La
base inconmovible de todo el edificio del marxismo-leninismo es su
doctrina filosófica: el materialismo dialéctico e histórico. Esta
doctrina toma el mundo tal como existe en la realidad, lo examina en
consonancia con los datos de la ciencia avanzada y de la práctica
social. El materialismo filosófico marxista es el producto legítimo
del secular desarrollo del conocimiento científico.
Progreso
de la ciencia materialista avanzada en lucha contra la reacción y la
ignorancia.
La
ciencia es en su historia la palestra de una lucha constante de los
investigadores y filósofos avanzados contra la ignorancia y la
superstición, contra la reacción en política y en el campo de las
ideas. En las sociedades de clases, basadas en la explotación,
siempre hubo, como las hay ahora, fuerzas a quienes perjudica la
difusión de las concepciones científicas avanzadas. Esas fuerzas
son las clases reaccionarias de la sociedad. Unas veces, los
reaccionarios se pusieron abiertamente contra la ciencia y
persiguieron a los sabios y filósofos progresistas, sin que se
detuvieran ni ante la hoguera o la prisión; otras, se esforzaron por
deformar los descubrimientos científicos, despojándolos de su
contenido materialista progresivo. Los aristócratas reaccionarios
destruían en la antigua Grecia las obras del eminente materialista
Demócrito, fundador de la doctrina de la estructura atómica de la
materia, que negaba la intervención de los dioses en la vida de la
naturaleza y en los asuntos de los hombres. El filósofo materialista
Anaxágoras fue expulsado de Atenas bajo la acusación de impiedad.
Epicuro, filósofo materialista continuador de Demócrito, exaltado
en la Antigüedad como héroe que quitó a los hombres el miedo a los
dioses y glorificó la ciencia, durante dos mil años sufrió el
anatema de los "padres" de la Iglesia, que lo presentaban
como a un hombre que sembraba el libertinaje y era enemigo de la
moral.
El
año 391, monjes cristianos entregaron a las llamas la famosa
biblioteca de Alejandría, en la que se guardaba cerca de 700.000
obras de escritores y sabios antiguos. El papa Gregario I (590-604),
enemigo acérrimo de la cultura laica y de la ciencia, mandó
destruir un gran número de valiosas producciones de autores
grecorromanos, y sobre todo las obras de los filósofos
materialistas. La Inquisición, creada por los papas para combatir a
todos los enemigos de la Iglesia católica, persiguió con verdadera
saña a los pensadores avanzados. En 1600 quemó en la hoguera a
Giordano Bruno, eminente filósofo y sabio que defendía la doctrina
de Copérnico. En 1619, en Toulouse (Francia), por sentencia de la
Inquisición, los verdugos arrancaron la lengua a Lucilio Vanini y
luego lo quemaron en la hoguera. El gran sabio italiano Galileo,
defensor de la teoría de Copérnico, sufrió persecuciones de la
Inquisición, la cual le obligó a abjurar públicamente de sus
creencias. Voltaire, el famoso filósofo francés del siglo XVIII,
estuvo recluido en la Bastilla, y la misma suerte corrió Diderot,
filósofo materialista de aquel tiempo. Sería erróneo pensar que la
lucha de la reacción contra la ciencia es cosa de la Edad Antigua y
Media. No ha cesado en la época del capitalismo. Los capitalistas
muestran interés por el avance de las ciencias positivas -física,
química, matemáticas, etc.- por cuanto ese avance se halla en
relación directa con los éxitos de la técnica. Mas no desean en
absoluto la propagación de la filosofía materialista, de una
concepción científica del mundo que permita adquirir una noción
exacta de cuanto ocurre alrededor, saber cómo reaccionar y qué
actitud adoptar ante cada acontecimiento. De ahí que los ideólogos
de la burguesía traten de evitar las conclusiones materialistas y
ateas que se derivan de los descubrimientos científicos, recelosos
de que eso pueda significar un peligro para su dominación. La
burguesía reaccionaria odia especialmente la doctrina del
marxismo-leninismo y su filosofía, el materialismo dialéctico e
histórico. Multitud de profesores burgueses se entregan a la labor
de "refutar" el marxismo.
La
moderna burguesía reaccionaria no quema en la hoguera a los
investigadores y filósofos avanzados,sino que recurre a otros
procedimientos para influir sobre ellos: los aparta de las
universidades e institutos científicos, les quita de hecho la
posibilidad de publicar sus trabajos, los desacredita moral y
políticamente, etc. Estos últimos años toda clase de recursos han
sido puestos en juego en los Estados Unidos y otros países para
combatir las "ideas peligrosas". Con estas medidas y con la
propaganda de su ideología reaccionaria la clase dominante presiona
sobre la conciencia de los hombres, les imbuye aquellas ideas que
considera convenientes y se opone a la propagación de las
concepciones materialistas avanzadas. Sin embargo, por espinoso que
sea el camino de la ciencia y de la filosofía materialista, por
grandes que sean los sacrificios que se les exijan en una sociedad
basada en la explotación, en última instancia superan todos los
obstáculos y siguen con empeño su avance. La ciencia materialista y
la filosofía avanzada son fuertes porque dan a conocer a los hombres
las leyes de la naturaleza y de la sociedad, porque les enseñan a
valerse de estas leyes en beneficio de la humanidad, los sacan de las
tinieblas de la ignorancia y los elevan a la luz del verdadero
conocimiento.
fueputa no encuentro si Copérnico es materialista o idealista
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