LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

jueves, 16 de mayo de 2013

La dialéctica materialista


La dialéctica materialista marxista es la doctrina más profunda, multifacética y valiosa por su contenido que jamás se haya enunciado acerca del movimiento y el desarrollo. Es la cúspide de toda la secular historia del conocimiento del mundo y en ella se resume un material inmenso relativo a la práctica social. La dialéctica materialista y el materialismo filosófico mantienen vínculos indisolubles y se penetran mutuamente como dos caras de un todo único que es la doctrina filosófica del marxismo. La diferencia está en que cuando hablamos del materialismo filosófico marxista nos referimos a la relación entre materia y conciencia, a la comprensión de la materia, a la doctrina de la unidad material del mundo, al análisis de las formas de existencia de la materia, etc.; y cuando hablamos de la dialéctica materialista sacamos en primer lugar la concatenación universal y las leyes del movimiento y desarrollo del mundo objetivo y de la manera como estas leyes se reflejan en la conciencia del hombre. Los filósofos de la antigua Grecia llamaban "arte de la dialéctica" (dialektiké téchné) al arte de determinar la verdad mediante la controversia en la que se exponen las opiniones contradictorias de los interlocutores. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX los filósofos idealistas alemanes. Hegel en primer término, entendían por dialéctica el desarrollo de la idea a través de las contradicciones reveladas en la propia idea. Hegel describió detalladamente las formas principales del pensar dialéctico. Pero su dialéctica partía de un criterio equivocado, idealista, según el cual el desarrollo dialéctico era propio y exclusivo del pensar, del espíritu, de la idea, pero no de la naturaleza. Según la expresión de Marx, la dialéctica de Hegel "se hallaba cabeza abajo". Para su acertada interpretación había que darle la vuelta y ponerla de pie. Esto es lo que hicieron Marx y Engels, creando así la dialéctica materialista y proporcionando un sentido nuevo al propio término de "dialéctica".
Los fundadores del marxismo, que partían de la unidad material del mundo, comprendían por dialéctica la doctrina de la concatenación universal, de las leyes más generales que presiden el desarrollo del mundo entero. Y así la "dialéctica", que en Hegel era una doctrina idealista acerca del movimiento de la idea, conviértase en la doctrina materialista que trata de las leyes generales de desarrollo del ser. La dialéctica del desarrollo de nuestros conceptos (dialéctica subjetiva) resultaba, pues, un reflejo, en el pensamiento científico, de la dialéctica de desarrollo del propio ser (dialéctica objetiva). Cada una de las ciencias estudia las formas del movimiento y las leyes de una región específica de la realidad. La dialéctica es una ciencia distinta: estudia las leyes más generales de todo movimiento, cambio y desarrollo. Las leyes de la dialéctica son universales porque actúan en la naturaleza y en la sociedad, y el propio pensamiento está subordinado a ellas. Marx y Engels consideraban la dialéctica no sólo como teoría científica, sino también como método de conocimiento y como guía para la acción. Las leyes generales del desarrollo nos permiten llegar a una interpretación justa del pasado, a comprender acertadamente los procesos que se están sucediendo y a prever el futuro. Por eso es un modo de enfocar la investigación y la acción práctica derivada de los resultados así obtenidos. A todo lo largo de su historia, y también en nuestros días, la dialéctica ha tenido enfrente a la metafísica como modo contrario de pensar y como concepción opuesta del mundo. La noción que los marxistas tienen de la palabra "metafísica" no es la misma que existía antes de Marx o que le atribuyen los filósofos burgueses de nuestro tiempo. Antes de Marx, esta voz griega, o mejor dicho, esta expresión (ta metá ta fisiká: "lo que va después de la física", la ciencia de la naturaleza), significaba una parte especial de la filosofía. La parte en que los filósofos trataban y tratan aún, por vía puramente especulativa, de alcanzar una supuesta esencia inalterable y eterna de las cosas. En su crítica de los sistemas no científicos y artificiosos de la metafísica, Marx y Engels no entienden ésta como una parte de la filosofía ni como conocimiento especulativo, sino como método de investigación y de pensamiento empleado por los creadores de estos sistemas y que se opone al método dialéctico. Actualmente, en la filosofía marxista el término "metafísica" se emplea casi exclusivamente en ese sentido.
El vicio fundamental de la metafísica es su visión unilateral, limitada y rígida del mundo; es la tendencia a exagerar y a convertir en absolutos algunos aspectos de los fenómenos, mientras que se rechazan otros aspectos no menos importantes. Así, por ejemplo, el metafísico ve la estabilidad relativa, la determinación de las cosas, pero no advierte su cambio y desarrollo. Se fija en lo que distingue al fenómeno del conjunto de otros fenómenos, pero no está en condiciones de apreciar sus variadas relaciones y sus profundos nexos con otros objetos y fenómenos. Únicamente admite respuestas definitivas para todas las cuestiones que afectan a la ciencia, sin comprender que la propia realidad se desarrolla y que cualquier proposición científica es sólo valedera dentro de determinados límites. El método metafísico es más o menos aceptable en la vida corriente y en los escalones inferiores de desarrollo de la ciencia, pero fracasa sin remedio cuando con su ayuda se quiere buscar explicación a los procesos complejos de desarrollo. Las ciencias naturales y la vida político-social ponen a cada paso de manifiesto la insuficiencia de la metafísica y la necesidad de sustituirla por la dialéctica. No obstante, la metafísica no ha sido aún desplazada por completo ni de la filosofía ni de las ciencias especiales. ¿Cómo explicar semejante vitalidad de la metafísica? Hubo un tiempo en que el pensamiento científico era fundamentalmente metafísico, y no dialéctico. El modo metafísico de pensar, como método de la ciencia, cobra forma y se extiende en los siglos XVII y XVIII, en el período en que la ciencia de la Edad Moderna adquiere definitivamente sus perfiles. Entonces, de lo que se trataba era de reunir informes de la naturaleza, de describir las cosas y los fenómenos, de dividir las cosas y los fenómenos en clases determinadas. Mas para describir una cosa había de sustraerla del conjunto y examinarla separadamente. Así surgió la costumbre de examinar los objetos y fenómenos desvinculados de su concatenación universal. Y esto impedía ver el desarrollo de las cosas, no dejaba apreciar cómo unas cosas proceden de otras distintas. Así arraigó el método metafísico de pensar, que toma los objetos aisladamente, al margen de su desarrollo. La metafísica imperó largo tiempo en la conciencia de los hombres y se hizo tradición del pensamiento científico. Actualmente no hay nada que justifique el empleo del método metafísico. La metafísica es un método caduco, una concepción decrépita que repercute muy desfavorablemente sobre el conocimiento científico y sobre la vida político-social, puesto que conduce a graves equivocaciones y errores de cálculo. La segunda causa de la vitalidad de la metafísica es la hostilidad que los ideólogos de la burguesía mantienen desde hace tiempo hacia la dialéctica materialista.
"En su forma racional -escribe Marx- la dialéctica sólo infunde a la burguesía y a sus ideólogos doctrinarios rabia y espanto, ya que en la comprensión positiva de lo existente incluye la idea de su negación, la necesidad de su muerte; cada forma ya realizada la examina en su movimiento y, por consiguiente, también en su aspecto perecedero. La dialéctica no se inclina ante nada y por su propia esencia es crítica y revolucionaria."
No hemos de asombrarnos de que, bajo la presión política e ideológica de las fuerzas reaccionarias, muchos hombres de ciencia y filósofos de los países capitalistas teman a la dialéctica, no la conozcan ni la estudien, la miren con prevención y... vayan a remolque de la metafísica. La dialéctica materialista marxista proporciona un arma segura en la lucha contra la metafísica y para el estudio científico de todos los fenómenos del mundo en desarrollo.

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