Por Mumía Abú-Jamal
En lo más profundo del alma de la sociedad de los Estados Unidos, hay una gran inquietud sobre los aplastantes poderes del gobierno, poderes que suben y bajan de acuerdo a las supuestas necesidades del tiempo.
Esto es en parte porque, aún cuando decimos que el gobierno fue formado para apoyar la libertad, nosotros sabemos que éso no fue verdad. Sabemos que el gobierno fue instrumento de un poder tirano y déspota – especialmente cuando se trata del pueblo Negro.
Este gobierno empezó en esclavitud, no en libertad — a menos que uno diga que el gobierno de los Estados Unidos empezó para proteger la libertad de unos para esclavizar a otros.
Thomas Jefferson, en sus Notas Sobre el Estado de Virginia, describiendo la esclavitud, la llamó un sistema de “incansable despotismo.” Que Jefferson fue, al mismo tiempo, un supuesto luchador por la libertad y dueño de centenares de esclavos, nos da una idea de las contradicciones en la médula de los Estados Unidos.
El gobierno norteamericano hoy, como ayer, apoya las ambiciones de los ricos, a expensas de las mayorías. Es instrumento del dinero y del poder de las corporaciones — Punto. Aparte.
Todos aquellos que vieron la rápida y generosa respuesta a los problemas de Wall Street, y la débil consideración de la situación de los desempleados, de quienes son botados de sus casas, de los hambrientos y de los que viven en las calles, deben grabar muy bién esa lección en el alma.
¿De qué otra forma un gobierno que apoya ideas como NAFTA, (Tratado de Libre Comercio Norteamericano) , que desestabilizó a millones de trabajadores de la clase media, (sin mencionar al pobre pueblo mexicano), iba a complacer a los especuladores financieros e inversionistas de Wall Street?
El ex-Presidente Bill Clinton vendió NAFTA como vendedor ambulante de ropa usada; y prometió buenos trabajos para todos.
Pero éso no fue justamente lo que pasó… ¿Verdad?
El proyecto neo-liberal de globalización jamás fue creado para dar buenos trabajos –a nadie, sino a las élites. Fue creado para acrecentar las ganancias de las corporaciones, sin las dificultades de las restricciones del gobierno.
El petróleo crudo que en este preciso momento borbotea envenando las aguas del Golfo de México es resultado directo de las de-regulaciones neo-liberales — que permiten más ganancias a los negocios — pero que también les permiten que hagan desastres multinacionales. Es el gobierno atado al capital; el capitalismo en su forma más salvaje.
Y mientras los medios de comunicación hablan de daños al medio ambiente en Louisiana, Texas y aún en Florida, ¿ha notado Usted que nadie siquiera ha mencionado las costas este de México?
La globalización ya está aquí - y su presencia no es nada agradable.
Sólo luchas y resistencia fuertes y sostenidas pueden cambiar todo éso.
Desde el corredor de la muerte soy Mumia Abu-Jamal.
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