LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

Canciones de Combate

jueves, 19 de abril de 2012

LA ESTRATEGIA DEL IMPERIALISMO Y DEL REVISIONISMO MODERNO


Por: Enver Hoxha

EI VII Congreso del Partido del Trabajo de Albania, al analizar la actual situación internacional y la existente en el movimiento revolucionario mundial, puso de manifiesto los peligros que representan el imperialismo y el revisionismo moderno para la revolución y la liberación de los pueblos, acentuó la necesidad de librar una lucha implacable contra ellos y de apoyar activamente al movimiento marxista-leninista en el mundo.

Estos problemas adquieren una gran importancia debido a que la construcción del socialismo, la lucha por reforzar la dictadura del proletariado y la defensa de la Patria son inseparables de la situación internacional y del proceso general de la evolución mundial.

Actualmente, grandes fuerzas representantes del oscurantismo, de la esclavitud, de la explotación del proletariado y de los pueblos -el imperialismo norteamericano y sus agentes, el socialimperialismo

soviético, la gran burguesía y la reacción-, se han puesto en pie y luchan contra el marxismo-leninismo. También corrientes ideológicas contrarrevolucionarias, como la socialdemocracia, el revisionismo moderno y muchas otras, se han levantado en contra de nuestra ideología revolucionaria.

En nuestro combate contra todos estos enemigos debernos apoyarnos firmemente en la teoría marxista-leninista y en el proletariado mundial. Nuestra lucha en el aspecto teórico será llevada a cabo con éxito cuando hagamos un análisis dialéctico correcto de la situación internacional, de los acontecimientos que tienen lugar, de los objetivos y los propósitos de todas las fuerzas sociales en movimiento, que están en contradicción y en lucha entre sí. El análisis científico de la situación internacional y la visión clara de la estrategia, ayudan a definir justas tácticas de lucha revolucionaria en las diversas circunstancias, para ganar batalla tras batalla. Nuestro Partido siempre ha actuado así.

EI socialismo está en lucha con el capitalismo, el proletariado mundial está en inexorable y continua lucha con la burguesía capitalista, los pueblos del mundo están en lucha con sus opresores externos e internos. En su lucha, el proletariado mundial se guía por su propia ideología marxista-leninista, que explica la necesidad indispensable de esta lucha y moviliza las fuerzas para la batalla. Por este motivo el capitalismo y el imperialismo siempre han organizado una encarnizada lucha contra la teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin.

Carlos Marx descubrió las leyes del desarrollo social, de las transformaciones revolucionarias y de la transición de la sociedad de un orden social inferior a otro superior, analizó sobre bases científicas la propiedad privada de los medios de producción, el modo capitalista de distribución, la plusvalía que arranca el capitalista. Formuló la teoría científica sobre las clases y la lucha de clases, y determinó los rumbos de la lucha del proletariado para derrocar a la burguesía, destruir el sistema capitalista, implantar la dictadura del proletariado y edificar la sociedad socialista.

En todos los países del mundo diversos teóricos reaccionarios han intentado por todos los medios denigrar la teoría de Marx, echar barro sobre ella, tergiversarla, combatirla. Pero esta teoría, que es una auténtica ciencia, ha logrado dominar el pensamiento humano progresista y hacerse un arma poderosa del proletariado y de los pueblos en la lucha contra sus enemigos.

Aplicando la teoría marxista y desarrollándola aún más, Lenin proporcionó al proletariado y a su vanguardia, el partido marxista-leninista, una teoría científica para las condiciones del imperialismo y de las revoluciones proletarias. Lenin desarrolló el marxismo no sólo en la teoría, sino también en la práctica. Aplicando la doctrina de Carlos Marx, dirigió la revolución bolchevique y la condujo a la victoria. La obra de Lenin fue desarrollada aún más por Stalin.

EI triunfo de la Gran Revolución Socialista de Octubre asestó el primer golpe demoledor al imperialismo, a todo el sistema capitalista mundial. Marcó el comienzo de la crisis general del capitalismo, que se profundizó constantemente.

Con la creación y la consolidación del estado soviético, se alcanzó una victoria colosal que enseñó al proletariado y a los pueblos que era posible derrotar, aniquilar al enemigo que tenían en frente, el capitalismo, el imperialismo. Un testimonio vivo de ello era la Unión Soviética.

La coalición imperialista y capitalista mundial, enfurecida por la derrota que le infligió la Revolución de Octubre en Rusia, reforzó los medios de lucha política, económica y militar contra el nuevo estado de los proletarios y contra la propagación de la ideología marxista-leninista en el mundo. Los imperialistas, la burguesía reaccionaria, la socialdemocracia europea y mundial, junto con los demás partidos del capital, prepararon la intervención contra la Unión Soviética. Ellos, junto con los hitlerianos, con los fascistas italianos y japoneses, prepararon también la Segunda Guerra Mundial.

Pero en esta guerra se confirmó aún mejor la vitalidad del socialismo y del marxismo-leninismo, que salieron victoriosos.

Después de la victoria sobre el fascismo, el mundo sufrió grandes cambios en beneficio del socialismo. En Europa y Asia surgieron nuevos estados socialistas. Fue creado el campo socialista con la Unión Soviética a la cabeza. Esto venia a constituir otra gran victoria del socialismo, del marxismo-leninismo, y otra gran derrota del capitalismo, del imperialismo.

El sistema capitalista fue profundamente estremecido por la Segunda Guerra Mundial, que rompió por completo su equilibrio. Alemania, Japón e Italia, como potencias vencidas, salieron de la guerra con una economía arruinada. Perdieron las posiciones políticas y militares que antes ocupaban. Otros estados imperialistas, como Gran Bretaña y Francia, no obstante salir victoriosos de la guerra, se habían debilitado hasta tal punto, económica y militarmente, que su papel de gran potencia estaba por los suelos.

Con el desmoronamiento del sistema colonial se profundizó aún más la crisis general del capitalismo.

Debido a este desmoronamiento surgieron una serie de nuevos estados nacionales, mientras que en los países que permanecieron en su situación de colonias o semicolonias, creció el movimiento libertador contra el yugo imperialista.

Estos cambios crearon condiciones aún más propicias para el triunfo del socialismo a nivel mundial.

Bastantes estados capitalistas se encontraban, a causa de la profunda crisis económica y política y del creciente descontento de las masas, en vísperas de estallidos revolucionarios. En tales situaciones sumamente graves y críticas, acudió en su ayuda el imperialismo norteamericano.

A diferencia de las demás potencias imperialistas, los Estados Unidos de América salieron de la guerra más fuertes. No sólo no sufrieron daños, sino que acumularon riquezas colosales y aumentaron desmesuradamente su potencial económico y militar, su base técnica-científica. Este imperialismo, cebado con la sangre derramada por los pueblos, se convirtió en el único leadership de todo el mundo capitalista.

EI imperialismo norteamericano movilizó a todas las fuerzas reaccionarias del mundo capitalista con el fin de salvar al viejo régimen capitalista y aplastar todo movimiento revolucionario y de liberación nacional que lo amenazara, destruir el campo socialista y restaurar el capitalismo en la Unión Soviética y en los países de democracia popular, establecer su hegemonía en todos los lugares del mundo.

Para alcanzar sus objetivos, el imperialismo norteamericano junto con el capital mundial pusieron en marcha su gigantesca maquina burocrático-militar estatal, su gran potencial económico, técnico y financiero, todas sus fuerzas humanas. Aquel ayudó al capitalismo europeo y japonés, que estaban agotados, a reponerse política, económica y militarmente, y en lugar del sistema colonial derrumbado,

levantó un nuevo sistema de explotación y expoliación, el neocolonialismo.

El imperialismo norteamericano movilizó ingentes medios de propaganda, filósofos, economistas, sociólogos, escritores, etc., en la furibunda campaña que desató contra el marxismo-leninismo, contra el comunismo, contra la Unión Soviética y contra los demás países socialistas de Europa y Asia.

Simultáneamente, puso en práctica una política agresiva declarada. La fiebre de la guerra, de la militarización y del anticomunismo invadió todos los terrenos de la vida, la economía, la política, la ideología, el ejército, la ciencia, en los Estados Unidos de América.

Para derrocar el socialismo, para aplastar los movimientos revolucionarios de liberación, para combatir la gran influencia de la teoría marxista-leninista y para implantar su hegemonía en el mundo, el imperialismo norteamericano recurrió a dos caminos.

EI primer camino fue la agresión y la intervención armada. Los imperialistas norteamericanos crearon bloques militares agresivos como la OTAN, la SEATO, etc., acantonaron un gran número de tropas en los territorios de muchos otros países, instalaron bases militares en todos los continentes, construyeron poderosas flotas de guerra que diseminaron por mares y océanos. Para aplastar y sofocar la revolución intervinieron militarmente en Grecia, Corea, Vietnam y otros lugares.

El otro camino fue el de la agresión ideológica y la subversión en contra de los estados socialistas y los partidos comunistas y obreros, el de los esfuerzos encaminados a conseguir la degeneración burguesa de estos estados y de estos partidos. En este sentido el imperialismo norteamericano y todo el capital mundial utilizaron poderosos medios de propaganda y diversión ideológica.

Pero el imperialismo norteamericano con el capitalismo mundial, que se recobraba después de la guerra, tenían en frente un poderoso adversario, el campo socialista con la Unión Soviética a la cabeza, el proletariado mundial, los pueblos amantes de la libertad. Por eso debían hacer bien sus cálculos ante esta gigantesca fuerza, que se guiaba por una política correcta y clara, por una ideología triunfante que había conquistado y continuaba conquistando cada vez más el corazón y la mente de los obreros, de los revolucionarios, de los elementos progresistas.

El movimiento revolucionario del proletariado y la lucha de liberación de los pueblos crecían y se reforzaban, a pesar de los esfuerzos que hacían el imperialismo norteamericano y la reacción mundial para aplastarlos y destruirlos. La Unión Soviética, bajo la dirección de Stalin, restañó muy rápidamente las heridas de la guerra y avanzaba a altos ritmos en todos los terrenos, en la economía, la ciencia, la técnica, etc. En los países de democracia popular se consolidaban las posiciones del socialismo. Los partidos comunistas y el movimiento democrático antiimperialista extendían su influencia entre las masas.

En tales condiciones, el imperialismo y el capitalismo mundial explotaron a los revisionistas modernos, y en primer lugar a los revisionistas yugoslavos, en la lucha contra el socialismo y los movimientos de liberación de los pueblos.

Fue una suerte para el capitalismo mundial que un país supuestamente de democracia popular, Yugoslavia, se opusiera a la Unión Soviética y entrara en abierto conflicto ideológico y político con ella, porque en el seno del campo del socialismo uno de sus miembros se rebelaba. El capitalismo mundial armó una gran bulla en torno a este acontecimiento, que le sirvió en su lucha en contra del socialismo y la revolución.

La traición titista, a pesar de los grandes perjuicios que ocasionó a la causa de la revolución y del socialismo, no logró escindir el campo socialista y el movimiento comunista, como esperaban la burguesía y la reacción. Los comunistas y los revolucionarios en todo el mundo condenaron enérgicamente esta traición y pusieron en evidencia el peligro que significaba el titismo, como agencia del imperialismo contra el comunismo.

Los que prestaron el mayor servicio al capitalismo mundial en la lucha contra el socialismo, la revolución y el marxismo-leninismo, fueron los revisionistas jruschovistas que, después de la muerte de Stalin, tomaron el poder en la Unión Soviética. La aparición del grupo revisionista de Jruschov constituyó la mayor victoria política e ideológica de la estrategia del imperialismo después de la Segunda Guerra Mundial.

El derrocamiento contrarrevolucionario que se produjo en la Unión Soviética alegro enormemente a

los imperialistas norteamericanos y a las demás potencias capitalistas, porque el país socialista más

poderoso, el soporte de la revolución y la liberación de los pueblos estaba abandonando el camino

del socialismo y del marxismo-leninismo y se transformaría en un apoyo, en la teoría y en la práctica

de la contrarrevolución, del capitalismo.

El viraje que se operó en la Unión Soviética, provocó la escisión del campo socialista y del movimiento comunista internacional. Fue uno de los principales factores que influyeron y crearon condiciones favorables para que el revisionismo moderno se difundiera en el seno de muchos partidos comunistas. La corriente revisionista jruschovista dañó gravemente la causa de la revolución y del socialismo en todo el mundo.

Entre las autenticas fuerzas marxista-leninistas y revolucionarias, por un lado, y el revisionismo jruschovista, por otro, empezó una lucha encarnizada. EI Partido del Trabajo de Albania, del mismo modo que había luchado y luchaba resueltamente contra el revisionismo yugoslavo, enarboló desde los primeros momentos la bandera de la lucha intransigente y de principios contra el revisionismo soviético y sus seguidores; defendió con valentía el marxismo-leninismo, la causa del socialismo y de la liberación de los pueblos. Contra la traición jruschovista se levantaron también los verdaderos marxista-leninistas y revolucionarios en todo el mundo. Del seno del proletariado revolucionario de los

diversos países surgieron los nuevos partidos marxista-leninistas, que asumieron la difícil tarea de dirigir la lucha de la clase obrera y de los pueblos contra la burguesía, el imperialismo y el revisionismo moderno.

Las esperanzas del imperialismo y del revisionismo de ver destruido definitivamente el socialismo, sofocado el verdadero movimiento comunista internacional y aplastada la lucha de los pueblos, no se realizaron. Los revisionistas jruschovistas pronto pusieron al descubierto su catadura antimarxista y contrarrevolucionaria. Los pueblos vieron que la Unión Soviética se había convertido en una superpotencia imperialista, que rivalizaba con los Estados Unidos de América por la dominación del mundo; vieron que se había transformado, junto con el imperialismo norteamericano, en otro gran enemigo de la revolución, del socialismo y de los pueblos del mundo.

Por otro lado, la grave crisis económica, financiera, ideológica y política que abarco todo el mundo capitalista y revisionista, mostraba claramente no solo la mayor descomposición del sistema capitalista, su invariable naturaleza opresora y explotadora, sino que ponía de manifiesto también la demagogia y la hipocresía de todos los revisionistas modernos, que embellecían el sistema capitalista.

Pero cuando el movimiento revolucionario crecía y se consolidaba en todo el mundo, cuando el capitalismo estaba cada vez mas atenazado por la crisis, y cuando el revisionismo jruschovista y otras corrientes del revisionismo moderno eran desenmascarados ante los ojos del proletariado y de los pueblos, en la escena mundial apareció abiertamente el revisionismo chino. Este se convirtió en intimo aliado del imperialismo norteamericano y de la gran burguesía internacional para sofocar y sabotear las luchas revolucionarias del proletariado y de los pueblos.

Actualmente en el mundo se ha creado una situación muy compleja. Hoy en la arena internacional actúan diversas fuerzas imperialistas y socialimperialistas que, por un lado, luchan juntas contra la revolución y la libertad de los pueblos, y, por otro, chocan y se enfrentan por conseguir mercados, zonas de influencia, hegemonía. A la rivalidad soviético-norteamericana por dominar el mundo, ahora se le han sumado las pretensiones expansionistas del socialimperialismo chino, las miras rapaces del militarismo japonés, los esfuerzos del imperialismo germanooccidental por conquistar nuevos espacios, la feroz competencia del Mercado Común Europeo, que ha puesto sus ojos en las antiguas colonias.

Todo esto ha agudizado aún más las numerosas contradicciones del mundo capitalista y revisionista.

Al mismo tiempo, la perspectiva de la revolución y de la liberación de los pueblos no sólo no ha desaparecido como consecuencia de la traición de los revisionistas titistas, soviéticos, chinos, etc., sino que tras un retroceso momentáneo, la revolución se encuentra ahora en el umbral de un nuevo auge, y con toda seguridad avanzará por el camino que le ha asignado la historia y triunfará a escala mundial.

Nada puede liberar al imperialismo, al capitalismo y al revisionismo de la implacable venganza del proletariado y de los pueblos, nada puede salvarles de las profundas contradicciones antagónicas y de las continuas crisis, de las revoluciones, de la muerte inevitable.

Es precisamente esta situación la que hace que el imperialismo busque nuevos caminos y senderos, elabore nuevas estrategias y tácticas a fin de escapar a la catástrofe que le espera.

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