Para reemplazar los
medios de producción y de vida (máquinas, alimentos, vestidos,
etc.), sometidos a continuo desgaste y consumo, los hombres han de
producir nuevos bienes materiales. Este proceso de renovación
constante de la producción se denomina reproducción, la cual tiene
lugar lo mismo dentro de cada empresa que en cuanto a la sociedad en
su conjunto. La reproducción es simple, cuando el volumen de la
producción no varía, y ampliada, cuando el proceso de producción
se repite cada año en escala ascendente. Lo propio del capitalismo
es la reproducción ampliada.
Marx fue el primero en
ofrecer un análisis científico de la reproducción ampliada. El
proceso de la reproducción simple proporciona al capitalista un
producto de más valor que el capital invertido. El capitalista
realiza las mercancías producidas por los obreros y de nuevo se ve
en posesión de una suma que le permite explotar a los obreros
asalariados. Los proletarios en cambio, al terminar el proceso de
producción, siguen como estaban, y de nuevo han de vender al
capitalista su fuerza de trabajo. Por lo tanto, del análisis de la
reproducción simple de un capital individual se deduce que en el
curso de la reproducción capitalista se renuevan sin cesar las
relaciones de explotación propias de este sistema. Dicho análisis
nos muestra también que, con la reproducción simple, el capitalista
podría agotar muy pronto la suma invertida en un principio, pues
toda la plusvalía producida por los obreros es consumida
personalmente por él. Si invierte en la producción 100.000 dólares
y retira cada año 10.000 para sus necesidades propias, al cabo de
diez años habría consumido su capital si no obtenía ganancia
alguna. Pero transcurren los diez años y el capitalista sigue
obteniendo ganancias. Por consiguiente, todo su capital es, en
esencia, plusvalía acumulada, que los obreros crearon con su trabajo
y que el capitalista se apropia a título gratuito. El análisis que
Marx hace de la reproducción simple del capital social pone de
manifiesto las leyes que rigen el movimiento de toda la economía
capitalista en su conjunto. Marx señala la imposibilidad de
establecer la ley de la reproducción del capital social si la
producción social no es dividida en dos grandes secciones:
producción de medios de producción (primera sección) y producción
de artículos de consumo (segunda sección). El análisis del
movimiento del producto social producido en su forma natural de
medios de producción y de artículos de consumo hay que combinarlo
también con el análisis en su forma de valor. Para ello, del valor
del producto social anual conjunto, es decir, de toda la masa de
medios de producción y de artículos de consumo producidos por la
sociedad en un año, hay que separar la parte destinada a compensar
el capital fijo consumido en el año, la parte destinada a compensar
el capital variable y la plusvalía producida durante el año. Son
las tres partes integrantes en que se descompone el valor de la
producción obtenida durante el año por cada una de las secciones de
la producción social. Marx se fija la tarea de poner en claro las
condiciones de realización del producto social dentro de la sociedad
capitalista. Para que todos los capitalistas puedan vender, es decir,
realizar las mercancías producidas en sus empresas, se necesita una
determinada relación entre la sección primera y la segunda. Con la
reproducción simple es necesario que el conjunto del capital
variable y la plusvalía sea igual al capital constante de la segunda
sección: I (v + p) = IIc. Con el intercambio recíproco de estas
partes del producto social, los obreros y capitalistas de la primera
sección reciben artículos de consumo, y los capitalistas de la
segunda sección reciben capital constante para la nueva producción.
Por lo tanto, la primera sección asegura a ambas secciones medios de
producción y la segunda proporciona artículos de consumo a los
obreros y capitalistas de ambas secciones.
En la reproducción
ampliada, el conjunto del capital variable y la plusvalía de la
primera sección es superior al valor del capital constante de la
segunda sección I (v + p) > II c. La diferencia entre el primer
valor y el segundo forma el excedente que pasa a formar la
acumulación. Al incrementarse ésta, la parte del capital constante
crece y disminuye la del capital variable. El más rápido incremento
del capital constante con relación al variable es ley de la
acumulación del capital. De esta ley se desprende que el capital
constante, en cada una de las secciones, crece más deprisa que el
capital variable y la plusvalía. Pero si el capital constante de la
primera sección aventaja en su incremento al capital variable y a la
plusvalía de su misma sección, tanto más aventajará al capital
constante de la sección segunda, pues hemos visto ya que este último
tiene un crecimiento más lento que el capital variable y la
plusvalía de la primera sección. Por lo tanto, en la reproducción
ampliada el incremento mayor corresponde a la producción de medios
de producción para la producción de medios de producción y luego a
la producción de medios de producción para la producción de
artículos de consumo; donde el avance es menor es en la producción
de artículos de consumo. El incremento preferente de la producción
de medios de producción es ley económica de toda reproducción
ampliada. De otro modo ésta no podría tener efecto. El resorte que
mueve a la ampliación de la producción bajo el capitalismo es el
deseo de obtener una plusvalía cada vez más voluminosa. A ello
empuja también la competencia. En el curso de la reproducción
capitalista ampliada se repiten, sobre una base más amplia, las
relaciones de la explotación capitalista, crece el ejército de
obreros y sigue adelante el proceso de concentración y
centralización del capital. El análisis que Marx hace de la
reproducción simple y ampliada del capital social nos muestra que la
proporcionalidad entre las secciones primera y segunda y entre los
distintos sectores dentro de cada sección puede ser establecida sólo
a través de las crisis económicas y para un tiempo muy breve; la
reproducción capitalista presenta contradicciones antagónicas que
hacen inevitables las crisis económicas de superproducción. Crisis
económicas de superproducción.
La tendencia de los
capitalistas a aumentar ilimitadamente la producción, en unas
circunstancias en que el consumo se ve reducido al estrecho marco de
la demanda solvente de las masas, halla una salida en el incremento
preferente de la producción de medios de producción. La ampliación
de la producción de medios de producción bajo el capitalismo, a la
vez que una expresión del progreso técnico, es como un refugio
provisional para eludir las dificultades de venta originadas por la
insuficiente solvencia de las masas. Ahora bien, la ampliación de la
producción, cuando la producción de artículos de consumo se ve
limitada por los bajos ingresos de las grandes masas, conduce
periódicamente a crisis de superproducción. Como la meta final que
la producción se marca es la producción de artículos de consumo,
la causa última de todas las crisis económicas, según indicaba
Marx, es la miseria y el limitado consumo de las masas. Aquí podemos
apreciar la contradicción fundamental del capitalismo, la que se
produce entre el carácter social de la producción y la apropiación
capitalista privada o individual. La primera crisis general de
superproducción tuvo lugar en Inglaterra, en 1825. A partir de
entonces se vinieron repitiendo, primero cada diez años
aproximadamente y luego en períodos menos determinados. Entre 1825 y
1938 Inglaterra conoció trece crisis económicas. En los otros
países capitalistas. que entraron posteriormente en la vía de la
gran industria maquinizada, las crisis tardaron algo más en
manifestarse. La crisis económica es la superproducción de
mercancías, la acumulación al máximo de dificultades para su
venta, la caída de los precios y el rápido descenso de la
producción. Durante las crisis crece bruscamente la desocupación,
desciende el salario de los obreros que todavía trabajan, las
relaciones crediticias se trastornan y sobreviene la ruina de muchos
patronos, especialmente de los pequeños.
