Escrito por Batay Ouvriye
Con acabarse el segundo turno y, luego hoy, el traspaso de poderes de Preval a Martelly, la elección del imperialismo, junto con sus representantes en el país (particularmente en la vida política) ha terminado. A pesar de una débil participación, menos del 25 por ciento, las clases dominantes han confirmado y celebrado su farsa: así, los enemigos del pueblo han puesto un nuevo nudo en la cuerda que nos tienen por el cuello.
Los antiguos “makout” anti-Lavalas cantan victoria. Para ellos, son 25 años de marcha atrás que se han acabado. Mientras que los burgueses, aunque con menos arrogancia, también festejan: ¡ “ahora viene el cambio” ! En realidad, con la presidencia de Martelly, tenemos de nuevo al “jeanclaudismo” (término usado para nombrar la era de Jean-Claude Duvalier, el hijo), por encima de que creen poder darle otra forma. De hecho, durante estos 25 años, las clases dominantes no habían podido renovar su personal político, evidenciando así una clara crisis de representatividad. De allí la incursión de Martelly. Por eso también creen que los recientes 25 años han borrado la responsabilidad del jeanclaudismo en la degradación extrema del país. Es cierto, las masas populares no han logrado construir una alternativa al duvalierismo, al jeanclaudismo, frente a la dominación que sufren desde 1986. Es cierto, la pequeña burguesía tiene su papel en el fracaso y, así, han contribuido en cavarle aún más la tumba al país. Pero hay que entender claramente que esa tumba estaba ya desde Jean-Claude Duvalier. Y las crisis que se evidencian hoy (legitimidad, representatividad, crisis del Estado en general, crisis económica…) existían ya con mucha fuerza desde los finales de Jean-Claude Duvalier.
No solamente Martelly siempre ha sido de los duvalieristas virulentos, sino que su entorno político inmediato de hoy es de la misma familia. Con antiguos ministros y otros criminales duvalieristas en gran proximidad, tiene al mismísimo Jean-Claude ¡como consejero! Al cual, de hecho (y naturalmente) ya prometió una amnistía total. “Si alguien se opone a mi proyecto…” amenazó Martelly en su primera alocución como recién electo; “… ¡habrá un Himalaya de cadáveres!” había gritado anteriormente el Otro. Y sabemos todos lo que efectivamente ocurrió.
El duvalierismo, una vez en crisis abierta, no tuvo solución a los problemas del país. Dado que nada ha cambiado en las estructuras del Estado, tampoco en la orientación económica que lleva este “nuevo” equipo, ni menos en las relaciones sociales en general y particularmente en las relaciones de producción, este duvalierismo renovado nada va a lograr resolver. En este sentido, Martelly, de quién mucha gente espera algún avance (aún burgués), ya ha fracasado.
En nuestra segunda Declaración respecto al proceso electoral, habíamos apuntado el límite de esas masas que se desenvolvieron detrás de Martelly. Hoy en día, estos límites siguen muy obvios y fuertes. Es cierto, como decíamos, esto sale de la naturaleza propia del sub-proletariado mayormente partidario de esta movilización popular y que por su peso en la formación social urbana de hoy juega un papel determinante en cualquier elección; sale de los límites de la organización autónoma de las masas en general, de los trabajadores particularmente… Es cierto, estas masas ya se han movilizado para poner en la cabeza del Estado a sin vergüenzas de alto nivel. Pero hoy ¡estamos en lo peor! Sin embargo, para algo debe servir esta experiencia negativa: hoy, más que nunca, habrá que superar estos obstáculos.
Por y para esto, hay que librar BATALLA desde ahora, ¡desde hoy mismo! Desde ahora, de manera autónoma, empezando con lo que así hemos ya construido, ampliando nuestro escenario, con nuestros intereses propios, inmediatos e históricos, al frente. No hay que esperar, supuestamente “para ver”. Nuestras reivindicaciones, nuestros derechos de dura lucha adquiridos, nuestros intereses reales… ¡ya están! Sólo nosotros los conocemos a fondo. Sólo nosotros podremos defenderlos, arrancarlos. Desde ahora, tenemos que arrinconar al próximo gobierno junto con todo el Estado que va a dirigir. En base a todas las promesas que ha hecho durante la campaña, promesas vacías que ha reiterado en su discurso de hoy, tenemos que ¡entrar en BATALLA! No debemos dejar que la mistificación nos adormezca.
Ciertamente, en base a la “reconciliación” que preconizan las clases dominantes y sus lacayos de periodistas y demás ideólogos, van a tratar de desviarnos. Desde ahora, debemos dejarlos saber claramente que ¡NO SEREMOS OTRA VEZ SUS VÍCTIMAS DE SIEMPRE! Sabemos muy bien que el “orden y disciplina” que mencionó hoy Martelly en su discurso, significa REPRESIÓN DESCOMUNAL ¡en contra de nosotros! Todos tipos de represión. Lo sabemos y debemos prepararnos para ¡enfrentarla! El supuesto “Estado de derecho” que pregonan, sabemos que sólo es para burgueses, terratenientes y comelones del Estado. Su lema de “Justicia para todos”, sabemos que no nos toca a nosotros. Lo sabemos, pero para desenmascararlo todo, tenemos que ¡PELEAR!
