LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

Canciones de Combate

jueves, 24 de enero de 2013

La clase obrera lucha y crea


Durante los cien años largos que nos separan de la primera acción revolucionaria independiente de los obreros (1848 en Francia), el proletariado ha reñido miles y miles de batallas de clase, grandes y pequeñas, saliendo vencedor en unas y vencido en otras. En esas batallas los obreros han hecho gala de un heroísmo como jamás demostró ninguna otra clase en la historia.
Las grandes virtudes combativas de la clase obrera se pusieron particularmente de relieve en la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, en las acciones revolucionarias de los obreros de varios países de Europa después de la primera guerra mundial y en las revoluciones democrático-populares de China y de otros países. En un territorio habitado por más de un tercio de la humanidad, la clase obrera ha conseguido un triunfo completo en su lucha de liberación, derrotando al sistema de la esclavitud capitalista y tomando el poder en sus manos. Esta lucha del proletariado lo ha convertido en una importante fuerza político-social también en los países donde el capital mantiene su dominio, y así se refleja profundamente en todos los acontecimientos de nuestra época. La lucha de la clase obrera por sus intereses económicos inmediatos. Una de las direcciones principales de la lucha de los obreros en los países capitalistas es la defensa de sus intereses económicos inmediatos, de las reivindicaciones que tienden a mejorar las condiciones de vida y de trabajo del proletariado. La clase obrera mantiene esta lucha en todo el frente y, a pesar de la desesperada resistencia de la burguesía, ha logrado éxitos importantes. En muchos países capitalistas desarrollados ha conseguido arrancar concesiones que ponen límites a la arbitrariedad de los capitalistas y defienden a los obreros de las formas más duras de explotación. La jornada de trabajo, por ejemplo, que en tiempos pasados era de 12 a 16 horas, ha sido reducida a ocho, y a menos para algunos oficios en ciertos países. En bastantes sitios, los obreros han obligado a la burguesía a adoptar medidas relacionadas con el seguro social (pensiones, subsidio de paro, vacaciones pagadas, etc.), que en cierta medida alivian su situación. Se ha logrado también en algún país limitar un tanto las funestas consecuencias de la intensificación del trabajo, mejorar el sistema de protección del trabajo y algunas ventajas en cuanto a asistencia médica. Los obreros han sabido también obligar a la burguesía de bastantes países a hacer concesiones en lo que a los salarios se refiere, debilitando así un tanto las consecuencias de la incesante desvalorización del dinero, que es un verdadero azote para los trabajadores de todos los países capitalistas. Se amplía sin cesar, en la actual etapa del desarrollo histórico, el marco de la lucha de la clase obrera por sus intereses económicos inmediatos. La mayor organización y conciencia del proletariado le llevan a plantear en su lucha de clase reivindicaciones más generales, como es la de limitación del poderío económico de los monopolios, la reforma del sistema fiscal en favor de los trabajadores, la implantación del seguro contra el paro, etc.
Las conquistas económicas de la clase obrera significan un importante valladar a la tendencia al empeoramiento en la situación de los trabajadores, tendencia que se manifiesta con singular vigor dentro del capitalismo moderno. La repercusión de estas conquistas no se ha circunscrito a la clase obrera, sino que ha afectado también a otros muchos sectores de trabajadores. Además, estos últimos, contagiados por los éxitos del movimiento obrero, han iniciado la lucha en defensa de sus intereses inmediatos específicos, copiando en ocasiones las formas de resistencia a los explotadores que primero empleó la clase obrera: sindicatos, huelgas, etc. En nuestro tiempo, estas formas de lucha no son exclusivas de los obreros, sino que también las manejan los empleados (incluso los funcionarios públicos) y diversos grupos de intelectuales (personal médico, maestros y otros). Los líderes del movimiento reformista de bastantes países capitalistas se apresuraron a atribuirse el mérito de estas conquistas de la clase obrera y afirman que ésta no tiene por qué dedicarse a la lucha política, y tanto menos combatir para el derrocamiento del régimen burgués. Tales afirmaciones son pura demagogia. El proletariado de los países capitalistas no debe sus éxitos a los conciliadores y reformistas, sino a la lucha de los obreros más activos y conscientes. En la mayoría de los casos, los capitalistas han de transigir bajo la presión del ala izquierda del movimiento obrero y ante el temor de que todos los obreros se radicalicen. Hay que tener en cuenta también que muchos éxitos de los obreros en la lucha por sus intereses inmediatos han sido posibles porque el triunfo de la clase obrera de la U.R.S.S. y las democracias populares obligó a la burguesía mundial a hacer concesiones que en tiempos anteriores no hubiera aceptado jamás. Hay que recordar también que buena parte de los éxitos conseguidos por el proletariado en la defensa de sus intereses inmediatos se deben a la lucha política, y no a la económica. A la clase obrera le resulta mucho más fácil hablar con la burguesía de salarios, pensiones, reducciones de jornada, etc., cuando a sus espaldas tiene partidos políticos fuertes y combativos, y ejerce una presión política constante sobre las clases que detentan el poder.
Los líderes del reformismo quieren deformar la esencia de los desacuerdos entre los oportunistas y los marxistas-leninistas. Según ellos, los comunistas son contrarios a la lucha de los obreros por sus intereses inmediatos, pues así vivirán peor y se mostrarán más activos frente al capital. Nada más lejos de la verdad que semejante calumnia. Los comunistas son defensores consecuentes de todos los intereses de la clase obrera, tanto si se trata de reivindicaciones inmediatas como de los objetivos finales. Apoyan todas las medidas que tiendan a mejorar la vida de los obreros. Ahora bien, a diferencia de los oportunistas, los comunistas tienen clara noción de que la lucha económica puede dar sólo resultados limitados, pues no afecta para nada al sistema capitalista de la esclavitud asalariada. Y el interés de los obreros, en su sentido amplio, no se reduce a mejorar las condiciones de esa esclavitud asalariada, sino que está en conseguir la emancipación completa de ella. Para esto, la clase obrera ha de mantener la lucha política, sin limitarse a las reivindicaciones económicas. Son dos formas de lucha que no se excluyen, sino que se complementan y contribuyen por igual al éxito en la defensa de los intereses inmediatos y finales de los obreros.
"Cuando la clase obrera trata de mejorar sus condiciones de vida -escribía V. I. Lenin-, se eleva a la vez en el sentido moral, intelectual y político, se hace más capaz de conseguir los grandes fines de su liberación."

No hay comentarios:

Publicar un comentario