La ganancia es el resorte
y el fin principal que mueve al capitalista. Para éste la producción
no es más que un medio de obtener beneficios. En cuanto al consumo
de las masas populares, la economía capitalista no lo toma en cuenta
más que como condición indispensable para la obtención de
ganancias; fuera de esto, el problema del consumo pierde para el
capitalista todo sentido. El capital busca por todos los medios el
incremento de la masa y de la cuota de ganancia. La cuota de ganancia
expresa la relación entre la plusvalía y el conjunto del capital
invertido en la empresa. Es el índice de la rentabilidad de la
empresa capitalista.
En el proceso de
producción de la plusvalía existen diferencias entre los distintos
sectores de la industria. En unos, el patrono se ve obligado a
invertir la mayor parte de su capital en medios de producción:
locales, máquinas, etc., que no rinden de por sí ganancia, aunque
son necesarios para obtenerla. En otros sectores, que necesitan menos
recursos técnicos, la parte mayor del capital se destina a contratar
mano de obra. La proporción entre el capital fijo y el variable
determina la composición orgánica del capital, tanto en una empresa
concreta como en un sector entero de la industria. Cuanto mayor es la
parte del capital fijo, más elevada es, en todo el capital, la
composición orgánica. Ganancia media. En los sectores con un
capital de distinta composición orgánica, capitales iguales
proporcionan una plusvalía diferente. En los sectores con un capital
de baja composición orgánica, la plusvalía será mayor que en
aquellos donde tal composición es alta. Sin embargo, los sectores de
distinta composición orgánica de su capital no podrían coexistir
si los capitalistas no obtuviesen una ganancia igual a capitales
iguales. En efecto, ¿qué sentido tendría para ellos imponer su
capital en un sector de baja cuota de ganancia? Los hechos demuestran
que capitales iguales, colocados en sectores distintos de la
industria, proporcionan una ganancia que más o menos es la misma,
cualquiera que sea su composición orgánica. Esto es así porque,
además de la competencia entre los capitalistas de un mismo sector
por la venta de mercancías iguales, existe la competencia entre
sectores por una inversión más ventajosa del capital. La afluencia
de capitales de un sector a otro hace que en unos se eleven los
precios, mientras que en otros bajan. El capital abandona los
sectores en los que se advierte superproducción de mercancías, una
brusca baja de los precios, donde las empresas quiebran, y se dirige
a los sectores en que la escasez de mercancías ha hecho subir los
precios. Por lo tanto, tiene lugar una equilibración espontánea de
la cuota de ganancia de los sectores industriales con distinta
composición orgánica de capital y se forma una cuota media
(general) de ganancia. Todo el conjunto de la plusvalía producida
por la clase obrera, gracias a tal afluencia y retirada de capitales,
se distribuye entre los capitalistas en proporción aproximada a la
cuantía de sus inversiones. Precio de producción.
Bajo el capitalismo, al
equilibrarse la cuota de ganancia los precios de las mercancías
vienen determinados por el precio de producción, que es igual a los
gastos de producción más la ganancia media. Cada capitalista trata
de obtener a cambio de su mercancía un precio que no sólo le
reintegre los gastos de producción, sino que le proporcione siquiera
sea la ganancia media, ordinaria y normal en un momento dado y en
cada país. El precio de producción de un artículo concreto puede
ser, pues, superior o inferior al valor, aunque el conjunto de
precios de producción es igual al conjunto de valores de todas las
mercancías. No es difícil convencernos de que esto es así, Bastará
para ello el ejemplo siguiente:Supongamos que el valor de las
mercancías en los sectores de una elevada composición orgánica
asciende a 120 unidades monetarias (capital constante, 90; variable,
10; plusvalía, 20 unidades monetarias) y que en los sectores de baja
composición orgánica es de 140 unidades (capital constante, 80;
variable, 20; plusvalía, 40 unidades monetarias). En estas
condiciones el precio de producción, igual al capital desembolsado y
a la ganancia media, será:
100+ 20+40 =130 unidades monetarias.
