“Hablamos en casa del
cerco capitalista, pero no nos hacemos la pregunta de lo que esto es
en realidad. Esto no es una frase vacía, es una realidad bastante
desagradable. El cerco capitalista es: que hay un país, la Unión
Soviética, que ha establecido relaciones socialistas, y hay varios
países burgueses, cuyo modo de vida sigue siendo capitalista, que
cercan a la Unión Soviética esperando el momento para atacarla,
para destruirla y, en todos los casos, quebrantar su potencia.
Nuestros camaradas han
olvidado este hecho. Cuando es exactamente este hecho el que
determina el fundamento de las relaciones entre el cerco capitalista
y la Unión Soviética. Tomemos el ejemplo de los países burgueses.
Hay personas necias que pueden pensar que entre estos países existen
relaciones excepcionalmente buenas, como entre países del mismo
tipo. Pero, realmente, estas relaciones están lejos de ser
relaciones de buena vecindad. Se envían los unos a los otros espías,
saboteadores, e incluso asesinos, quienes tienen por tarea
introducirse en las oficinas y en las empresas, crear una red “por
si acaso”, para debilitar y quebrantar su potencia. Como en el
pasado, así pues hoy, las cosas van de ese modo. Tomemos los países
europeos en la época de Napoleón I. Francia estaba llena de espías
y de agentes de diversión del campo de los rusos, de los alemanes,
de los austriacos, de los ingleses. Y a la inversa, en el interior de
Austria o de Rusia, había espías del campo de los franceses. Los
agentes ingleses atentaron dos veces contra la vida de Napoleón, y
varias veces han ayudado e incitando a los “vendéens” en Francia
a la revuelta contra el gobierno de Napoleón. ¿Y qué era el
gobierno de Napoleón? Un gobierno burgués que ahogó a la
Revolución Francesa, conservando sus conquistas, favorables a la
gran burguesía. Por otro lado, el gobierno de Napoleón no se quedó
a la zaga y emprendió operaciones de diversión en Inglaterra. Esto
era hace 130 años. Hoy es igual. Así, hoy mismo, en Inglaterra y
Francia, pululan espías alemanes, y a la inversa, en Alemania se
resguardan espías anglo-franceses. Y en Japón abundan espías
americanos. Es la ley de las relaciones entre países burgueses.
Se pregunta uno entonces
¿por qué los países burgueses deberían comportarse de forma más
amigable con el Estado socialista soviético y respetar la buena
vecindad con él, más que entre ellos? ¿Enviarían menos espías,
saboteadores o asesinos a la Unión Soviética que a países de su
especie? ¿Dónde han encontrado ustedes esta idea? ¿No es más
justo, desde el punto de vista del marxismo, suponer que a la Unión
Soviética enviarían dos o tres veces más espías, saboteadores y
asesinos que a cualquier otro país burgués?
¿No está claro que
mientras exista el cerco capitalista, existirán en nuestro país
destructores, espías, asesinos y agentes de otros países?
Todo esto había sido
olvidado por nuestros camaradas en el Partido, y olvidándolo se
encontraron en un callejón sin salida. Stalin, a 3 de marzo de
1937”.151
Stalin escribió también
que era “inadmisible subestimar la fuerza y la importancia del
mecanismo que utilizan los países burgueses que nos rodean, de sus
órganos de información, quienes utilizan las debilidades humanas,
su vanidad, su falta de principios, para arrastrarlos a las redes del
espionaje”
151* M. Lobanov, “Stalin
en la memoria de sus contemporáneos y en los documentos de la
época”, págs. 350-35 1. Moscú, 1995.
“Jruschov y la
disgregación de la URSS”
No hay comentarios:
Publicar un comentario