno; www.marxismo.org

4) La falta de confianza árabe en las buenas intenciones del gobierno británico;

5) El miedo palestino a las continuas adquisiciones judías de tierras de los

terratenientes feudales absentistas que vendían sus fincas, expulsando a los campesinos

palestinos que las habían trabajado;

6) Las evasivas del Gobierno del Mandato sobre sus intenciones respecto de la

soberanía palestina.

El movimiento nacional estaba formado por burguesía urbana, terratenientes

feudales, líderes religiosos y representantes de los campesinos y obreros.

Sus exigencias eran:

1) El cese inmediato de la inmigración sionista;

2) El cese y prohibición de la transferencia de tierras propiedad de árabes a colonos sionistas;

3) La formación de un gobierno democrático en el que los palestinos tuviesen el

control.


Análisis de la revuelta


Ghassan Kanafani describía así el levantamiento: «La causa real de la revuelta fue el hecho de que el agudo conflicto propio de la transformación de la sociedad palestina de agrícola-feudal-clerical en judía (occidental) industrial burguesa, había alcanzado su clímax.... El proceso de establecer las raíces del colonialismo y transformarlo de mandato británico en colonialismo sionista de ocupación... alcanzó su clímax a mediados de los treinta, y en realidad la dirección del movimiento nacionalista palestino se vio obligada a adoptar cierta forma de lucha armada porque ya no era capaz de ejercer como dirección en un momento en que el conflicto había alcanzado proporciones decisivas».

El Mufti y demás líderes religiosos, los propietarios feudales y la burguesía naciente no apoyaron hasta el final a los obreros y campesinos y esto permitió que el régimen colonial y los sionista s aplastasen la rebelión tras tres años de lucha heroica. Para ello los británicos contaron con una ayuda decisiva: la traición de los regímenes árabes tradicionales, dependientes de sus padrinos coloniales.

La lucha nacionalista palestina había sido constante desde 1918, acompañada por una u otra forma de resistencia armada organizada. Incluyó también la desobediencia civil, huelgas generales, el no pago de impuestos, la negativa a llevar carnets de identidad, boicots y manifestaciones.

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