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Las mercancías de los
sectores de elevada composición orgánica se venden a 10 unidades
monetarias por encima de su valor, mientras que las mercancías de
sectores con una baja composición orgánica del capital lo son a 10
unidades por debajo de su valor. Las desviaciones respecto del valor
se compensan mutuamente y el conjunto de valores de todas las
mercancías (120 + 140 = 260) coincide con el conjunto de los precios
de producción (130 + 130 = 260).
La teoría de la ganancia
media y del precio de producción es muy importante para comprender
las tareas fundamentales de la lucha de clase del proletariado. Nos
hace ver que cada capitalista está interesado en elevar no sólo el
grado de explotación de sus obreros, sino también de la clase
obrera en su conjunto, pues, en última instancia, las ganancias del
capitalista son la parte que le corresponde del total de la plusvalía
producida por la clase obrera. Se comprende, escribía Marx, por qué
"los capitalistas, que revelan tan escasos sentimientos
fraternales cuando compiten unos con otros, forman una auténtica
hermandad masónica cuando se trata de la lucha contra la clase
obrera en su conjunto".
La teoría de la ganancia
media revela, pues, la base material de la solidaridad de clase de
los capitalistas. A esta solidaridad, que descansa en la aspiración
egoísta a sacar del obrero todo cuanto se pueda, la clase obrera
opone su solidaridad propia, que se asienta en el legítimo deseo de
poner fin a la explotación capitalista. La lucha de la clase obrera
contra el poder del capital no puede limitarse a la acción contra
uno u otro patrono por mejorar las condiciones de trabajo en una
empresa o en un sector de la producción. La meta final que la clase
obrera persigue en su lucha es la destrucción del sistema de la
explotación capitalista, la destrucción del régimen social de la burguesía.
La teoría de la ganancia media muestra que la competencia de los
capitalistas en los distintos sectores de la producción reduce las
diferentes ganancias a una ganancia media, cualquiera que sea la
composición orgánica del capital en uno u otro sector. La cuota de
ganancia media varía con el tiempo, mas en cada período y en cada
país es un valor bastante estable, que todos los hombres de negocios
tienen en cuenta. Beneficio del patrono e interés. La ganancia
capitalista se descompone en beneficio del empresario e interés. El
patrono capitalista no se limita de ordinario a operar con sus
propios recursos. También pone en juego sumas recibidas a crédito.
La parte de la ganancia que el capitalista cede por el derecho a
manejar el capital de otro capitalista o de un Banco se denomina
interés. La ganancia menos el interés que el capitalista satisface
por las sumas recibidas a crédito recibe el nombre de beneficio del
patrono. Los Bancos capitalistas actúan de intermediarios en los
pagos entre los capitalistas, reúnen (por imposición en sus cuentas
corrientes y otras operaciones) efectivos y beneficios en metálico y
los ponen a disposición de los capitalistas. A la vez que cooperan
al desarrollo de la producción capitalista y a la centralización
del capital, los Bancos incrementan la dominación de este último
sobre el trabajo y crean las condiciones para que el gran capital
disponga, además de sus propios medios, de una parte cada vez mayor
de los recursos económicos e ingresos de las restantes capas de la
población. La ganancia como límite de la producción capitalista.
Los economistas burgueses presentan la ganancia capitalista como el
mejor de los estímulos para el progreso técnico y el incremento
ilimitado de la producción. Silencian el hecho de que la ganancia
capitalista es el fruto de la explotación y del agotamiento de la
mano de obra; no dicen que la subordinación de la producción al
principio de la ganancia capitalista, lejos de constituir un
estímulo, es el límite de la producción capitalista. Los
capitalistas producen sólo y en la medida en que ello les resulta
beneficioso. A menudo, y particularmente en nuestros tiempos, reducen
la producción, frenan el progreso técnico y destruyen grandes
cantidades de productos con el único fin de elevar la cuota de
ganancia. Más aún, los monopolios capitalistas desencadenan guerras
y causan a la humanidad daños sin cuento con el único fin de
asegurar sus ganancias.
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