LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

martes, 4 de diciembre de 2012

Reproducción del capital y crisis económicas


Para reemplazar los medios de producción y de vida (máquinas, alimentos, vestidos, etc.), sometidos a continuo desgaste y consumo, los hombres han de producir nuevos bienes materiales. Este proceso de renovación constante de la producción se denomina reproducción, la cual tiene lugar lo mismo dentro de cada empresa que en cuanto a la sociedad en su conjunto. La reproducción es simple, cuando el volumen de la producción no varía, y ampliada, cuando el proceso de producción se repite cada año en escala ascendente. Lo propio del capitalismo es la reproducción ampliada.
Marx fue el primero en ofrecer un análisis científico de la reproducción ampliada. El proceso de la reproducción simple proporciona al capitalista un producto de más valor que el capital invertido. El capitalista realiza las mercancías producidas por los obreros y de nuevo se ve en posesión de una suma que le permite explotar a los obreros asalariados. Los proletarios en cambio, al terminar el proceso de producción, siguen como estaban, y de nuevo han de vender al capitalista su fuerza de trabajo. Por lo tanto, del análisis de la reproducción simple de un capital individual se deduce que en el curso de la reproducción capitalista se renuevan sin cesar las relaciones de explotación propias de este sistema. Dicho análisis nos muestra también que, con la reproducción simple, el capitalista podría agotar muy pronto la suma invertida en un principio, pues toda la plusvalía producida por los obreros es consumida personalmente por él. Si invierte en la producción 100.000 dólares y retira cada año 10.000 para sus necesidades propias, al cabo de diez años habría consumido su capital si no obtenía ganancia alguna. Pero transcurren los diez años y el capitalista sigue obteniendo ganancias. Por consiguiente, todo su capital es, en esencia, plusvalía acumulada, que los obreros crearon con su trabajo y que el capitalista se apropia a título gratuito. El análisis que Marx hace de la reproducción simple del capital social pone de manifiesto las leyes que rigen el movimiento de toda la economía capitalista en su conjunto. Marx señala la imposibilidad de establecer la ley de la reproducción del capital social si la producción social no es dividida en dos grandes secciones: producción de medios de producción (primera sección) y producción de artículos de consumo (segunda sección). El análisis del movimiento del producto social producido en su forma natural de medios de producción y de artículos de consumo hay que combinarlo también con el análisis en su forma de valor. Para ello, del valor del producto social anual conjunto, es decir, de toda la masa de medios de producción y de artículos de consumo producidos por la sociedad en un año, hay que separar la parte destinada a compensar el capital fijo consumido en el año, la parte destinada a compensar el capital variable y la plusvalía producida durante el año. Son las tres partes integrantes en que se descompone el valor de la producción obtenida durante el año por cada una de las secciones de la producción social. Marx se fija la tarea de poner en claro las condiciones de realización del producto social dentro de la sociedad capitalista. Para que todos los capitalistas puedan vender, es decir, realizar las mercancías producidas en sus empresas, se necesita una determinada relación entre la sección primera y la segunda. Con la reproducción simple es necesario que el conjunto del capital variable y la plusvalía sea igual al capital constante de la segunda sección: I (v + p) = IIc. Con el intercambio recíproco de estas partes del producto social, los obreros y capitalistas de la primera sección reciben artículos de consumo, y los capitalistas de la segunda sección reciben capital constante para la nueva producción. Por lo tanto, la primera sección asegura a ambas secciones medios de producción y la segunda proporciona artículos de consumo a los obreros y capitalistas de ambas secciones.
En la reproducción ampliada, el conjunto del capital variable y la plusvalía de la primera sección es superior al valor del capital constante de la segunda sección I (v + p) > II c. La diferencia entre el primer valor y el segundo forma el excedente que pasa a formar la acumulación. Al incrementarse ésta, la parte del capital constante crece y disminuye la del capital variable. El más rápido incremento del capital constante con relación al variable es ley de la acumulación del capital. De esta ley se desprende que el capital constante, en cada una de las secciones, crece más deprisa que el capital variable y la plusvalía. Pero si el capital constante de la primera sección aventaja en su incremento al capital variable y a la plusvalía de su misma sección, tanto más aventajará al capital constante de la sección segunda, pues hemos visto ya que este último tiene un crecimiento más lento que el capital variable y la plusvalía de la primera sección. Por lo tanto, en la reproducción ampliada el incremento mayor corresponde a la producción de medios de producción para la producción de medios de producción y luego a la producción de medios de producción para la producción de artículos de consumo; donde el avance es menor es en la producción de artículos de consumo. El incremento preferente de la producción de medios de producción es ley económica de toda reproducción ampliada. De otro modo ésta no podría tener efecto. El resorte que mueve a la ampliación de la producción bajo el capitalismo es el deseo de obtener una plusvalía cada vez más voluminosa. A ello empuja también la competencia. En el curso de la reproducción capitalista ampliada se repiten, sobre una base más amplia, las relaciones de la explotación capitalista, crece el ejército de obreros y sigue adelante el proceso de concentración y centralización del capital. El análisis que Marx hace de la reproducción simple y ampliada del capital social nos muestra que la proporcionalidad entre las secciones primera y segunda y entre los distintos sectores dentro de cada sección puede ser establecida sólo a través de las crisis económicas y para un tiempo muy breve; la reproducción capitalista presenta contradicciones antagónicas que hacen inevitables las crisis económicas de superproducción. Crisis económicas de superproducción.