La ilusión es fuerte. El despertar tiene que ser DEFINITIVO. Trabajemos para que ésta sea nuestra última experiencia negativa.
Con este objetivo claro, las masas populares generalmente deben de saber que estos imperialistas y demás lacayos locales, a lo que vienen, además de dominarnos, ocuparnos y humillarnos a cabalidad, es ¡a explotarnos! Por medio de nosotros - “mano de obra barata” que ellos mismos han forjado, vienen a sacarnos el sudor y la sangre. Ya están construyendo otra zona franca más en el Noreste del país y como siempre, allí han eyectado sin ningún aviso previo y sin ninguna compensación a los pequeños campesinos quienes estaban viviendo y laborando. Las luchas campesinas ¡serán todas nuestras! La proletarización acelerada de los pequeños trabajadores urbanos va creciendo cada día más… hacia el salario de miseria que experimentamos diariamente. Frente a este proceso de explotación sin límite que Martelly, al mandato de sus tutores imperialistas, acaba de reiterar como suyo, las masas populares en general deben de entender claramente que los trabajadores serán los únicos que podrán pararse en contra. En este marco, tenemos todos que entender claramente que todo desempleado es un potencial trabajador en esta explotación que se nos preparan a carcajada. ¡Estamos todos juntos en la catástrofe a venir! En este sentido, hoy en día, los intereses de los trabajadores son, efectivamente, los del país. Son los únicos que tienen interés en construir un país donde pueden vivir bien. Nadie, ¡NADIE! lo hará por nosotros. Quiere decir que, muy bien articulados con los nuestros directos, tendremos nosotros que defender a los intereses del país mismo. Junto con nuestros camaradas del Caribe, de la región latino-americana y del mundo entero ¡entremos en la lucha definitiva!
¡VIVA HAITÍ SOBERANA!
¡ABAJO LA OCUPACIÓN!
¡ABAJO LAS LACAYAS CLASES DOMINANTES Y SUS REPRESENTANTES!
¡VIVA UNA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
BASADA EN LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES HAITIANOS!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO!
Con acabarse el segundo turno y, luego hoy, el traspaso de poderes de Preval a Martelly, la elección del imperialismo, junto con sus representantes en el país (particularmente en la vida política) ha terminado. A pesar de una débil participación, menos del 25 por ciento, las clases dominantes han confirmado y celebrado su farsa: así, los enemigos del pueblo han puesto un nuevo nudo en la cuerda que nos tienen por el cuello.
Los antiguos “makout” anti-Lavalas cantan victoria. Para ellos, son 25 años de marcha atrás que se han acabado. Mientras que los burgueses, aunque con menos arrogancia, también festejan: ¡ “ahora viene el cambio” ! En realidad, con la presidencia de Martelly, tenemos de nuevo al “jeanclaudismo” (término usado para nombrar la era de Jean-Claude Duvalier, el hijo), por encima de que creen poder darle otra forma. De hecho, durante estos 25 años, las clases dominantes no habían podido renovar su personal político, evidenciando así una clara crisis de representatividad. De allí la incursión de Martelly. Por eso también creen que los recientes 25 años han borrado la responsabilidad del jeanclaudismo en la degradación extrema del país. Es cierto, las masas populares no han logrado construir una alternativa al duvalierismo, al jeanclaudismo, frente a la dominación que sufren desde 1986. Es cierto, la pequeña burguesía tiene su papel en el fracaso y, así, han contribuido en cavarle aún más la tumba al país. Pero hay que entender claramente que esa tumba estaba ya desde Jean-Claude Duvalier. Y las crisis que se evidencian hoy (legitimidad, representatividad, crisis del Estado en general, crisis económica…) existían ya con mucha fuerza desde los finales de Jean-Claude Duvalier.
No solamente Martelly siempre ha sido de los duvalieristas virulentos, sino que su entorno político inmediato de hoy es de la misma familia. Con antiguos ministros y otros criminales duvalieristas en gran proximidad, tiene al mismísimo Jean-Claude ¡como consejero! Al cual, de hecho (y naturalmente) ya prometió una amnistía total. “Si alguien se opone a mi proyecto…” amenazó Martelly en su primera alocución como recién electo; “… ¡habrá un Himalaya de cadáveres!” había gritado anteriormente el Otro. Y sabemos todos lo que efectivamente ocurrió.
