Escrito por Elsa Claro
Todos los presidentes norteamericanos han tenido sus juguetes especiales. Ronald Reaganestaba fascinado por la Guerra de las Galaxias. Nadie sabe cuánto gastó del erario nacional en ese hobby porque tenía otro, igual de costoso y cuestionable: el “peligro sandinista” que le llevó a mancillar la Constitución, pasar con soberano desprecio sobre leyes internacionales y hasta de resoluciones del propio Congreso estadounidense. Conjunto de enfermizas arbitrariedades del episodio conocido como Irán-contras.
Bush padre tuvo ante sí un momento crucial de la historia moderna, pero incapaz de colocarse a la altura de los hechos, o, para mejor decir, asomándose a los acontecimientos con una visión demasiado oportunista, dilapidó constructivas oportunidades, con la mala conciencia del jugador que apuesta su última ficha pensando recuperar todo lo perdido.Claro que la implosión del campo socialista libró a Estados Unidos de un oponente que le estuvo sujetando los excesos imperiales durante decenios. Al desdibujarse, dejó muchos caminos abiertos al peor desorden.
Comandando la única potencia, y aprovechando que quien fuera enemiga estaba auto flagelada y confusa, Bush Senior llevó al mundo hacia la Guerra del Golfo, marcando en los mapas del futuro el escenario por excelencia donde confirmaron situaciones ventajosas para Washington.
Como los lobos que marcan su territorio, se hizo cargo de dejar esa poco olorosa huella en el Medio Oriente, reconfortando viejos y crueles dramas, dando incentivo a los existentes y enardeciendo otros por llegar durante su mandato, aunque ello rezagara la economía estadounidense, realidad expresada en un aumento del desempleo y un déficit presupuestario alto. Claro, comparados con lo actual son casi un chiste.
A finales de ese periplo Bush, y ya adentrado en el suyo William Clinton, se percataron en Washington que había un boquete en su flanco europeo. Debieron ser los del Viejo Continente los encargados de aprovechar la involución este-europea para independizarse del tutelaje que EEUU ejercía sobre ellos desde el término de la II Guerra Mundial, pero no supieron hacerlo o se durmieron en los susodichos laureles.
El desmembramiento de Yugoslavia, su desaparición como país y como experiencia socio económica, no ayudó de manera excepcional o siquiera significativa a ninguno de sus vecinos. Tampoco libró a Clinton del estigma Lewinsky, ni a los demócratas del fraude electoral contra Albert Gore, pero le añadió poder a laOTAN (gobernada por el Pentágono, como es archisabido) y se otorgó el derecho a darle asiento a nuevas bases militares en las rutas petroleras que, como la de Kosovo, tienen doble filo, uno de ellos apunta hacia sus socios europeos ¿prefieren no darse cuenta o aceptan el chantaje? Respuesta diferida.
Bush Junior retomó los necios chirimbolos de Reagan y añadió otros al armario donde casi siempre se esconden los cadáveres incómodos y Obama, el de los ¿cambios? No hizo nada mejor, aunque ganas no le faltan y ¡ojo!, está a tiempo de algún otro despropósito.
La Asociated Press (AP) dijo hace unos días que la CIA construye una base en Medio Oriente para ataques con aviones no tripulados sobre Yemen. Ya había trascendido que se usaban drones para atacar bases deAl Qaeda en ese país. (Si Osama Bin Laden hubiera sabido cuán útil le resultaría a varios gobernantes estadounidenses la sola mención de esa entidad, no la habría creado, digo, si fue él quien la hizo o inspiró, que a esas alturas del juego nadie puede estar seguro de casi nada).Según la AP, esa instalación aérea sería una plataforma para emprender vuelos contra territorio yemenita. ¿Será que piensan estar mucho tiempo por allí o aprovechan la inestabilidad existente, amplían su control sobre un área que ansían dada la importancia petróleo-estratégica de la zona?
Se sabe que este tipo de ataques ocurren desde hace dos años al menos. Cuando se planean acciones fortuitas no es necesario construir emplazamientos característicos de un uso prolongado. Si los haces es para quedarte ¿o no?Esos vuelos no tripulados ya habían provocado 708 muertes de civiles paquistaníes hasta el 2009. La cifra sigue creciendo y aumentará porque Barack Obama es un entusiasta del método. Se deduce por estadísticas elementales. Su antecesor en la Casa Blanca, ordenó 45 ataques de drones en Pakistán durante sus dos mandatos, en tanto el actual morador de la Sala Oval dispuso más de 200 en menos de 3 años. A juzgar por los planes hacia Yemen y sus alrededores, desde luego, puede deducirse que este es su caro, mortífero y favorito juguete. Malo que no sea el único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario