LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

miércoles, 17 de abril de 2013

El papel del Pueblo y el individuo en la historia


Los ideólogos de las clases explotadoras deforman con singular celo cuanto se refiere al papel del Pueblo y del individuo en la historia. En su afán por justificar el "derecho" de una minoría insignificante a oprimir a la mayoría, siempre trataron de rebajar el papel de las masas del pueblo en la vida y en el progreso de la sociedad. El pueblo, la gente, las masas trabajadoras son, según ellos, una turba obtusa que por su naturaleza misma está destinada a someterse por entero a la voluntad ajena y a soportar mansamente su vida de humillaciones y necesidades. Para quienes así piensan, las masas populares no son más que el objeto pasivo del proceso histórico, y, en el mejor de los casos, ejecutores ignorantes de la voluntad de los "grandes hombres": de los reyes, generales, legisladores, etc. Tales teorías subjetivistas no se limitan a justificar los regímenes en que un puñado de explotadores oprime a la mayoría de la población, sino que también argumentan en pro de una política interior dirigida a la supresión de la democracia y al establecimiento de sistemas fascistas. Estos sistemas precisamente, afirman los ideólogos reaccionarios, son los que pueden asegurar a los grandes hombres el campo libre para "hacer" historia e imponer su voluntad sin temor a la intervención de las masas ignorantes del pueblo. Así justificaban los hitlerianos y otros fascistas la falta de derechos a que tenían sometido al pueblo y la omnipotencia del "führer". Además de la concepción subjetivista del papel del individuo en la historia, entre los ideólogos burgueses goza también de privanza la visión fatalista, según la cual los hombres no pueden ejercer influencia alguna sobre la marcha de los acontecimientos. Tal punto de vista es impuesto con particular insistencia por las gentes de la Iglesia, para quienes la vida y el desarrollo de la sociedad han sido determinados por la providencia, por el sino, por la suerte ciega. "El hombre propone y Dios dispone": a esto se reducen todos sus razonamientos.
La teoría fatalista rebaja tanto como la subjetivista el papel de las masas populares en el progreso de la sociedad. Lo mismo la una que la otra parten del falso supuesto de que el desarrollo social se produce al margen de la actividad y la lucha de los millones de trabajadores; cada una, a su manera, sirve a los fines ideológicos de las clases explotadoras, interesadas en que se mire con desprecio al hombre del trabajo. La teoría marxista ha puesto de manifiesto la falsedad de ambas concepciones, lo mismo de la subjetivista que de la fatalista. El marxismo-leninismo, que ha descubierto las leyes del proceso histórico, ve en las masas populares el portavoz de la necesidad histórica, la fuerza a la cual corresponde el papel determinante en el desarrollo social.

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