Durante la crisis y en el
período de depresión que ordinariamente sigue a ella, los "stocks"
de mercancías se van realizando poco a poco a bajo precio (pues,
como ya dijimos, los precios experimentan una caída). Movidas por el
deseo de aumentar la productividad del trabajo, para obtener una
ganancia aun con precios bajos, los capitalistas empiezan a renovar
el equipo de sus empresas. Esto origina la demanda de medios de
producción. El mercado se reactiva poco a poco y luego experimenta
un auge. Esta sucesión de crisis, depresión, reactivación y auge,
para volver de nuevo a la crisis, demuestra que la producción
capitalista se desarrolla cíclicamente, es decir, que realiza una
rotación en la que se repiten unas mismas fases, lo mismo que se
suceden el invierno y el verano. La reproducción ampliada
capitalista no es un proceso continuo. La sucesión de ascensos y
caídas y depresiones, las interrupciones constantes en el incremento
de la producción son ley de la reproducción ampliada capitalista.
"La producción capitalista -escribe Lenin- no puede
desarrollarse más que a saltos, dando dos pasos adelante y uno (y a
veces dos) atrás."
Las crisis son un
producto de la contradicción fundamental del capitalismo, la que
existe entre el carácter social de la producción y la apropiación
privada del fruto del trabajo. El carácter social de la producción
se manifiesta, primero, en el desarrollo de la especialización de la
producción y de la división del trabajo, con lo que los distintos
sectores son parte integrante del proceso social de producción; y
segundo, en la concentración de la producción en empresas cada vez
mayores. Lo uno y lo otro crean enormes posibilidades para que la
producción se ensanche. En el período de reactivación, y
especialmente en el de auge, el formidable incremento que
experimenta, afecta sobre todo a la producción de medios de
producción. Mientras se construyen nuevas fábricas, líneas
férreas, centrales eléctricas, etc., crece en cierta medida la
demanda de nueva mano de obra, y por consiguiente, de artículos de
consumo, pero este incremento está lejos de hallarse a la altura del
que experimenta la demanda de medios de producción. De ahí que
tarde o temprano, en virtud de la anarquía de la producción que en
sí encierra el capitalismo, las enormes posibilidades de la gran
industria para su ampliación acaban por chocar con los estrechos
límites del consumo, con la incapacidad de los mercados para ir a la
par del incremento de la producción. La gran masa de productos
lanzados al mercado no puede ser absorbida por el comprador medio,
pues a ello se opone la limitación de su demanda solvente, de sus
ingresos.
En su conocido artículo
"Carlos Marx", V. 1. Lenin señala que la posibilidad de la
rápida ampliación de la industria "en relación con el crédito
y la acumulación del capital en los medios de producción,
proporciona, entre otras cosas, la clave para comprender las crisis
de superproducción que periódicamente advienen en los países
capitalistas, primero cada diez años por término medio y luego en
períodos de tiempo más prolongados y menos definidos”. La
acumulación en los medios de producción explica también el
carácter periódico de las crisis.
El bajo nivel de los
precios y la agudización de la competencia en el período de
depresión obligan a los capitalistas a reemplazar el equipo
moralmente envejecido por otro nuevo, es decir, a renovar el capital
fijo (utillaje, máquinas, instrumental). A fin de no quedarse atrás
de sus competidores, cada patrono trata de disminuir los gastos de
producción mediante perfeccionamientos técnicos. "...La crisis
-escribía Marx- es siempre el punto de partida para nuevas y grandes
inversiones de capital. Por consiguiente, si tomamos la sociedad en
su conjunto, la crisis crea, en mayor o menor grado, una nueva base
material para el siguiente ciclo de rotaciones." Las crisis son
prueba de la creciente discordancia que existe entre las relaciones
burguesas de producción y el carácter de las modernas fuerzas
productivas. Son una muestra irrefutable de la limitación del modo
capitalista de producción, de su incapacidad para abrir amplios
horizontes al desarrollo de las fuerzas productivas.
Las crisis de
superproducción demuestran que la sociedad moderna podría
proporcionar una cantidad incomparablemente mayor de productos
destinados a mejorar la vida de los trabajadores si los instrumentos
y medios de producción fueran puestos en juego no para obtener una
ganancia capitalista, sino para satisfacer las
demandas de todos los miembros de la sociedad. Pero esto sólo es
posible convirtiendo en social la propiedad privada sobre los medios
de producción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario