1 era parte
La
clase obrera toma el poder con objeto de utilizar su dominación
política para acabar con el capitalismo y construir el socialismo. Y
esto requiere, lo primero de todo, una transformación radical de la
economía. Las tareas que esta transformación presupone son
extraordinariamente complejas. A diferencia de las revoluciones del
pasado, la revolución socialista no se lleva a cabo para reemplazar
una forma del régimen de explotación por otra, sino para poner fin
a toda clase de explotación del hombre por el hombre. De ahí que el
modo socialista de producción, al contrario de todos los anteriores,
no puede surgir por sí mismo, espontáneamente, del seno de la
sociedad vieja. Para crearlo se requieren los esfuerzos conscientes y
dirigidos de la clase obrera, llegada al poder, y de sus aliados. En
la vida de cada país, la transformación socialista de la economía
exige un período de transición. Este período es imposible
saltárselo ni eludirlo aun en el caso de que en el país hayan
madurado por completo todas las premisas materiales del socialismo,
aunque no puedan ser más propicias las condiciones interiores y
exteriores en que el socialismo haya de ser construido. Ahora bien,
aunque la necesidad del período de transición es una ley general
obligatoria para todos los países, en cada uno de ellos dicho
período puede presentar características muy acusadas. Por ejemplo,
la industrialización socialista -que, como veremos, es una condición
esencial para el cumplimiento de las tareas económicas del período
de transición- requerirá esfuerzos mucho menores en los países muy
desarrollados. Pueden presentar diferencias las formas y el ritmo de
la transformación socialista de la agricultura y de las empresas de
los capitalistas medios y pequeños, etc. Finalmente, se observan
diferencias esenciales en cuanto al bienestar de los trabajadores en
el período de transición. Y se comprende que así sea. La dictadura
del proletariado es capaz de asegurar el desarrollo de la economía
por la vía más rápida y menos costosa. Pone fin a la desigualdad
social en la distribución de los bienes. Pero no puede crear la
abundancia en un abrir y cerrar de ojos. Siempre hay que partir del
nivel de producción de bienes materiales existente. Las diferencias
entre los países -herencia del pasado- se mantienen largo tiempo. Y
está claro que esas diferencias infundirán obligatoriamente
características especiales a la construcción del socialismo y, en
cierta medida, a la joven sociedad socialista de cada país concreto.
No
obstante, la experiencia histórica demuestra que, desde sus primeros
pasos, el socialismo es siempre capaz de asegurar una formidable
superioridad sobre el capitalismo. Cierto es que, por la marcha de la
historia, los primeros en entrar por la vía del socialismo han sido
países mediana o débilmente desarrollados, cosa que los teóricos y
propagandistas reaccionarios manejan para sus especulaciones. ¿Puede
haber nada más fácil que "aplastar" al socialismo
comparando, por ejemplo, el nivel de vida de Polonia, país arruinado
por largos años de guerra y antes relativamente atrasado, con el de
Suecia, que no conoció ninguna de las calamidades impuestas por el
conflicto bélico e industrialmente muy desarrollada? Pero tales
especulaciones se vienen abajo pronto, tanto más que el rápido
avance de los países socialistas aproxima la hora en que el
socialismo mundial comience su emulación con el capitalismo no sobre
una base ajena, heredada de la vieja sociedad, sino sobre su propia
base. Ahora bien, ¿cómo se crea esa base propiamente socialista? O
con otras palabras, ¿cuáles son las principales tareas económicas
(y tanto más sociales) que trata de cumplir en el período de
transición la dictadura del proletariado?
Continuara
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