Paradójica situación vivimos. Según los estudios, proyecciones y la propia realidad, la Costa Caribe es una región de gran riqueza. Sin embargo, toda esa riqueza no redunda en beneficio de sus pobladores.
Sus recursos naturales generan esperanzas a las voraces transnacionales – ahí están como caimanes insaciables REPSOL, OGX, Anglogold Ashanti (AGA), Drummond, Gencor, Xstrata, para nombrar solo algunas- y sus servidores nacionales, sobre todo en lo referente al oro y los energéticos, específicamente carbón y gas; además las grandes extensiones de tierra cultivable, convertida en objetivo de producción de biocombustibles: palma aceitera, caña, maíz y yuca. Se opone a toda lógica que sea la zona del país con mayor índice de desnutrición y anemia infantil, con altísimos guarismos de miseria – por encima de la media nacional, lo que ya es mucho decir- y un altísimo desempleo, la mayoría disfrazado en el eufemístico empleo abierto –bonita forma de llamar al rebusque-.Al tratar de encontrar razones para este sinsentido, aparecen en el panorama:La perversa influencia en el desarrollo de la vida económica, social, política y cultural del latifundio, dedicado a la ganadería extensiva.El seguir siendo asiento de las mafias narcoparamilitares, tejidas a las instituciones del gobierno y del Estado, es difícil establecer diferencias al ser un mismo proyecto, lo cual explica los elevados índices de desplazamiento forzado, desapariciones y asesinatos, unido al despojo de tierras. Ahora las franjas más prominentes de su dominio y presencia –no las únicas- están Entre Bahía Portete y Puerto Estrella, en la Alta Guajira; entre el Parque Tayrona y Camarones, y entre la Ciénaga Grande-Magdalena- y el sur de Bolívar.La presencia de unas Fuerzas Militares –ejército, policía, marina y aérea- que nada tienen que envidiarle por su codicia y métodos a los piratas que asolaron el Caribe inmenso, en lo que se suponía épocas superadas.Increíbles niveles de corrupción, impunidad y compadrazgo. No hay escándalo, negocio sucio o tejemaneje en el cual no figure la “prominente dirigencia” de nuestra región y por fin algo con lógica, “la dirigencia” comparte plenamente e impulsa con toda ferocidad el Terrorismo de Estado, vieja política, enmarcada luego en el proyecto fascista iniciado por el gobierno anterior, continuado por este, con anuncio vehemente, porque eso es la tal nombrada “Prosperidad Democrática”.Y para colmo de males, nos azota el invierno y de qué manera, con cuantiosos daños en cultivos, vivienda, vías y nefastas consecuencias en la vida de millones de personas. No es castigo de Dios, no es cosa de la naturaleza. Es reacción a la avaricia, a la explotación irracional de la naturaleza, de los que siempre todo lo han tenido porque siempre todo lo han robado, apropiándose del trabajo del pueblo. Es también parte de la crisis de crisis del capitalismo, que tiene en serio riesgo la propia existencia del planeta.Será que esta vez si llega algo de la limosna recogida para los propósitos anunciados?En nuestro caso, como a nivel nacional e internacional, juega un papel importante para los intereses de los poseedores, de los explotadores, la campaña de desinformación mediática, encargada de maquillar la realidad y presentar sus deseos como opinión pública. Ellos se encargan de pensar y concluir por nosotros. Eso creen.En ese devenir virtual tenemos en Barranquilla un Alcalde con una popularidad solo alcanzada por Uribe Vélez en sus mejores tiempos. Claro son los mismos canales, emisoras, periódicos, revistas y encuestadoras, los que miden la tal popularidad. Ellos mismos nos dan esperanzas al promocionar las promesas para solucionar los problemas, al final en eso quedan en promesas.Lo positivo de este panorama trágico es la reanimación de la conciencia popular, golpeada por el terror del Estado, en la medida de sufrir en carne propia los desengaños y el detrimento de las condiciones de vida, si es que a esa subsistencia se puede llamar vida. La expresión y desarrollo de formas organizativas para luchar, para transformar esa realidad, para encontrar soluciones, tales como las múltiples protestas de los damnificados por el invierno, la obstrucción y destrucción de peajes, la explosión social en Campo de la Cruz, lo estudiantes de la Universidad volcados a los problemas sociales y por sus propias reivindicaciones, los indígenas con su presencia exigiendo sus derechos, los trabajadores manifestando sus inconformidades. Es indispensable seguir e incrementar el torrente de las luchas y llevarlas a sus últimas consecuencias, comprender y racionalizar que este sistema decrepito no puede y tampoco quiere, pues no es su interés, solucionar los problemas de las mayorías y construir alternativas de vida digna.Los parámetros de la sociedad no pueden ser, como ahora, el egoísmo, el enriquecimiento-a cualquier precio-, el individualismo, el consumismo. El objetivo debe ser procurar bienestar y felicidad para las mayorías, en un trabajo de todos y todas, hombro a hombro. Ese es nuestro futuro, construyámoslo con optimismo y confianza.
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