El duvalierismo, una vez en crisis abierta, no tuvo solución a los problemas del país. Dado que nada ha cambiado en las estructuras del Estado, tampoco en la orientación económica que lleva este “nuevo” equipo, ni menos en las relaciones sociales en general y particularmente en las relaciones de producción, este duvalierismo renovado nada va a lograr resolver. En este sentido, Martelly, de quién mucha gente espera algún avance (aún burgués), ya ha fracasado.
En nuestra segunda Declaración respecto al proceso electoral, habíamos apuntado el límite de esas masas que se desenvolvieron detrás de Martelly. Hoy en día, estos límites siguen muy obvios y fuertes. Es cierto, como decíamos, esto sale de la naturaleza propia del sub-proletariado mayormente partidario de esta movilización popular y que por su peso en la formación social urbana de hoy juega un papel determinante en cualquier elección; sale de los límites de la organización autónoma de las masas en general, de los trabajadores particularmente… Es cierto, estas masas ya se han movilizado para poner en la cabeza del Estado a sin vergüenzas de alto nivel. Pero hoy ¡estamos en lo peor! Sin embargo, para algo debe servir esta experiencia negativa: hoy, más que nunca, habrá que superar estos obstáculos.
Por y para esto, hay que librar BATALLA desde ahora, ¡desde hoy mismo! Desde ahora, de manera autónoma, empezando con lo que así hemos ya construido, ampliando nuestro escenario, con nuestros intereses propios, inmediatos e históricos, al frente. No hay que esperar, supuestamente “para ver”. Nuestras reivindicaciones, nuestros derechos de dura lucha adquiridos, nuestros intereses reales… ¡ya están! Sólo nosotros los conocemos a fondo. Sólo nosotros podremos defenderlos, arrancarlos. Desde ahora, tenemos que arrinconar al próximo gobierno junto con todo el Estado que va a dirigir. En base a todas las promesas que ha hecho durante la campaña, promesas vacías que ha reiterado en su discurso de hoy, tenemos que ¡entrar en BATALLA! No debemos dejar que la mistificación nos adormezca.
Ciertamente, en base a la “reconciliación” que preconizan las clases dominantes y sus lacayos de periodistas y demás ideólogos, van a tratar de desviarnos. Desde ahora, debemos dejarlos saber claramente que ¡NO SEREMOS OTRA VEZ SUS VÍCTIMAS DE SIEMPRE! Sabemos muy bien que el “orden y disciplina” que mencionó hoy Martelly en su discurso, significa REPRESIÓN DESCOMUNAL ¡en contra de nosotros! Todos tipos de represión. Lo sabemos y debemos prepararnos para ¡enfrentarla! El supuesto “Estado de derecho” que pregonan, sabemos que sólo es para burgueses, terratenientes y comelones del Estado. Su lema de “Justicia para todos”, sabemos que no nos toca a nosotros. Lo sabemos, pero para desenmascararlo todo, tenemos que ¡PELEAR!
La ilusión es fuerte. El despertar tiene que ser DEFINITIVO. Trabajemos para que ésta sea nuestra última experiencia negativa.
Con este objetivo claro, las masas populares generalmente deben de saber que estos imperialistas y demás lacayos locales, a lo que vienen, además de dominarnos, ocuparnos y humillarnos a cabalidad, es ¡a explotarnos! Por medio de nosotros - “mano de obra barata” que ellos mismos han forjado, vienen a sacarnos el sudor y la sangre. Ya están construyendo otra zona franca más en el Noreste del país y como siempre, allí han eyectado sin ningún aviso previo y sin ninguna compensación a los pequeños campesinos quienes estaban viviendo y laborando. Las luchas campesinas ¡serán todas nuestras! La proletarización acelerada de los pequeños trabajadores urbanos va creciendo cada día más… hacia el salario de miseria que experimentamos diariamente. Frente a este proceso de explotación sin límite que Martelly, al mandato de sus tutores imperialistas, acaba de reiterar como suyo, las masas populares en general deben de entender claramente que los trabajadores serán los únicos que podrán pararse en contra. En este marco, tenemos todos que entender claramente que todo desempleado es un potencial trabajador en esta explotación que se nos preparan a carcajada. ¡Estamos todos juntos en la catástrofe a venir! En este sentido, hoy en día, los intereses de los trabajadores son, efectivamente, los del país. Son los únicos que tienen interés en construir un país donde pueden vivir bien. Nadie, ¡NADIE! lo hará por nosotros. Quiere decir que, muy bien articulados con los nuestros directos, tendremos nosotros que defender a los intereses del país mismo. Junto con nuestros camaradas del Caribe, de la región latino-americana y del mundo entero ¡entremos en la lucha definitiva!
¡VIVA HAITÍ SOBERANA!
¡ABAJO LA OCUPACIÓN!
¡ABAJO LAS LACAYAS CLASES DOMINANTES Y SUS REPRESENTANTES!
¡VIVA UNA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
BASADA EN LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES HAITIANOS!
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO!
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