La tendencia de los capitalistas a aumentar ilimitadamente la producción, en unas circunstancias en que el consumo se ve reducido al estrecho marco de la demanda solvente de las masas, halla una salida en el incremento preferente de la producción de medios de producción. La ampliación de la producción de medios de producción bajo el capitalismo, a la vez que una expresión del progreso técnico, es como un refugio provisional para eludir las dificultades de venta originadas por la insuficiente solvencia de las masas. Ahora bien, la ampliación de la producción, cuando la producción de artículos de consumo se ve limitada por los bajos ingresos de las grandes masas, conduce periódicamente a crisis de superproducción. Como la meta final que la producción se marca es la producción de artículos de consumo, la causa última de todas las crisis económicas, según indicaba Marx, es la miseria y el limitado consumo de las masas. Aquí podemos apreciar la contradicción fundamental del capitalismo, la que se produce entre el carácter social de la producción y la apropiación capitalista privada o individual. La primera crisis general de superproducción tuvo lugar en Inglaterra, en 1825. A partir de entonces se vinieron repitiendo, primero cada diez años aproximadamente y luego en períodos menos determinados. Entre 1825 y 1938 Inglaterra conoció trece crisis económicas. En los otros países capitalistas. que entraron posteriormente en la vía de la gran industria maquinizada, las crisis tardaron algo más en manifestarse. La crisis económica es la superproducción de mercancías, la acumulación al máximo de dificultades para su venta, la caída de los precios y el rápido descenso de la producción. Durante las crisis crece bruscamente la desocupación, desciende el salario de los obreros que todavía trabajan, las relaciones crediticias se trastornan y sobreviene la ruina de muchos patronos, especialmente de los pequeños.
Durante la crisis y en el período de depresión que ordinariamente sigue a ella, los "stocks" de mercancías se van realizando poco a poco a bajo precio (pues, como ya dijimos, los precios experimentan una caída). Movidas por el deseo de aumentar la productividad del trabajo, para obtener una ganancia aun con precios bajos, los capitalistas empiezan a renovar el equipo de sus empresas. Esto origina la demanda de medios de producción. El mercado se reactiva poco a poco y luego experimenta un auge. Esta sucesión de crisis, depresión, reactivación y auge, para volver de nuevo a la crisis, demuestra que la producción capitalista se desarrolla cíclicamente, es decir, que realiza una rotación en la que se repiten unas mismas fases, lo mismo que se suceden el invierno y el verano. La reproducción ampliada capitalista no es un proceso continuo. La sucesión de ascensos y caídas y depresiones, las interrupciones constantes en el incremento de la producción son ley de la reproducción ampliada capitalista. "La producción capitalista -escribe Lenin- no puede desarrollarse más que a saltos, dando dos pasos adelante y uno (y a veces dos) atrás."
Las crisis son un producto de la contradicción fundamental del capitalismo, la que existe entre el carácter social de la producción y la apropiación privada del fruto del trabajo. El carácter social de la producción se manifiesta, primero, en el desarrollo de la especialización de la producción y de la división del trabajo, con lo que los distintos sectores son parte integrante del proceso social de producción; y segundo, en la concentración de la producción en empresas cada vez mayores. Lo uno y lo otro crean enormes posibilidades para que la producción se ensanche. En el período de reactivación, y especialmente en el de auge, el formidable incremento que experimenta, afecta sobre todo a la producción de medios de producción. Mientras se construyen nuevas fábricas, líneas férreas, centrales eléctricas, etc., crece en cierta medida la demanda de nueva mano de obra, y por consiguiente, de artículos de consumo, pero este incremento está lejos de hallarse a la altura del que experimenta la demanda de medios de producción. De ahí que tarde o temprano, en virtud de la anarquía de la producción que en sí encierra el capitalismo, las enormes posibilidades de la gran industria para su ampliación acaban por chocar con los estrechos límites del consumo, con la incapacidad de los mercados para ir a la par del incremento de la producción. La gran masa de productos lanzados al mercado no puede ser absorbida por el comprador medio, pues a ello se opone la limitación de su demanda solvente, de sus ingresos.
En su conocido artículo "Carlos Marx", V. 1. Lenin señala que la posibilidad de la rápida ampliación de la industria "en relación con el crédito y la acumulación del capital en los medios de producción, proporciona, entre otras cosas, la clave para comprender las crisis de superproducción que periódicamente advienen en los países capitalistas, primero cada diez años por término medio y luego en períodos de tiempo más prolongados y menos definidos”. La acumulación en los medios de producción explica también el carácter periódico de las crisis.
El bajo nivel de los precios y la agudización de la competencia en el período de depresión obligan a los capitalistas a reemplazar el equipo moralmente envejecido por otro nuevo, es decir, a renovar el capital fijo (utillaje, máquinas, instrumental). A fin de no quedarse atrás de sus competidores, cada patrono trata de disminuir los gastos de producción mediante perfeccionamientos técnicos. "...La crisis -escribía Marx- es siempre el punto de partida para nuevas y grandes inversiones de capital. Por consiguiente, si tomamos la sociedad en su conjunto, la crisis crea, en mayor o menor grado, una nueva base material para el siguiente ciclo de rotaciones." Las crisis son prueba de la creciente discordancia que existe entre las relaciones burguesas de producción y el carácter de las modernas fuerzas productivas. Son una muestra irrefutable de la limitación del modo capitalista de producción, de su incapacidad para abrir amplios horizontes al desarrollo de las fuerzas productivas.
Las crisis de superproducción demuestran que la sociedad moderna podría proporcionar una cantidad incomparablemente mayor de productos destinados a mejorar la vida de los trabajadores si los instrumentos y medios de producción fueran puestos en juego no para obtener una ganancia capitalista, sino para satisfacer las demandas de todos los miembros de la sociedad. Pero esto sólo es posible convirtiendo en social la propiedad privada sobre los medios de producción.

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